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El demonio de la depresión y la ansiedad: mentiras y soluciones inesperadas
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El demonio de la depresión y la ansiedad: mentiras y soluciones inesperadas

Por fin en español el polémico bestseller mundial de Johann Hari que ha desencadenado una revaluación completa de la mayor epidemia occidental de enfermedades mentales

Foto: Detalle de portada de 'Conexiones perdidas' (Capitán Swing)
Detalle de portada de 'Conexiones perdidas' (Capitán Swing)

"A lo largo de mi vida me había convencido de dos cosas sobre la depresión. Durante los primeros dieciocho años pensé que 'todo estaba en mi cabeza', es decir, que la depresión no era real, que era imaginaria, una falsedad, un capricho, una vergüenza, una debilidad. Durante los dieciocho años siguientes pensé que 'todo estaba en mi cabeza', pero de un modo muy distinto: a causa de un fallo cerebral. Ambas historias eran mentira". Con mucho miedo pero también harto de llevar toda su vida llorando por los rincones y de que la mejoría que había creído lograr incrementando sucesivamente la dosis de pastillas pronto se desmoronara, el escritor y periodista anglosuizo Johann Hari comenzó a investigar por su cuenta. Y después de recorrer más de 40.000 millas a lo largo de tres años y realizar 200 entrevistas a expertos, médicos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, enfermos y 'curados', se puso a escribir. El resultado fue 'Conexiones perdidas' (Capitán Swing), un polémico bestseller mundial que ha puesto patas arriba todo lo que creíamos saber sobre el demonio de la depresión y la ansiedad. Y que, asegura su autor, ha abierto caminos inesperados para acabar con él.

Hari escribe para New York Times, Los Angeles Times, The Independent o Le Monde y es autor de 'El grito', un importante ensayo sobre la llamada guerra contra las drogas del que ya está en marcha una adaptación cinematográfica. Sus libros han sido elogiados por personalidades de la política y la cultura y su charla TED 'Todo lo que crees saber de la adicción es incorrecto' es una de las más vistas de todos los tiempos con más de 25 millones de visualizaciones. Hari también es un enfermo; con 18 años ingirió su primer antidepresivo y lleva décadas acudiendo a toda clase de terapias. En todo este tiempo ha observado incrédulo cómo los fármacos que en su juventud apenas tomaban unos cuantos han pasado a ser indispensables en los botiquines de muchos. Hoy uno de cada cuatro estadounidenses toma fármacos psiquiátricos, una de cada cuatro mujeres consume antidepresivos y uno de cada diez chavales de institutos americanos recibe fuertes estimulantes.

placeholder 'Conexiones perdidas'. (Capitán Swing)
'Conexiones perdidas'. (Capitán Swing)

Parece extraño que un problema con una solución aparentemente tan "sencilla" se expanda, sin embargo, como una epidemia sin control. La teoría general asegura que la depresión obedece a una disfunción de carácter químico: el cerebro no produce la serotonina suficiente y, para solucionarlo, hay que proporcionársela en forma de antidepresivos. Hari buscó entonces los análisis clínicos en los que los gigantes de la industria farmacéutica basaban la comercialización de sus medicamentos y que difundían con grandes sesgos y ocultaciones. Y entonces se abrió la primera grieta.

La grieta

Resumamos los resultados: pese al enorme efecto placebo detectado, los medicamentos antidepresivos sí mejoraban al paciente 1'8 puntos en la escala Hamilton, una cifra tres veces inferior a la resultante de, sencillamente, dormir mejor. Por el contrario, los efectos secundarios eran muy reales: obesidad, sudoración excesiva, disfunciones sexuales... Lo sorprendente es que cuando aquello se hizo público, nadie se sorprendió, resultó que era algo aceptado bajo cuerda desde hacía tiempo. Un grupo de investigadores escribió entonces que la realidad de los bajos efectos que los antidepresivos en la depresión había sido "un sucio secreto" para la comunidad científica durante mucho tiempo. Las revelaciones sólo acababan de empezar.

La hipótesis de que la depresión se origina al descender los niveles de serotonina es "puro márketing"

Vayamos al quid de la cuestión, decidió Hari: ¿de dónde sale la hipótesis de que la depresión se origina al descender los niveles de serotonina? Cuando el autor de 'Conexiones perdidas' le preguntó al hombre que ha realizado el más completo estudio de antidepresivos de la historia, el profesor galés David Healy, su respuesta fue: "puro marketing". "Jamás existió una base científica que la respaldara, jamás. Cuando empezaron a comercializarse los medicamentos a mediados de la década de 1990, ningún experto con un mínimo de decencia hubiera salido a proclamar: 'Miren, la gente deprimida muestra un descenso de serotonina en el cerebro'... Nunca hubo prueba alguna que lo respaldara".

Asombrado por semejante afirmación Johann Hari se dirigió a la doctora Joanna Moncrieff, del University College de Londres, una de las mayores expertas mundiales en Psicología y Psiquiatría. Su respuesta fue categórica: "No existe prueba alguna de que exista un desequilibrio químico en los cerebros de las personas deprimidas o ansiosas. El término no tiene ningún sentido: no tenemos la menor idea del aspecto que tendría un cerebro químicamente equilibrado". El broche final lo pone el doctor John Ioannidis, al que la revista Atlantic Monthly calificó de "probablemente uno de los científicos vivos más influyentes". Ioannidis explica que las empresas son sus propios jueces, prueban sus propios productos y pagan a los investigadores que hacen los experimentos. Ok, ¿y el regulador? "En el caso de Estados Unidos, el 40% del salario de los reguladores corre a cargo de las empresas farmacéuticas (en Gran Bretaña sube hasta el 100%)".

Las críticas

Tras relatarnos su investigación, Hari enumera en la segunda y tercera partes del libro nueve causas y siete soluciones "inesperadas" de la depresión y la ansiedad que el lector hallará en el libro y sería largo resumir aquí pero que tendrían que ver con las desconexiones con los sapiens tecnificados y posmodernos sufrimos respecto a nuestros espacios, afectos, familias... Las hipótesis son interesantes pese a cierto poso de autoayuda. ¿Y el libro en su con junto? ¿Cómo fue recibido?

Lo primero que hay que señalar es que Johann Hari tiene una trayectoria, digamos, problemática. En el año 2011 fue acusado de plagio por incorporar en sus piezas periodísticas como si fueran suyas declaraciones que sus entrevistados habían dado con anterioridad a otros periodistas. Más tarde, se denunció que había editado anónimamente entradas de Wikipedia de sus principales críticos para presentarlas negativamente. Hari acabó por pedir disculpas y renunció como columnista de The Independent. En los años posteriores su carrera periodística recobraría impulso con su celebrado libro sobre las drogas.

'Conexiones perdidas' tuvo a su vez una recepción ambivalente. Elogiado por Kirkus, fue criticado con dureza por el neurocientífico Dean Burnett en The Guardian, no por falta de rigor sino más bien por presentar supuestos descubrimientos novedosos que son en realidad bien conocidos desde hace tiempo -en lo que respecta por ejemplo a las dudas sobre la serotonina- y por sus declaraciones de alto perfil, controvertidas y radicales sobre algo tan sensible como la salud mental".

"A lo largo de mi vida me había convencido de dos cosas sobre la depresión. Durante los primeros dieciocho años pensé que 'todo estaba en mi cabeza', es decir, que la depresión no era real, que era imaginaria, una falsedad, un capricho, una vergüenza, una debilidad. Durante los dieciocho años siguientes pensé que 'todo estaba en mi cabeza', pero de un modo muy distinto: a causa de un fallo cerebral. Ambas historias eran mentira". Con mucho miedo pero también harto de llevar toda su vida llorando por los rincones y de que la mejoría que había creído lograr incrementando sucesivamente la dosis de pastillas pronto se desmoronara, el escritor y periodista anglosuizo Johann Hari comenzó a investigar por su cuenta. Y después de recorrer más de 40.000 millas a lo largo de tres años y realizar 200 entrevistas a expertos, médicos, psicólogos, psiquiatras, sociólogos, enfermos y 'curados', se puso a escribir. El resultado fue 'Conexiones perdidas' (Capitán Swing), un polémico bestseller mundial que ha puesto patas arriba todo lo que creíamos saber sobre el demonio de la depresión y la ansiedad. Y que, asegura su autor, ha abierto caminos inesperados para acabar con él.

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