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Demuestran que somos altruistas desde nuestra más tierna infancia
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EXPERIMENTOS CON ALIMENTOS

Demuestran que somos altruistas desde nuestra más tierna infancia

Se quería comprobar si los bebés eran capaces de actuar más allá del interés propio, cuando se enfrentaban a una de las necesidades biológicas más fundamentales

Foto: Dar alimentos a pesar de necesitarlos es la manera más potente del altruismo. Foto: Pixabay
Dar alimentos a pesar de necesitarlos es la manera más potente del altruismo. Foto: Pixabay

El altruismo, esa capacidad de dar sin esperar nada a cambio, puede empezar a desarrollarse en el ser humano desde la más tierna infancia. Una investigación de la Universidad de Washington sugiere que incluso desde los 19 meses.

El altruismo con la comida es quizás la forma más potente de altruismo, ya que entran en juego necesidades vitales de nuestro propio organismo. Hay adultos que sacrifican su bienestar por el de los demás, pero aquí entran factores como la educación, la cultura o la presión social, pero, ¿qué pasa con niños pequeños que no están sometidos a estas presiones?

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En un estudio de casi 100 niños de 19 meses, los investigadores descubrieron que los niños, incluso cuando tenían hambre, daban su alimento a un extraño necesitado. Los hallazgos no sólo muestran que los bebés se involucran en un comportamiento altruista, sino que también sugiere que las experiencias sociales tempranas pueden dar forma al altruismo.

Dar sin esperar recibir

"Creemos que es importante estudiar el altruismo porque es uno de los aspectos más distintivos del ser humano. Es una parte importante del tejido moral de la sociedad", señala a Neuroscience News Rodolfo Cortes Barragan, investigador postdoctoral de Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington y autor principal del estudio. "Los adultos nos ayudamos unos a otros cuando vemos a otro necesitado y lo hacemos incluso si hay un coste para nosotros. Así que probamos las raíces de esto en los bebés".

"Creemos que es importante estudiar el altruismo porque es uno de los aspectos más distintivos del ser humano"

Los investigadores querían comprobar si los bebés eran capaces de actuar más allá del interés propio, cuando se enfrentan a una de las necesidades biológicas más fundamentales: la alimentación. Para este estudio, publicado en la revista científica 'Scientific Reports', los científicos eligieron frutas para niños, como plátanos, arándanos y uvas, y establecieron una interacción entre el niño y el investigador. El objetivo: determinar si el niño, sin estímulo, instrucción verbal o refuerzo, daría espontáneamente un alimento atractivo a una persona desconocida.

En el primer experimento, el niño y el investigador adulto se sentaban en una mesa y el investigador mostraba al niño un pedazo de fruta. En el grupo de control, el investigador depositaba suavemente la pieza de fruta en una bandeja en el suelo fuera de su alcance, pero al alcance del niño. El investigador no mostró ninguna expresión y no hizo ningún intento de recuperar la fruta. En el grupo de prueba, el investigador fingía dejar caer accidentalmente la fruta en la bandeja y luego trataba de alcanzarla sin éxito. Ese esfuerzo de intentar recuperar la fruta, desencadenaba una respuesta de ayuda en los niños. Más de la mitad de los pequeños del grupo de prueba recogieron la fruta y se la dieron al adulto, en comparación con el 4% de los niños del grupo de control.

La fruta de la discordia

En un segundo experimento, con una muestra diferente de niños, se pidió a los padres que trajeran a su hijo justo antes de la merienda o la hora de la comida, cuando era probable que el niño tuviera hambre. Los investigadores razonaron que esto aumentaría el "coste para uno mismo" que define el altruismo. Los grupos de control y prueba se repitieron, pero con los niños que ahora estaban más motivados para tomarse ellos la fruta. El 37% del grupo de prueba ofreció la fruta al investigador, mientras que ninguno de los niños del grupo de control lo hizo.

Los niños con hermanos y de ciertos orígenes culturales eran especialmente propensos a ayudar al adulto

"Los bebés en este segundo estudio miraron con nostalgia la fruta, y luego la regalaron", sostiene Andrew Meltzoff, otro de los investigadores. El equipo de investigación también analizó los datos de diferentes maneras: si los niños ofrecieron fruta en el primer ensayo del experimento o mejoraron durante el proceso; y si ayudaba el hecho de que los niños tuvieran determinados tipos de entornos familiares.

Los investigadores encontraron que los bebés funcionaron tan bien en el primer ensayo del experimento como en ensayos posteriores, algo que, según Barragan, muestra que los niños no tuvieron que aprender a ser altruistas durante el estudio y no necesitaban entrenamiento.

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Los investigadores también descubrieron que los niños con hermanos y de ciertos orígenes culturales eran especialmente propensos a ayudar al adulto, lo que indica que la expresión del altruismo infantil es maleable. Estos resultados encajan bien con estudios previos con adultos que muestran influencias positivas de tener un fondo cultural que enfatiza la "interdependencia", es decir, un fondo que pone un valor particular en lo mucho que un individuo se siente conectado con los demás.

"Creemos que ciertas experiencias familiares y sociales marcan la diferencia. Una mayor investigación nos permitiría entender más plenamente lo que maximiza la expresión del altruismo en los niños pequeños. Si podemos descubrir cómo promover el altruismo de nuestros hijos, esto podría llevarnos hacia una sociedad más solidaria", concluye Barragan.

El altruismo, esa capacidad de dar sin esperar nada a cambio, puede empezar a desarrollarse en el ser humano desde la más tierna infancia. Una investigación de la Universidad de Washington sugiere que incluso desde los 19 meses.

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