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Las verdaderas razones por las que las mujeres engañan a sus maridos
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Las verdaderas razones por las que las mujeres engañan a sus maridos

Son muchas las causas de un matrimonio fallido y la mayoría de ellas, si no se afrontan, conllevan a un solo destino: la traición conyugal

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Vivimos en la época de los filtros de Instagram y muchas veces tendemos a pensar que la vida de los demás es mucho mejor que la nuestra. Pero la realidad es que ninguna pareja está libre de problemas. En muchos casos, si no se enfrentan ni existe una buena comunicación entre ambas partes esto puede desembocar en un conflicto mayor como, por ejemplo, una infidelidad.

No es una rareza que esto ocurra. Según la Encuesta Social General del año pasado, el 20% de los hombres y el 13% de las mujeres reportaron haber tenido relaciones íntimas con otras personas que no fueron sus cónyuges mientras están casados. Las razones son de lo más variadas: el aburrimiento que puede ofrecer una relación de tan largo plazo, la falta de afecto o quizás ninguna de estas, sino que uno de los dos ha conocido a otra persona que ha hecho socavar su vida y sus sentimientos.

Solo fue una relación física. He considerado separarme, pero mi vida en el hogar no es mala, ya ni siquiera discutimos

Pero en la mayoría de los casos, el adulterio sigue siendo el síntoma de un problema mucho más amplio que tiene que ver con los dos. En definitiva, todos buscamos algo diferente cuando la rutina y la costumbre se ha impuesto y parece que se ha acabado el amor. La revista 'Fatherly' ha recogido cinco testimonios de mujeres reales que engañaron a sus maridos para conocer de cerca por qué lo hicieron. Y sí, en todo caso, para evitar que te pase a ti también.

"Era un mero compañero de piso"

"El primer amante que tuve no lo busqué". Así comienza la historia de Anna, una mujer de 36 años proveniente del estado de Illinois. "No buscaba una aventura, para nada. Esa no era mi intención, tan solo sucedió de forma espontánea. Él vivía en otro país y no nos habíamos visto nunca en el cara a cara. Era soltero. Al principio consistió en una amistad cibernética que pronto pasó a significar algo más". A los ocho meses, decidieron conocerse en persona. Y entonces, sucedió. "Considero a mi esposo como un mero compañero de piso, ya no somos un matrimonio". ¿Piensa en divorciarse? En absoluto. "Solo fue una relación física. He considerado separarme, pero mi vida en el hogar no es mala, ya ni siquiera discutimos".

"Se convirtió en una persona muy negativa"

La historia de Wanda, de 50 años, es más que complicada. Madre de tres hijos y uno de ellos con autismo, su esposo pasó por una fase de depresión. Es cuando ella de pronto conoció a un amante. "Nunca tuve la intención, pero las cosas suceden", relata. "No me sentí culpable, ya que me salvó. Estaba destrozada. Mi esposo se enteró al mirar mi teléfono. Entonces, mi terapeuta me recomendó que se lo confesara para ayudarnos a los dos a salir adelante".

Foto: Fotograma de la película 'Eyes Wide Shut'.

"Fueron momentos duros", admite Wanda. "Al final, opté por detener el proceso y acudir a terapia. Ahora, tres años después, las cosas van bien entre nosotros. Mi esposo ha vuelto a confiar en mi y los dos trabajamos mucho para que la relación siga en pie".

"Se volvió muy controlador"

Uno de los rasgos que abocan a una infidelidad es la escasez de confianza suficiente como para que uno de los dos esté sospechando todo el rato del otro y entonces se vuelva demasiado controlador. "Al poco de casarnos, se volvió muy celoso. No quería que hablase con ningún hombre ni tampoco que saliera a cenar con amigas", narra Tegan, de 48 años. "A los ocho años, me enamoré de un compañero de trabajo. Nuestro matrimonio estaba roto. La aventura me dio el coraje para sentirme más segura y afrontar el divorcio", indica.

"Cada día que pasaba se alejaba más y yo tenía que cargar con todo. Un día pensé: "Este hombre no me puede tener presa toda mi vida"

"No me arrepiento", considera la mujer. "Aunque después de divorciarme no volví a salir con el chico con el que tuve la aventura, me quedé soltera y tan a gusto. Estoy feliz por ya no estar casada. No creo que hubiera cambiado nada, tal vez lo único que tenía que haber hecho era haber acabado con el matrimonio mucho antes. Pero estaba preocupada por mis hijos.

"Me tuve que hacer cargo de todo"

"Me miraba en el espejo y cada día que pasaba envejecía más y más", confiesa Tami, de 61 años. "Mi esposo en ese momento tenía problemas con el trabajo y también trastornos mentales. Cada día que pasaba se alejaba más y me dejaba a mí todos los problemas. Llegué al punto de sentir que podía con todo: las facturas, la casa... Me sentía orgullosa de mí misma, pero un día me levanté, le miré y pensé: 'Este hombre no me puede tener presa toda mi vida'. Entonces descubrí que seguro que había alguien por ahí que quisiera estar conmigo, me volví a sentir atractiva. Empecé a tener citas con otros. Al poco tiempo, nos divorciamos. Hablé con él antes sobre la posibilidad de tener un matrimonio abierto, pero él no estaba de acuerdo, así que nos separamos. No me arrepiento y me siento bien con lo que pasó".

"Se convirtió en una persona diferente"

El caso de Jean, de 58 años, es bastante distinta al resto, y su infidelidad tiene un motivo más allá de sus problemas maritales. En este caso, es la salud lo que cercenó su vida amorosa. "Mi esposo fue diagnosticado con Alzhéimer", apunta. "Se convirtió en una persona totalmente diferente. Contraje una profunda depresión, ya que no había nadie más a mi alrededor que me ayudara con la situación. En algún momento debería encontrar una salida, y es entonces cuando me di de alta en el servicio de Ashley Madison y comencé a acudir a citas. Fue divertido. Luego, conocí a alguien especial y ahora llevamos más de un año juntos. Ya no salgo con nadie más, y puedo decir que me ha apoyado mucho con la enfermedad de mi marido".

Foto: Foto: 'Anatomía de Grey'.

La historia de Jean, afortunadamente acaba bien. "Ahora, puedo cuidar a mi esposo de una forma mejor, ya que me encuentro bien mentalmente", concluye. "Ya no vive conmigo porque llegó un punto en el que era imposible mantenerlo en casa, pero está en la misma ciudad y lo visito y vigilo todo el tiempo. Carece completamente de memoria. Le digo algo y a los cinco minutos ya no lo recuerda. Su enfermedad hizo que le perdiera y con él, la vida que teníamos en común. Llegó el momento en el que supe que ya no volvería y que no iba a mejorar. Me llevó mucho tiempo aceptarlo, pero ahora estoy bien".

Vivimos en la época de los filtros de Instagram y muchas veces tendemos a pensar que la vida de los demás es mucho mejor que la nuestra. Pero la realidad es que ninguna pareja está libre de problemas. En muchos casos, si no se enfrentan ni existe una buena comunicación entre ambas partes esto puede desembocar en un conflicto mayor como, por ejemplo, una infidelidad.

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