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Branko Milanovic: "El capitalismo ha generado negocio donde antes no existía"
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ENTREVISTA

Branko Milanovic: "El capitalismo ha generado negocio donde antes no existía"

Su último libro, 'Capitalism, alone' (aún no disponible en español) advierte sobre la posibilidad de que los sistemas liberales capitalistas acaben convirtiéndose en 'plutocracias'

Foto: Branko Milanovic. (Ineteconomics.org)
Branko Milanovic. (Ineteconomics.org)

A principios del siglo XX, el mundo —a rebufo de Estados Unidos, Rusia y Europa— se dividía en 3 bloques: los países comunistas, que en su apogeo englobaban a un tercio de la población del planeta; las "economías libres" y los Estados fascistas. La Segunda Guerra Mundial puso fin a estos últimos y la caída del muro de Berlín en 1989 hizo lo propio con la utopía de la hoz y el martillo.

Foto: Borja Barragué, autor de 'Larga vida a la socialdemocracia'. (Foto: Álvaro Rincón)

El capitalismo se convirtió así en el único sistema —o en la aspiración más viable— en Occidente. Pero el sistema que sobrevivió a la Guerra Fría no pasa hoy por su mejor momento —Raymond Dalio, dueño de la inversora Bridgewater y miembro de la élite financiera global, asegura que "no funciona bien"— y su primacía no está tan clara como décadas atrás. Las revistas económicas 'Financial Times' y 'The Economist' —dos evangelios liberales— coinciden también en sus análisis: necesita una refundación.

placeholder Portada de 'Capitalism Alone'. (Amazon)
Portada de 'Capitalism Alone'. (Amazon)

Y es que el éxito económico y su acelerón —innegable— al desarrollo de los países también "han agudizado la discrepancia entre la capacidad de vivir vidas mejores y la falta de un aumento proporcional de la moral, o incluso de la felicidad", recuerda Branko Milanovic (Belgrado, 1953), doctor en Economía y uno de los mayores expertos del mundo en desigualdad, que acaba de lanzar al mercado su ensayo 'Capitalismo, solo: el futuro del sistema que rige el mundo'.

Como indica en su contraportada, "por primera vez en la historia, todo el planeta está dominado por un único sistema". "Y es que si empleas la definición de: 'mayoría de medios de producción en manos privadas, 'hard labour' y economía descentralizada', aunque sea una definición un poco anticuada, el mundo entero es, en una amplia mayoría, capitalista", explica por teléfono a 'El Confidencial'. "Tomando esta definición, creo que el capitalismo es hoy más fuerte que nunca", dice, lo que no es incompatible con que afronte retos de gran calado.

La fortaleza que Branko le reconoce, eso sí, difiere bastante de las tesis que Francis Fukuyama volcó en 1992 en su ensayo 'El fin de la historia'. Mientras el célebre politólogo estadounidense pronosticaba una imparable tendencia de los países hacia la exitosa democracia liberal, Milanovic cree que ciertas naciones pueden preferir desviarse hacia el 'capitalismo político', en el que las "élites políticas y financieras cooperen entre sí" para obtener beneficios mutuos; una simbiosis que garantice el estatus de ambas partes.

Foto: Mural de Bansky Opinión
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"Es lo que está sucediendo en Turquía —con Erdogan— o en Hungría", con Viktor Orbán, quien, el día de su investidura, en mayo de 2018, celebró "el fin de la era de las democracias liberales". Milanovic también replica a los economistas Daron Acemoglu —del Massachusetts Institute of Technology (MIT)— y James A. Robinson, de Harvard, autores del libro 'Por qué fracasan los países', en el que aseguran que unas instituciones que faciliten el libre mercado, la separación de poderes y el respeto a la propiedad privada son garantía de éxito.

China política y China económica

"Estados Unidos representa el capitalismo a la occidental, aunque países orientales como Japón también han asumido este capitalismo liberal o meritocrático. China, por supuesto, tiene un sistema muy distinto al norteamericano, pero muchos aspectos de su economía también están organizados de forma capitalista", sostiene Branko.

No comparto con Fukuyama que todos los países se dirijan hacia la democracia liberal. Otros se están inclinando por el 'capitalismo político'

"Lo que no comparto con autores como Fukuyama, Robinson y Acemoglu es que Pekín vaya a democratizarse y convertirse en un sistema liberal", explica. "Porque también existe la posibilidad de que China y otros países tiendan hacia el 'capitalismo plutocrático'". O lo que es lo mismo: élites ricas bien conectadas rigiendo el futuro de las naciones. "Y ciertos Estados ya se mueven en esa dirección", apunta Milanovic.

"El modelo chino se va a convertir en un desafío político, ya que ahí están las discrepancias; su economía sí que mira hacia el capitalismo", indica. El gigante asiático carece de un Estado de derecho y la propiedad privada no está protegida, recuerda Branko, lo que no ha impedido que tenga un sistema económico que no difiera tanto del estadounidense.

Capitalismo(s)

Para justificar su rechazo a la vía planteada por Fukuyama, Milanovic apuesta por considerar que no existe un capitalismo único "que cubra todo el mundo", sino que este puede variar en función de particularidades regionales e históricas.

placeholder Xi Jinping, en la inauguración de la campaña de la Federación Internacional de baloncesto. (EFE)
Xi Jinping, en la inauguración de la campaña de la Federación Internacional de baloncesto. (EFE)

"El origen del capitalismo en China es distinto al surgimiento del capitalismo en Occidente". Por eso, argumenta, no es de extrañar que no todos los sistemas tiendan hacia la democracia liberal y a más de uno le tiente la senda plutocrática. La idea de un capitalismo —único e irrevocable— en todo el planeta queda, por tanto, descartada.

Capitalismo y moral

Si alguien escribe en Google "el capitalismo es", el buscador —poco sospechoso de antisistema— le sugiere, como primer resultado, completar su búsqueda con '...bueno'. Segunda opción: '...el mejor sistema'. Tercera: '...está llegando a su fin'. Cuarta: '...el genocida más respetado del mundo', frase del Che Guevara.

placeholder Sugerencias del buscador de Google
Sugerencias del buscador de Google

Branko tiene una respuesta —poco tajante, pero una respuesta— a lo primero: no, no del todo. "Existe un abismo entre el mundo hipercomercializado y los conceptos tradicionales de justicia, ética u honor", reflexiona en su libro. Y este abismo hay que llenarlo de "hipocresía".

"El dominio global del capitalismo ha sido posible gracias a ciertos rasgos humanos, que a su vez exacerba y que, desde un punto de vista ético son cuestionables", explica Branko. ¿Y cuáles son? "Aquellos valores compartidos con el mercado: querer invertir para hacerte rico, el deseo de ser exitoso...", asegura a 'El Confidencial'.

"Pero esto es amoral; para ser próspero el capitalismo pone la generación de dinero en lo más alto. La gente percibe que las personas más exitosas son las que tienen más dinero; si internalizas que lo más valioso es la acumulación de riqueza, el capitalismo puede anotarse un tanto", responde.

Y de esto, según Branko, algo de culpa tiene Adam Smith; o, mejor dicho, su época: "La avaricia estaba muy presente en los inicios del capitalismo en Inglaterra —siglo XVIII— y en el norte de Europa", recuerda. "Y también la reforzaron, muchos años después, las políticas del miedo al comunismo o a la socialdemocracia".

"Cada sistema crea un tipo de individuo con unas necesidades; y el capitalismo, por concepto, pone la capacidad de hacer dinero por encima de todo"

Por todo ello, dilemas que el ser humano debatía hace varios siglos no han envejecido tan mal y vuelven a ser relevantes hoy. "Asuntos como la moral cristiana, incluso la del pre-cristianismo, frente a la avaricia, el dinero o los incentivos para lograr poder", apunta.

¿El mejor sistema?

¿Y es el capitalismo el mejor sistema (segunda preocupación de los internautas, Google 'dixit')? ¿Es el más afín a la condición humana? "Pues eso supondría asumir que hay sistemas innatos a nosotros y no creo que eso sea así", responde Milanovic.

placeholder Placa de Wall Street, en Nueva York. (Reuters)
Placa de Wall Street, en Nueva York. (Reuters)

"Años atrás, hemos tenido una escala de valores que ponía haber nacido noble en lo más alto. Y lo que más valoraba el comunismo era estar en lo alto de la burocracia, aunque no tuvieses mucho dinero, ya que eso era lo que te otorgaba poder", explica. "Cada sistema crea un tipo de individuo con unas necesidades; y el capitalismo coloca hacer dinero por encima de todo y deja en un segundo lugar a las personas".

"Ahora claro —añade—, si tenemos esta visión, hoy predominante, el capitalismo es el sistema que mejor las satisface".

Mercado donde no lo había

Pero la culpa de esta falta de moral no solo puede achacarse al padre del liberalismo clásico y, por tanto, de la economía moderna. El que escribe estas líneas y el que las está leyendo apuntalan cada día el sistema, asegura Branko. "Todos participamos de él; creamos capitalismo en nuestra vida cotidiana".

Uno de los pilares de su éxito, su flexibilidad, "ha creado mercado donde antes nunca habían existido", monetizando —el término ya lo dice todo— recursos que años atrás no tenían traducción al dólar.

placeholder Anuncio de Airbnb en una de las pirámides de la cristalera del Museo del Louvre, en París. (Reuters)
Anuncio de Airbnb en una de las pirámides de la cristalera del Museo del Louvre, en París. (Reuters)

"Las redes sociales son más poderosas que nunca y pueden ganar dinero si las personas pasan tiempo en Internet", advierte. "Y antes no existía la posibilidad de alquilar tu piso por días; ahora hay negocio ahí".

Capitalismo y desigualdad

Y la alta concentración de bienes de capital (maquinaria, inmuebles, instalaciones y demás medios de producción) en las manos de una minoría tampoco favorecen la tranquilidad del capitalismo liberal. "En mi libro expongo seis indicadores que auguran que cada vez hay más desigualdad en este sistema. Los matrimonios, por ejemplo, son cada vez más entre parejas que comparten niveles de educación y riqueza".

En las páginas de su celebrado libro 'Global Inequality', Milanovic incluyó el conocido como 'gráfico del elefante', que muestra el aumento de los ingresos por deciles y en función de la renta, o lo que es lo mismo, las ganancias de los más pudientes y los más pobres (por grupos divididos de 10 en 10 puntos porcentuales en función de su riqueza) desde 1988 hasta 2008.

El documento —aunque no tiene en cuenta que en ese periodo nacieron más personas en países poco desarrollados, lo que hace descender el promedio a nivel mundial— demuestra la brecha entre los ingresos entre las clases sociales, que llegan incluso a descender para las familias medias, y los de los superricos (situados a la derecha del gráfico, 'en la trompa' del animal), que no dejan de aumentar, especialmente en Estados Unidos.

Foto: George Soros. (Reuters)

El 'elefante' indica así el "aumento de la desigualdad en el capitalismo liberal" —del que EEUU es principal exponente— y la "elitización del control de los recursos". El problema, además, es que las soluciones 'de antes' ya no funcionan hoy. "Las fuerzas que pueden modificar el capitalismo ya no son las tradicionales, como los sindicatos; lo que necesitamos ahora es un proyecto a largo plazo de 'capitalismo popular', que distribuya los bienes y que fomente una educación pública de calidad para los trabajadores", indica Milanovic. "Así evitaremos que haya patios para ricos en los colegios privados y patios para pobres en el resto", añade Milanovic por teléfono.

Capitalismo, solo

La crisis mundial de 2008 puso al sistema ante el espejo. Y nos hizo conscientes de que, como apunta Branko, "ningún sistema es eterno". "No creo que el capitalismo tenga una fecha de caducidad 'per se', pero sí creo que cambiará; que dentro de dos o tres siglos será muy distinto en su sentido filosófico, aunque no me atrevo a decir en qué mutará".

Lo que es seguro es que el capitalismo está 'solo' (de ahí el nombre del nuevo libro de Milanovic) y que —ya sin el comunismo o el fascismo como alternativas pero bajo la sombra de la tentación plutocrática— debe hacer frente hoy a retos globales, algunos desconocidos hasta la fecha.

Y lo que no es menos cierto también es que la soledad es un buen lugar para encontrarse, pero un mal lugar para permanecer.

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** Supervisión de la traducción: Isabel M. Sánchez Zambrano y Francisco Pascual García Valcárcel.

A principios del siglo XX, el mundo —a rebufo de Estados Unidos, Rusia y Europa— se dividía en 3 bloques: los países comunistas, que en su apogeo englobaban a un tercio de la población del planeta; las "economías libres" y los Estados fascistas. La Segunda Guerra Mundial puso fin a estos últimos y la caída del muro de Berlín en 1989 hizo lo propio con la utopía de la hoz y el martillo.

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