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Esta niña escribió una redacción sobre la violencia de las armas. Murió de un tiro
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Esta niña escribió una redacción sobre la violencia de las armas. Murió de un tiro

El destino a veces juega con nosotros. Este caso muestra una vez más los problemas de que no exista una verdadera regulación de armas en Estados Unidos

Foto: Foto: iStock.
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La sinceridad y lucidez que tienen los más pequeños en muchas ocasiones desarma. Son ellos los que, al fin y al cabo, tendrán que lidiar con el mundo que dejemos atrás cuando nos hayamos ido. Y, por mucho que creamos que por ser niños no entienden, estamos equivocados. "Creyeron que las armas iban a silenciarnos pero han fallado" señaló Malala en una ocasión frente a la ONU, y en esa frase se puede resumir el pensamiento infantil del mundo.

Esta es la historia de Sandra Parks, una historia que, quizá si el mundo fuera un poco más justo o sabio, no tendría que relatarse. El azar quiso que nuestra protagonista naciera y creciera en Milwaukee, en Estados Unidos, país que siempre se encontrará a la cabeza de las polémicas por su libertad frente a la posesión de armas así como sus restricciones con un sistema sanitario demencial. Una combinación peligrosa. Sandra decidió escribir sobre algo que era frecuente en su ciudad natal: los disparos constantes y el impacto emocional que tienen en los niños como ella.

Un estado de caos constante

"Los niños pequeños son víctimas de violencia sin sentido" escribió en su ensayo, que se tituló 'La verdad' y la hizo merecedora de un premio. "Tengo que escapar de lo que veo y escucho todos los días. Cuando lo hago, llego a la misma conclusión... nos encontramos en un estado de caos". La lucidez con la que expresaba sus sentimientos una niña de trece años nos hace empatizar con la situación que tanto ella como otros niños tienen que vivir cada día. Aquí está la carta completa:

"Nuestra primera verdad es que tenemos que comenzar a preocuparnos unos por los otros (...) Somos la generación futura pero si no marcamos la diferencia, si no tenemos educación, no podremos hacer nada" continúa la carta. "No tenemos que permitir que la violencia, el racismo o los prejuicios sean nuestra verdad. La verdad comienza con nosotros".

Somos la generación futura pero si no intentamos marcar la diferencia mediante la educación no conseguiremos nada

El destino a veces es cruel. Tan solo dos años después de ganar el premio por esta redacción fue asesinada por un arma de fuego. Las balas destrozaron la ventana del dormitorio de Sandra mientras veía la televisión. Una de ellas golpeó a la niña de 13 años y la mató en el acto, según informó 'CNN'.

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La Fiscalía acusó a dos hombres de la muerte de la pequeña, entre ellos uno que fue encontrado escondido en un armario después del incidente. No está claro si el hogar de Sandra era realmente el objetivo contra el que querían disparar.

"Mi niña no era violenta. Estaba en contra de la violencia" sollozaba su madre al conocer la noticia. En una aparición en la radio pública de Wisconsin el año pasado, Sandra habló de por qué había elegido la violencia como tema para su ensayo: "Continuamente escuchamos que alguien ha muerto y nos preguntamos qué padre, abuelo, nieto o hijo será".

Como decía Malala, y a propósito de la educación que también apoyaba Sandra en su carta: "¿Por qué dar armas es tan sencillo y sin embargo entregar libros tan duro?". Quizá algún día, en un mundo diferente, estas cosas solo sean anécdotas del pasado y nadie tenga que escribir ensayos sobre la violencia de las armas.

La sinceridad y lucidez que tienen los más pequeños en muchas ocasiones desarma. Son ellos los que, al fin y al cabo, tendrán que lidiar con el mundo que dejemos atrás cuando nos hayamos ido. Y, por mucho que creamos que por ser niños no entienden, estamos equivocados. "Creyeron que las armas iban a silenciarnos pero han fallado" señaló Malala en una ocasión frente a la ONU, y en esa frase se puede resumir el pensamiento infantil del mundo.

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