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"Nadie sabe donde está mi cordón umbilical": hablan los afectados de los bancos de ADN
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pagaron 1.600 euros por conservarlos

"Nadie sabe donde está mi cordón umbilical": hablan los afectados de los bancos de ADN

Un grupo de afectados por una empresa que promete almacenar cordones en Suiza se unen para demandar a la compañía y denunciar lo que ellos consideran "un auténtico timo"

Foto: A la izquierda Daniel Asensio con su familia, uno de los promotores de la plataforma.
A la izquierda Daniel Asensio con su familia, uno de los promotores de la plataforma.

El folleto estaba en una de esas ferias que se organizan para mujeres embarazadas. Pero también lo podías encontrar en las mesitas junto a los asientos en las salas de espera de los ginecólogos, en las clínicas privadas y en las maternidades públicas. Cryo-Cord es el mayor banco de células de Europa decía, y dice, la publicidad. La idea era conservar una muestra lo mayor posible del cordón umbilical del bebé y guardarlo en previsión de alguna futura complicación médica. Una cautela que se puso de moda cuando los actuales reyes de España decidieron hacerlo con la princesa Leonor, trasladando la muestra a un laboratorio de Estados Unidos. Polémica decisión que ya no repetirían con la segunda, Sofía.

El coste de la operación era de algo más de 1.600 euros. Poco dinero si de lo que se trata de es de la salud de un hijo, pensaron muchos. Ahora, una veintena de personas han decidido crear una plataforma de afectados para denunciar a la empresa que les había prometido congelar de por vida el ADN en sofisticadas instalaciones. No tanto por el dinero en sí, afirman, sino porque creen que han sido víctimas de un auténtico timo. Una sensación no tan extraña entre quienes optaron por esta solución, ya que las muestras se suelen conservar en sitios remotos y nadie sabe exactamente en qué condiciones. En los últimos años se han acreditado varias estafas en diferentes países. En España, el año pasado se pidieron nueve años de cárcel por un caso demostrado en el que directamente se tiraban los cordones a la basura.

Al día siguiente de pasarme el cargo me dicen que hay un 90% de viabilidad y al poco que la muestra se ha infectado con dos bacterias

Cryo-cord no hacía eso. Al menos no al principio. El 'modus operandi' que utilizaba y del que se lamentan algunos de sus clientes es diferente. “Primero te decían que todo había salido estupendo, que la muestra viajaba camino a Suiza. Después, pasado un mes, te explicaban que se había contaminado y que solo se podía usar muy poco, de tal manera que era casi inútil, pero que si firmabas unos papeles te devolverían el dinero”, relata Lorena Bermejo, quien directamente ha puesto una reclamación en Suiza a través de un burofax. “Al día siguiente de pasarme el cargo de los 1.690 euros me dicen que hay un 90% de viabilidad y al mes y medio que la muestra se ha infectado con dos bacterias, así que pido que me devuelvan el importe. ¡Han pasado casi dos años y no me han devuelto nada!”, relata esta mujer. Su caso se remonta a abril de 2017. Casi todos los casos denunciados se mueven en torno a los dos últimos años.

Lo más curioso, prosigue, es que a su hermana le pasó lo mismo con un día de diferencia. “Creo que es una estafa bajo cuerda y lo grave no es el dinero, sino que se está jugando con la salud de la gente”. Su caso, con muy pocas variaciones es idéntico al de Carlos Martín Sancho, que también ha optado por la demanda individual aunque no descarta sumarse a la de la plataforma de afectados. “Yo no sé si la idea era estafar desde el primer momento porque son ellos los que te dicen que si quieres recuperar el dinero, pero lo que es muy sospechoso es que te den la opción cuando ya han calculado que no puedes pedir al banco que devuelva el recibo…”, se lamenta este hombre, cuya querella fue interpuesta en Madrid y está admitida a trámite. Está casi seguro de que la dilación en el fallo se debe a que el juzgado no localiza a los directivos de la empresa. Quien firma las cartas explicando los problemas y comprometiéndose a la devolución del dinero es directamente Frederic Amar, el presidente de la compañía madre, Esperite.

Falta de liquidez

La sospecha no es descabellada porque nadie está dando la cara en la compañía. Decenas de clientes afirman que no pueden encontrar a nadie que les dé razón de la situación de sus cordones. Vamos, que no tienen la menor idea de qué ha pasado con ellos. Las oficinas que figuran en la página web, en un lujoso edificio de la madrileña calle Serrano, no están operativas. O al menos quienes han intentado ponerse encontacto no han podido hacerlo, asunto al que una de las directivas de la empresa, contactada a través de su teléfono móvil personal, María País, prefiere no contestar: “De eso se encargan los abogados, que también son los contables”, zanja la conversación. La filial española, así como otras en Italia o Portugal fue adquirida por una tercera compañía. En ese momento, dicen los antiguos trabajadores, fue cuando comenzaron los problemas.

Javier Álvarez conoce bien la empresa. Fue uno de sus principales directivos durante cerca de un año. Para este profesional, que ahora se desempeña en otro gran laboratorio, el “caos absoluto desde que cambió de propiedad hace pensar en que podría estar pasando cualquier cosa que uno se pueda imaginar”. Otros extrabajadores de la firma hablan de muestras guardadas en un chalé particular, de transportistas de empresas de paquetería como las que llevan la compra a domicilio, de certificaciones y permisos europeos que no eran tales. También de un cambio de almacén de Bruselas a Suiza que modificaba las normas del juego a mitad de partido.

Muestras contaminadas

Además, apuntan a una quiebra económica que “es lo que les llevó a empezar a decir que las muestras estaban contaminadas y quedarse el dinero”. También aseguran que la gente ahora, tras la supuesta bancarrota, “no sabe a quién contactar si necesitan el cordón”. Incluso ginecólogos prestigiosos que ayudaron a publicitar Cryo-Cord se han quedado sin cobrar cantidades muy elevadas (en algunos casos alrededor de 40.000 euros) por parte de la empresa.

En esta última circunstancia se encuentra el doctor Luis Madero, Jefe de Servicio del hospital Niño Jesús en Oncohematología, que trabajó como asesor en su momento y que también ha denunciado por impagos. "¡En los últimos tiempos el comportamiento de esa compañía, tras ser adquirida por otra empresa, fue nefasto!", exclama. Además, revela que "en poco más de dos meses todos los que tenían algún conocimiento sobre la materia se acabaron marchando espantados", revela el doctor, que tampoco es capaz de localizar la sede actual de la compañía.

Rafael Matesanz, el creador de la ONT: “Es muy dudoso que guardar el cordón en un banco privado tenga alguna utilidad médica”

Lo cierto es que esta actividad depende de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Por eso, en España no se pueden guardar las muestras para uso exclusivo de su propietario a no ser que se manden al extranjero. Tanto si se hace en un banco público como uno privado, la ONT tiene preferencia para el uso de las células. Se hace por el bien común, porque de esa manera hay miles de perfiles distintos almacenados para cualquier niño que los necesite gratuitamente. El sistema funciona con tanta eficacia que recientemente se adquirieron más de mil perfiles de otros países para hacer más completo el banco. Algunas comunidades, como el País Vasco, directamente prohíben el uso de bancos de cordón en el extranjero, pero según los trabajadores del sector “se hace todo igual, aunque bajo cuerda”.

Precisamente por esa convicción, el banco privado de cordones se encuentra en un “momento bajo de negocio”, según el experto en el sector Javier Álvarez, que estima que en los últimos “seis o siete años se ha desplomado el mercado”. El aumento de información sobre el banco público y una cierta opacidad sobre el destino de los cordones en el extranjero también han contribuido a ello. De hecho, Rafael Matesanz, el creador de la ONT, ha observado en varias ocasiones que “es muy dudoso que guardar el cordón en un banco privado tenga alguna utilidad médica”.

Problema de salud pública

En el caso de Carlos Martín Sancho la idea de hacerlo surgió porque los primos de su hijo pequeño también tenían guardados sus cordones con la misma empresa. “Es mucho más probable que te sea útil con familiares directos que directamente al propio niño”, explica este afectado, que al igual que el resto antepone la decepción a sus expectativas a la pérdida del dinero en sí. "A fin de cuentas cuando tú haces esto es como un seguro, lo prevés y lo más normal es que no lo tengas que usar nunca". Precisamente eso, que no hay que usarlo nunca en la mayoría de los casos, es lo que ha propiciado que no se haya sido muy riguroso en el procedimiento.

El promotor de la plataforma de afectados es Daniel Asensio. Su caso es prácticamente calcado al de las más de 20 personas que ya se han puesto en contacto con él para hacer conjuntamente la reclamación. “Queremos denunciarlo públicamente porque ya no es un problema de dinero, sino de salud pública". La empresa, por su parte, reconoce “alguna comunicación en ese sentido, aunque son pocos casos”, pero se remite a sus abogados, que a fecha de la publicación de este artículo no se habían puesto en contacto con este diario, y afirman “no conocer en absoluto nada de una plataforma de afectados”.

El folleto estaba en una de esas ferias que se organizan para mujeres embarazadas. Pero también lo podías encontrar en las mesitas junto a los asientos en las salas de espera de los ginecólogos, en las clínicas privadas y en las maternidades públicas. Cryo-Cord es el mayor banco de células de Europa decía, y dice, la publicidad. La idea era conservar una muestra lo mayor posible del cordón umbilical del bebé y guardarlo en previsión de alguna futura complicación médica. Una cautela que se puso de moda cuando los actuales reyes de España decidieron hacerlo con la princesa Leonor, trasladando la muestra a un laboratorio de Estados Unidos. Polémica decisión que ya no repetirían con la segunda, Sofía.

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