Es noticia
Todo empezó cuando quiso vender una secadora: así es el terror cotidiano
  1. Alma, Corazón, Vida
las redes sociales, instrumento de denuncia

Todo empezó cuando quiso vender una secadora: así es el terror cotidiano

"Lamento que hayas experimentado esto. Lamento que alguien alguna vez haya tenido que vivir esto"

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

El movimiento #MeToo, surgido en octubre de 2017, ha supuesto un hito y un cambio de mentalidad en Occidente en este siglo XXI. El feminismo de Cuarta Ola -que apareció según algunas autoras hacia 2012- tiene como principal fuente de denuncia el uso de las redes sociales, en un mundo en el que "si no lo registras en internet no ha sucedido". Citando a Descartes y extrapolando una palabra que, por su relevancia, ha conseguido adquirir el título de verbo: "tuiteo, luego existo".

Más allá de las polémicas o los detractores que este movimiento pueda tener, la inmediatez de las redes sociales -tan beneficiosa como perjudicial en algunas ocasiones- es una herramienta útil en un mundo que en la actualidad vive una simbiosis peculiar: la corrección política y la crítica social y absolutamente corrosiva viven dadas de la mano, aunque esto parezca un oxímoron por sí mismo.

La inmediatez de las redes sociales es en algunos casos perjudicial, en otros beneficiosa


Los críticos de esta nueva ola se basan, fundamentalmente, en la supuesta frivolidad del movimiento, así como en el peligro de culpar a un colectivo entero (el de los HOMBRES, en mayúscula), mediante la generalización y la caza de brujas. Y además, ¿qué importancia puede tener el uso del lenguaje inclusivo en Occidente (por poner un ejemplo) si en algunos países aún se practica la ablación?

Pese a todo, las cifras son claras: el pasado 8 de marzo las mujeres tomaron las calles de Madrid, Barcelona, Sevilla o Bilbao por poner algunos ejemplos. Y las heridas que ha abierto el caso de la Manada aún van para largo.

De cualquier manera, las redes sociales han demostrado que pueden tener un poder superior al de subir las fotos de la paella que te comiste el domingo o de tu viaje a Tailandia. Y un ejemplo claro de ello es el de un hilo de Twitter que se ha hecho viral por su contenido: una historia que no resulta en ningún abuso físico pero resalta cómo puede ocurrir el acoso en cualquier escenario.

La historia de Sara Suze (@tragedythyme) comienza de una manera normal. Está tratando de vender una secadora por internet, y le explica al posible comprador cuándo puede ir a por ella (cuando esté su marido en casa, es decir, después de las cinco de la tarde), pero el interlocutor trabaja de noche y no puede ir en ese momento, por lo que Sara queda con él para que vaya a la mañana siguiente, antes de que su marido se haya marchado. El comprador no aparece a la hora acordada, sino un cuarto de hora después.

La tuitera cuenta en el hilo cómo trata de evaluar el peligro de encontrarse en su propia casa a solas con un desconocido, fijándose en su aspecto físico. Es algo instintivo, "es alto y delgado, tiene unos sesenta años, lleva un anillo de bodas y su aspecto no parece peligroso". Le deja pasar.

Mujer, mira esos muslos...

Y entonces es cuando la cosa cambia. El desconocido la mira de arriba abajo y murmura: "Maldita mujer. Mira esos muslos, ponlos a trabajar ¿eh? Ese sudor te queda bien. Trabajando los muslos harás a tu marido feliz... enseñame lo que tienes", y decide cortarle el paso.

Y ella decide reírse, comienza a andar más rápido, coge su teléfono, espera cinco minutos y murmura (aunque obviamente no hay nadie al otro lado de la línea): "cariño, el comprador está aquí". Así que como sucede en algunas ocasiones, el comprador se marcha, aunque sin haber comprado la lavadora.

Lo que la tuitera trata de explicar es que sucesos como estos, incluso cuando salen bien, causan un gran impacto emocional en la persona. No son algo con lo que se deba frivolizar. E insta a los hombres a que "si quieren ser aliados deben entender que cosas como estas suceden todos los días, y aunque no acaben en violencia sexual pueden aterrorizarnos de igual manera". La historia, además, no terminó ahí, pues el hombre quiso volver a su casa más tarde y ella tuvo que llamar a la policía.

¿Y las reacciones?

Como es típico en las redes sociales, han sido de todo tipo. La mayoría positivas, otras algo más críticas. Resumiendo lo que otro usuario comentaba a raíz de ese incidente: "No quiero nada más que las mujeres disfruten de la ingenuidad, la ignorancia y la inocencia que la mayoría de los hombres y yo hemos dado por sentadas toda nuestra vida. Lamento que las mujeres que me importan hayan experimentado esto, lamento que tú hayas experimentado esto, lamento que alguien tenga que experimentar esto".

El movimiento #MeToo, surgido en octubre de 2017, ha supuesto un hito y un cambio de mentalidad en Occidente en este siglo XXI. El feminismo de Cuarta Ola -que apareció según algunas autoras hacia 2012- tiene como principal fuente de denuncia el uso de las redes sociales, en un mundo en el que "si no lo registras en internet no ha sucedido". Citando a Descartes y extrapolando una palabra que, por su relevancia, ha conseguido adquirir el título de verbo: "tuiteo, luego existo".

Terror
El redactor recomienda