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Las 'Esposas tigre': de profesión, gestionar la vida laboral de sus maridos
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UNA EXTRAÑA MODA SOCIAL

Las 'Esposas tigre': de profesión, gestionar la vida laboral de sus maridos

Lo dan todo por su marido. Quizás demasiado. Un nuevo grupo sociológico femenino se abre paso en el Reino Unido. Y la polémica está servida

Foto: Foto: iStock.
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'Tiger Wives' o "Esposas tigre". Este es el nuevo concepto de moda en el Reino Unido por el que se define el prototipo de esposa que gestiona toda la vida laboral de su marido, pero no solo eso, sino que abandona su propia carrera profesional para centrarse única y exclusivamente en la de su cónyuge. ¿Suena increíble, no? Tal término sociológico solo puede aludir a una de las nuevas modas que parecen haberse extendido dentro y fuera de la red virtual, y que en cierto sentido, parece indicar una piedra en el camino de las reivindicaciones feministas que han estallado por todo el globo occidental recientemente.

"Adam no estaba en un gran trabajo porque no tenía fuerzas para salir y mejorarse a sí mismo". Así describe Carla a su marido, un hombre de mediana edad llamado Adam, en 'The Daily Mail'. Pero lo mejor está por llegar: "Era tímido y carecía de confianza. Después de que naciese nuestro hijo, me encargué de buscar anuncios de trabajo y lo ayudé a redactar cartas de presentación para empresas". Pronto, Adam consiguió un nuevo puesto en la industria de fabricación de automóviles y ahora cobra más del doble de su salario anterior. En la actualidad, ella gestiona hasta el más mínimo detalle de su vida privada, desde su despertador diario, su almuerzo o marcar el horario dedicado a descansar y a ver la televisión. Como una madre de toda la vida con su hijo de siete años. Pero, ¿de dónde saca el tiempo Carla? Evidentemente, tras haber renunciado a su prometedora carrera en el Consejo de Investigación del Gobierno.

Me aseguro de que se vea como el rey de la casa. Configuro su despertador y preparo su ropa para ir al trabajo todos los días

"Lejos de verlo como denigrante, lo veo como algo muy práctico", admite Carla. "No quiero que nadie más críe a nuestros hijos, así que acepté que Adam tenía que aumentar su salario para poderme quedar yo con ellos en casa". Tal afirmación valdría para pegarse una siesta y no despertar jamás, sobre todo en la mente de cualquier mujer trabajadora y emancipada de las labores de cuidados y del hogar asignadas injustamente durante siglos. "Algunos dirán que suena muy agresivo. Les diría que soy yo la que lleva los pantalones. He transformado el mundo de mi marido y él sería el primero en admitir que su vida es muchísimo mejor ahora", sentencia. Ya sea un nuevo corte de pelo o la búsqueda de nuevos amigos, Carla está ahí para administrar al cien por cien la vida de Adam.

Foto: Las mujeres siendo siendo quienes se ocupan de las tareas domésticas (iStock)

Estas aseveraciones, además de parecer anacrónicas según los tiempos que corren, esconden una realidad mucho más violenta y preocupante al margen de la bofetada que supone a las teorías de igualdad de género; parecen presagiar una victoria rampante de la cultura capitalista por la cual los niveles de competencia y revalorización son tales que los cimientos de las relaciones conyugales ya solo se basan en lo económico, dejando a la unión matrimonial a la altura y función de cualquier mera administración institucional cuyas únicas preocupaciones consisten en conseguir mayores ingresos a cualquier precio y de la forma más rápida posible.

La 'Tiger Wive' responde a una condición de clase culturalmente empobrecida con inquietudes vitales pésimas y frívolas

"Mi objetivo principal es encontrar nuestro futuro para siempre en casa", anuncia Carla. "Quiero la casa de tres habitaciones con entrada privada en una buena zona. Estoy segura de que lo conseguiremos gracias a nuestros ahorros y al próximo ascenso de Adam. Me aseguro de que se vea como el rey de la casa. Configuro su despertador y preparo su ropa para ir al trabajo. Le doy el desayuno adecuado para empezar el día. Él come en la oficina y tiene una cena frugal nada más llegar. También tengo cuidado cuando me levanto por la noche a cuidar de nuestra hija para no despertarlo. Le dejo que vea 'Game of Thrones' un rato. No entiendo por qué le gusta tanto, pero lo dejo; no por mucho tiempo, obviamente. Me aseguro de que tengamos una red de amigos positiva, que comparten nuestra ambición. Nadie compite, simplemente queremos mejorarnos a nosotros mismos".

Estas declaraciones dejan entrever que sin duda el modelo social de la 'Tiger Wive' responde a una condición de clase empobrecida culturalmente. Tal y como habla Carla, no parece que tengan muchas inquietudes vitales más allá de las amargas frivolidades del entretenimiento, ser la envidia personificada de sus círculos sociales o seguir una dieta saludable. Pero, ¿él qué opina? "Si ella no estuviera en mi vida, igual sería el asistente del gerente del bar en el que me conoció. Ella hace todo lo que está en su mano por nuestra familia, y cuando recibo mi salario cada mes, lo ingreso en nuestra cuenta conjunta y se lo dejo todo a ella para que lo administre. Carla me ha empujado, sabe cómo convencerme. Tiene mucha paciencia conmigo. Que sea mi mujer es mi secreto para disfrutar de una vida feliz: es una buena madre y una esposa fantástica". Tal y como habla, parece que el muchacho tiene la autoestima por los suelos.

Sarah hace todas las cosas aburridas para que consiga un trabajo. Yo recojo los beneficios

Sarah Simms es maestra en la Educación Secundaria, tiene 40 años y vive con su marido James, de 47 años. Tienen dos hijos, Joseph y Reuben, de tres y seis años respectivamente. "Las mujeres somos mucho mejores en las multitareas. Yo soy trabajadora y me organizo bien, James es tranquilo y paciente, necesita motivación". Aquí viene el claro caso de lo que podría ser una explotación aceptada y consentida más allá del ámbito laboral.

Foto: Las portavoces de la coordinadora de asociaciones de mujeres que prepararon la huelga del 8 de marzo. (EFE) Opinión

La pareja se conoció en 2004 después de que James regresara de sus viajes por el mundo. Sarah continuó ejerciendo como maestra, mientras que James reformó la casa y luego se convirtió en un padre sin trabajo que se queda en casa con sus dos hijos. Su esposa ahora exige que se convierta en maestro y recorre la ciudad en busca de un empleo para su marido. "Sarah hace todas las cosas aburridas, como enviar correos electrónicos y ponerse en contacto con otras personas. Yo cosecho los beneficios. Ella es la fuerza motriz de nuestro matrimonio", comenta James. Definitivamente, el trabajo sucio. Jeannie Miller, psicoterapeuta y autora del artículo de 'The Daily Mail' del que se desprende el término, define esta corriente así: "Como psicoterapeuta, he visto a unas cuantas esposas adoptar esta forma de vida. Ya sea porque ambos están hartos de hacer malabares para mantener la familia mientras cuidan a sus parientes mayores o porque no quieren perderse los primeros años de sus hijos. Creen que las ambiciones de sus maridos necesitan de su impulso", explica Miller.

A fin de cuentas, cualquier mujer debe elegir cómo vivir sin presiones de ningún tipo. Otra conclusión que podríamos sacar aquí es que no todas las categorías sociales nuevas que se crean de un día para otro son computables o deben estar asociadas a una mayoría, por lo que quizás la 'Tiger Wive' no sea más que un modelo de mujer más o menos extendido en el el país británico a raíz de su exposición en los medios. Sin embargo, el momento crucial en el cual vivimos es tan frágil que cualquier paso en falso puede hacer precipitar la balanza. Al fin y al cabo, la historia siempre corre el riesgo de volver atrás.

'Tiger Wives' o "Esposas tigre". Este es el nuevo concepto de moda en el Reino Unido por el que se define el prototipo de esposa que gestiona toda la vida laboral de su marido, pero no solo eso, sino que abandona su propia carrera profesional para centrarse única y exclusivamente en la de su cónyuge. ¿Suena increíble, no? Tal término sociológico solo puede aludir a una de las nuevas modas que parecen haberse extendido dentro y fuera de la red virtual, y que en cierto sentido, parece indicar una piedra en el camino de las reivindicaciones feministas que han estallado por todo el globo occidental recientemente.

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