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Lo que pasa cuando la ventanilla del avión se abre en pleno vuelo
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¿miedo a volar?

Lo que pasa cuando la ventanilla del avión se abre en pleno vuelo

Un pasajero que viajaba a Chile descubre que el marco que sujeta la ventana de su asiento está suelto. En vez de alarmarse, decide grabarlo todo y colgarlo en internet

Foto: Estaba así cuando lo encontré. (Imgur)
Estaba así cuando lo encontré. (Imgur)

Viajar en un asiento de ventanilla es garantía de no tener que levantarse cada dos por tres, de vistas conmovedoras del horizonte y de fotos espectaculares con las que cosechar cientos de 'me gusta' en redes sociales. Con todo, también protagoniza una de las pesadillas más recurrentes de aquellos que tienen miedo a volar. Un pequeño bulto, una raja o un 'crack' que termina rompiendo el cristal, causando el caos y lanzándonos a todos a la estratosfera. Houston, tenemos un problema.

Pese a que el avión es el medio de transporte más seguro, el miedo a volar es una de las fobias más comunes, lo que hace que muchas personas traten de evitarlo a toda costa. Tengamos o no pavor a las alturas, a cualquiera de nosotros se nos pararía el corazón si descubriésemos que el marco que sujeta a tu ventanilla anda suelto. Es lo que le ocurrió a un viajero durante su vuelo low-cost a Chile. No obstante, en vez de entrar en pánico como haría el común de los mortales, se dedicó a dejar constancia de ello con su móvil. Más tarde, el viajero compartió a través del portal Imgur el vídeo con el título: “¿Debería preocuparme?”.

Por muy alarmante que parezca, no hay por qué inquietarse. Al menos no tanto como para temer por tu vida. Según afirma el piloto y divulgador Patrick Smith “tan solo es un marco superficial que ayuda a proteger la ventana”. “Reconozco que es vergonzoso y poco profesional, pero no existe un riesgo de seguridad”, añade en una entrevista en 'Daily Mail'.

Aunque no han terminado en tragedia, sí han originado momentos de tensión que han obligado a los pilotos a realizar aterrizajes de emergencia

Dan Whittingham, director ejecutivo del Comité de Seguridad de Vuelo de Reino Unido, le da la razón: “Es simplemente una pieza suelta. Esa ventana protege el cristal principal de los arañazos y reduce el ruido interno, además de proporcionar aislamiento térmico”. “La ventana está fijada al casco y sellada con una junta para que el interior de la aeronave pueda presurizarse, por lo que el hecho de que esté suelto no tiene ningún efecto real en términos de seguridad”, asegura.

Cuando la cosa se tuerce de verdad

No obstante, otro gallo cantaría si lo que se hubiese roto fuese el cristal de la ventanilla externa. Ya se han dado casos en vuelos comerciales que, aunque no han terminado en tragedias, sí han originado momentos de verdadera tensión y han obligado a los pilotos a realizar aterrizajes de emergencia. Le pasó hace cuatro años a los pasajeros de un vuelo de Easyjet procedente de Barcelona con destino a Berlín. El cristal se rompió, la cabina comenzó a despresurizarse y tuvieron que realizar una parada imprevista en Milán.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Más común si cabe a la rotura de la ventanilla es el miedo a que algún desalmado abra una de las puertas de la aeronave. Por lo general, alguien lo intenta (quizá con el propósito de lanzarse al vacio), no lo consigue y termina reducido de inmediato por pasajeros o miembros de la tripulación. Sucedió el año pasado en un vuelo entre Palma e Ibiza. Pese a los muchos intentos, todos tienen el mismo final, pues la presurización hace que sea físicamente imposible realizar la maniobra. La diferencia entre la baja presión externa y la relativamente alta del interior da lugar a que la puerta quede cerrada herméticamente.

La ventana interna protege el cristal principal de los arañazos, reduce el ruido interno y proporciona aislamiento térmico

El problema es que esta cerrazón natural solo se da cuando el aparato alcanza una altitud considerable. Por esa razón, durante el aterrizaje y el despegue la tripulación aumenta las medidas de vigilancia. Según asegura David Birch, profesor de ingeniería aeroespacial de la Universidad de Surrey, a la 'BBC', si alguien consigue abrirla se abrirían los toboganes inflables, que muy probablemente acabarían arrancados por la fuerza del viento.

Sea como fuere, el escenario más plausible es menos dramático que el que estamos acostumbrados a ver en las películas. Nadie va a salir despedido. En efecto, la presión de la cabina descendería, pero la baja altitud hace que probablemente ni siquiera sea suficiente para que se active el mecanismo de emergencia las máscaras de oxígeno. Haría mucho viento, ruido y frío, pero en teoría el avión debería poder volar y aterrizar con una puerta abierta sin que esto genere un riesgo potencial para la seguridad de los viajeros.

Viajar en un asiento de ventanilla es garantía de no tener que levantarse cada dos por tres, de vistas conmovedoras del horizonte y de fotos espectaculares con las que cosechar cientos de 'me gusta' en redes sociales. Con todo, también protagoniza una de las pesadillas más recurrentes de aquellos que tienen miedo a volar. Un pequeño bulto, una raja o un 'crack' que termina rompiendo el cristal, causando el caos y lanzándonos a todos a la estratosfera. Houston, tenemos un problema.

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