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Los profesionales más insultados de España se defienden
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tertulianos y políticos, al contraataque

Los profesionales más insultados de España se defienden

Políticos, tertulianos televisivos, abogados de individuos acusados de delitos muy graves... A pesar de su visibilidad y fama, encarnan las tareas peor vistas por la sociedad

Foto: Foto: Corbis.
Foto: Corbis.

¿Qué tienen en común los políticos, los tertulianos, los abogados de personajes turbios o los profesionales que ayudan a poner en marcha cosas que a muchos no gustan, como la energía nuclear? Que la gente los tiene en poca consideración y baja estima. Resumiendo: los españoles tenemos prejuicios con una serie de profesiones. Es posible que muchas veces estos estén justificados. En los distintos barómetros de organismos demoscópicos sociales, varios oficios salen siempre como señalados... para mal: periodistas, políticos, jueces o abogados se llevan la palma en la mala percepción que la sociedad tiene de ellos. Hablamos con algunos de sus representantes más significados para comprobar cómo viven esta circunstancia en su día a día y en su desempeño profesional.

“Es un tránsito natural. Primero haces información, luego análisis y luego opinión”, explica Elisa Beni, una de las ubicuas tertulianas que saltan de cadena en cadena. La profesión de periodista ocupó la primera plaza entre las más detestadas por los españoles en el último barómetro del CIS que se ocupó de semejante cuestión, en 2013. En concreto, se identificó a los profesionales que opinaban de cualquier asunto, por arcano que fuese, a cambio de una suculenta remuneración en los grandes medios de comunicación. Una identificación que Beni considera “injusta y poco rigurosa”.

Existe un síndrome, el Dunning-Kruger, por el que cuanto más ignorante es alguien, más cree que lo sabe todo

Sus argumentos para rebatirlo son varios. “Los críticos no sé de dónde proceden. Si son periodistas, entiendo que es una cuestión de celos porque lo que hacemos nosotros es una especie de cúspide del oficio”, razona Beni. Para los otros críticos, los que no provienen de los propios medios, reserva otro adjetivo: “Hay un nivel muy alto de cuñadismo”. Y aún dice más: “Existe un síndrome, el Dunning-Kruger, por el que cuanto más ignorante es alguien, más cree que lo sabe todo”. Beni tiene más causas para justificar su trabajo: “Está comprobado que en los programas funcionamos mejor los periodistas ‘todistas’ que los especialistas. Ellos muchas veces no saben comunicar y además tienden menos a mojarse y a dar su opinión”, expone la también escritora (recientemente ha publicado la novela negra ambientada en el mundo de los clubes de sadomasoquismo ‘Pisa mi corazón’).

La política más pluriempleada de España

Quien tiene imposible “ir a lo loco” es Celeste López. Probablemente se trate de la política más pluriempleada de España. La concejala de la ciudad canaria de Telde (103.000 habitantes) se encarga de Urbanismo, Economía, Hacienda, Turismo, Patrimonio y algunas otras áreas. “Puede ser que sea la edil de España con más responsabilidades, pero lo llevo bien, con mucha organización, trabajo y con muy buenos equipos en los que delegar”.

López no solo es política, una de las preocupaciones del CIS para los españoles y la actividad con peor imagen del país, sino que además se encarga de Urbanismo, el área sobre la que existen más recelos por parte de los ciudadanos. “Unos pocos han dañado la imagen de todos”, recita la política en la bien conocida coletilla que culmina con “la mayoría somos buenos servidores públicos”. “La gente te dice de vez en cuando alguna tontería, tipo ‘todos venís a por lo mismo’ y cosas así, pero yo lo llevo bien”, concede López, que asegura que nadie ha ido a tentarla para corromperla porque “ellos saben bien a quién le ofrecen las cosas y conmigo saben que están perdiendo el tiempo”.

La gente te dice de vez en cuando alguna tontería, tipo ‘todos venís a por lo mismo’ y cosas así, pero yo lo llevo bien

No siempre fue así en este municipio del archipiélago. De hecho, una de sus exalcaldesas, María del Carmen Castellano (PP), tiene una petición fiscal de cinco años de prisión por malversación, fraude y falsedad documental en el llamado caso Faycan. Su predecesor en el cargo, Francisco Agustín Valido, afronta una petición de seis años por cohecho. “Lo que hizo el anterior equipo de gobierno no ha favorecido nada la imagen de los políticos locales, eso está claro”, admite López, que explica su “pluriempleo” en que su formación, Nueva Canarias, gobierna el consistorio en minoría y no son muchos para repartirse todas las tareas.

Endika Zulueta lleva en las suyas, sus tareas, ya casi 30 años. Desde que comenzó defendiendo a insumisos hasta los más mediáticos casos de los que se ha hecho cargo. Este abogado donostiarra, antiguo bajista del grupo punk Familia Real cuando era adolescente, considera "casi inevitable la identificación del letrado con los delitos de los que se acusa a nuestro cliente". En su biografía, el más duro fue el de el Egipcio (absuelto en 2007), uno de los principales encausados por los atentados en Madrid el 11 de marzo de 2004. "Las víctimas nos insultaban y no porque pensasen que estábamos involucrados en los hechos, sino porque creían que ningún abogado debería defender a esos acusados", explica Zulueta, que rememora esas fechas como las más duras a ese respecto de su carrera.

La gente que te tacha de narcoletrado o filoterrorista tiene poca cultura de los derechos fundamentales

"Cuando un tipo defiende a Bárcenas o a los de Gürtel, nadie lo identifica con esa gente", se lamenta el abogado especializado en activistas o personas desfavorecidas. "Sin embargo, si yo llevo a un yonqui tirado, soy el abogado de los desfavorecidos. Eso no es así". Zulueta asegura que ha rechazado muy pocas veces a un cliente. "Recuerdo un caso. Era un acusado de narcotráfico. No me negué por el delito del que lo acusaban, sino porque me tiró un fajo de billetes en la mesa y eso sí que no debes permitirlo: yo no soy el empleado de una organización que no conozco y no se me compra así con dinero". Para el letrado vasco, el principal problema es que "la gente que te tacha de narcoletrado o filoterrorista tiene poca cultura de los derechos fundamentales, y la cuestión ya no es el derecho de defensa como algo meramente formal, sino el derecho a la mejor defensa posible".

Nuclear, sí gracias

Tampoco goza de grandes simpatías en la sociedad española la energía nuclear. Aurelio Sala, responsable de la construcción de la central de Cofrentes (Valencia), no ha notado, sin embargo, ese rechazo. “Salvo en entornos de gente muy cerrada, yo no he notado ninguna animadversión”, explica este ingeniero, que concede que en casos como “el del cementerio nuclear de Villar de Cañas puede haber oposición, pero casi ni en estos casos”. Su experiencia, a pie de planta, “es que en las poblaciones cercanas no hay ningún prejuicio y que casi todo el mundo sabe que esta energía es muy buena para el país”.

Unas críticas, las que se vierten habitualmente contra estos personajes, que Beni rebate con un “mucha de la gente que nos juzga no conoce bien nuestro currículo ni nuestra especialización. Yo obviamente sé muchas cosas de justicia, pero también de otros ámbitos, como el armamento, por mis anteriores tareas". La periodista, además, asegura: “Si conozco de qué se va a hablar, yo me preparo los temas con anterioridad, no voy a lo loco sin estudiar las cosas”.

¿Qué tienen en común los políticos, los tertulianos, los abogados de personajes turbios o los profesionales que ayudan a poner en marcha cosas que a muchos no gustan, como la energía nuclear? Que la gente los tiene en poca consideración y baja estima. Resumiendo: los españoles tenemos prejuicios con una serie de profesiones. Es posible que muchas veces estos estén justificados. En los distintos barómetros de organismos demoscópicos sociales, varios oficios salen siempre como señalados... para mal: periodistas, políticos, jueces o abogados se llevan la palma en la mala percepción que la sociedad tiene de ellos. Hablamos con algunos de sus representantes más significados para comprobar cómo viven esta circunstancia en su día a día y en su desempeño profesional.

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