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Las 7 cosas que la gente inteligente nunca desvela en el trabajo
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por la boca muere el pez

Las 7 cosas que la gente inteligente nunca desvela en el trabajo

Ya seas un recién graduado o un veterano en la industria, las reglas son las mismas para mantener tu imagen intacta y a la postre progresar en el ambiente laboral

Foto: Ahora parece divertido. Luego puedes arrepentirte. (iStock)
Ahora parece divertido. Luego puedes arrepentirte. (iStock)

Haz la cuenta: lo más probable es que a lo largo de la semana pases más tiempo con tus compañeros de trabajo que con tus amigos o familiares. Cuando esto ocurre, es normal que os acabéis conociendo bien y que al final forméis relaciones duraderas que van más allá de la oficina y el cubículo. Sin embargo, has de tener especial cautela en el entorno laboral, donde revelar algo demasiado pronto y a la persona equivocada puede acarrear consecuencias nefastas para tu futuro profesional.

Dominar la fina línea que separa lo apropiado de lo inadecuado en el trabajo es todo un arte. Requiere saber leer a la gente y entender el pequeño microcosmos de los vínculos personales que se forman en la oficina. En este sentido, el experto en relaciones laborales Travis Bradberry, autor de 'Inteligencia Emocional 2.0', afirma en 'Business Insider' que elegir bien con quién y sobre qué hablas es fundamental si uno quiere salir airoso y a la postre progresar en el ambiente profesional.

Afirmar que tu compañero trabaja peor que tú puede ser interpretado como un torpe intento por mejorar la impresión que el resto tiene de ti

Ya seas un recién graduado o un veterano en la industria, las reglas son las mismas para mantener tu imagen profesional intacta. En especial, hay siete temas que no deberías mencionar ni desvelar en el mundo laboral, a no ser que estés muy seguro de que puedas sacar algo bueno de ello. Advertimos: no suele ser el caso.

1. Tus tendencias políticas

Las opiniones políticas, al igual que las creencias religiosas, están demasiado ligadas a la identidad personal como para poder debatirse sin que las emociones hagan acto de presencia. No hace falta que sea una discusión apasionada, ya que simplemente no estar de acuerdo con los puntos de vista del otro puede alterar para siempre su percepción.

placeholder Uno es de Podemos, el otro del PP. (iStock)
Uno es de Podemos, el otro del PP. (iStock)

Por supuesto, cada persona es un mundo y cada una le dará a la política la importancia que considere, pero afirmarte en tus valores a la primera de cambio puede propagar determinados sesgos y, a la larga, conflictos. Quizá no te importe generar cierta tensión entre iguales, pero la cosa cambia cuando hablamos del jefe, ¿verdad?

Foto: Tu jefe no es buena persona, solo un frustrado. (iStock)

2. Que alguien es un incompetente

Da igual el trabajo que desempeñes, siempre habrá alguien más perezoso, inepto o inútil que tú. Sin embargo, si no está en tu mano hacer algo para mejorar la situación, entonces no tienes nada que ganar al denunciar su ineptitud profesional. Evidenciar que tu compañero trabaja peor puede ser interpretado como un torpe intento por mejorar la impresión que el resto tiene de ti.

No te quejes todo el rato: los jefes actúan sabiendo que tienen reemplazos igual de eficientes pero más entusiastas a la vuelta de la esquina

Si incurres demasiado en este error, tienes todas las papeletas oara convertirte en la nueva oveja negra de la oficina. De la misma forma, has de tener cuidado con qué publicas en las redes sociales. Sea cual sea el contexto y el medio, intenta reservar tus críticas para tu familia y amigos.

3. Cuánto dinero ganas

Es tentador y hasta cierto punto tiene sentido revelar cuánto ganas a un compañero de trabajo y que él haga lo propio contigo. Por curiosidad y sobre todo por si acaso estás cobrando mucho menos de lo que deberías. Sin embargo, has de saber que en el momento en el que lo hagáis, nunca volveréis a veros de la misma forma. Por desgracia, el dinero influye en nuestros sesgos más que ningún otro elemento, y sobre todo cuando hablamos de comparaciones en el entorno laboral. Debes saber de antemano que en pocos trabajos existe la equidad perfecta.

4. Lo mucho que odias tu trabajo

Lo último que alguien quiere escuchar es a un compañero que se queje todo el día de cuánto detesta su empleo. Las protestas pueden ser constructivas, pero manifestarlas de manera constante crea la impresión de que eres una persona especialmente negativa y de que no trabajas bien en equipo, lo que, en consecuencia, puede bajar la moral del grupo.

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Foto: iStock.

Por lo general, los jefes tienden a identificar a aquellos que menosprecian el día a día en el trabajo y, por desgracia, actúan sabiendo que tienen reemplazos igual de eficientes pero más entusiastas a la vuelta de la esquina.

5. Lo que haces en la cama

Da igual si tu vida sexual es apasionante o si es más parecida a la de un monje de clausura, esta información no tiene lugar en el trabajo. Tales comentarios provocarán risas y alguna sonrisa tímida, pero lo vuelve todo más incómodo. Cruzar esta línea es peligroso.

Una vez revelas que estás planeando irte, de repente te conviertes en una pérdida de tiempo para todos. Es mejor esperar a tenerlo seguro

De la misma forma, puedes creer que hablar y teorizar sobre la vida sexual (desde sus gustos a su orientación) de otros puede ser divertido, sin embargo, lo más probable es que consigas la desaprobación del resto. Tus pensamientos son tuyos, y hay veces que vale la pena guardárselos bajo llave.

6. Que estás buscando trabajo

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Foto: iStock.

Una vez revelas que estás planeando irte, de repente te conviertes en una pérdida de tiempo para todos. También existe la posibilidad de que tu búsqueda no tenga el éxito que anhelabas, por lo que merece la pena esperar hasta que encuentres un nuevo puesto antes de contárselo a tus compañeros (o peor, a tu jefe). De lo contrario, te sentirás frustrado.

7. Tus juergas del pasado

No a todo el mundo le impresionan por igual tus batallitas, y menos aún si son locuras originadas por malas decisiones. Mejor quédate los recuerdos para ti. De lo contrario, podrían empezar a juzgarte como la persona que solías ser durante tu adolescencia y principios de la edad adulta, en vez de la supuestamente responsable que eres hoy.

Haz la cuenta: lo más probable es que a lo largo de la semana pases más tiempo con tus compañeros de trabajo que con tus amigos o familiares. Cuando esto ocurre, es normal que os acabéis conociendo bien y que al final forméis relaciones duraderas que van más allá de la oficina y el cubículo. Sin embargo, has de tener especial cautela en el entorno laboral, donde revelar algo demasiado pronto y a la persona equivocada puede acarrear consecuencias nefastas para tu futuro profesional.

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