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Por qué estás desaprovechando los fines de semana
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Cómo no tirar a la basura el tiempo de ocio

Por qué estás desaprovechando los fines de semana

Frente a lo que se piensa, la sensación de estar quemado puede no estar causada por el estrés sino porque nuestros momentos de asueto no son plenos

Foto: ¿Es esta la mejor manera de pasar un día libre? (iStock)
¿Es esta la mejor manera de pasar un día libre? (iStock)

El viernes pasado acabaste completamente agotado por tu trabajo, así que aprovechaste el fin de semana para recuperar todo el sueño perdido, coger después unas cervezas y tumbarte en el sofá para meterte una maratón de series. Con todo, a pesar de tamaña orgía de holgazanería, una vez llegado el lunes te sigues sintiendo agotado y afrontas tu primer día en la oficina con pocas energías.

¿Es, de verdad, el descanso profundo el antídoto contra el estrés? La respuesta natural parece un claro 'sí'; sin embargo, según varios expertos, estamos haciendo mucho daño a nuestra salud mental si seguimos al pie de la letra dicha creencia.

Los placeres urbanos se han vuelto pasivos: ir al cine, ver partidos, escuchar la radio...

Una buena parte de la población trabajadora asegura sentirse quemada por el poco tiempo que les dejan sus empleos. Por eso mismo, algunos psicólogos como Tony Crabbe proponen que lo fundamental es que esos pocos días u horas se sustenten en momentos de mucha calidad: “La mayoría de nosotros tiramos a la basura nuestro tiempo de ocio. Pensamos en él como una oportunidad para relajarnos y no hacer nada, por lo general desde la comodidad de nuestros sofás en casa. Sin embargo, la versión más antigua del ocio, desde los griegos antiguos hasta el Japón clásico, veía en él un esfuerzo que no tenía que ver con el descanso”, cuenta a ‘Quartz’.

Autorrealización frente a hedonismo

Robert Stebbins, sociólogo de la Universidad de Calgary en Canadá, comparte la opinión de Crabbe y defiende la teoría de que existen en realidad dos categorías de ocio: el relajado y el serio. El primero es pasivo y ofrece una gratificación inmediata. Incluye actividades como beber, comprar a través de internet, o ver la televisión. Estas diversiones proveen un placer hedonista e instantáneo que causa la liberación de dopamina en el cerebro y la sensación de confort.

Ya en 1932 el filósofo Bertrand Russelll avisaba en su ensayo ‘Elogio de la ociosidad’ de las consecuencias de entender el tiempo de asueto de esta manera: “Había antes una gran capacidad para el juego que ha sido, en cierta manera, inhibida por el culto a la eficiencia. Los placeres de las poblaciones urbanas se han vuelto sobre todo pasivos: ir al cine, ver partidos de fútbol, escuchar la radio, etc. Esto se debe a que sus energías están plenamente ocupadas por el trabajo; si tuvieran más tiempo libre, volverían a disfrutar de los placeres en los que tomaban una parte activa”.

Según un estudio, dedicar tiempo a los demás provoca que un mismo periodo de tiempo sea percibido como más largo

El ocio serio, que en buena medida ya señalaba Russel, resulta, por el contrario, mucho más beneficioso. Activa, en concreto, la necesidad de autorrealización de la que Abraham Maslow hablaba en su famosa pirámide y que describía como: “El deseo de ser más y más lo que uno es, de convertirse en todo lo que uno es capaz de convertirse”.

Según Stebbin, el objetivo del fin de semana debería basarse en la eudaimonia (es decir, el estado de la mente y el alma por el que el ser se siente pleno y feliz) y no en el hedonismo. Para conseguirlo, son necesarias actividades que impliquen retos que permitan el crecimiento personal y el refinamiento de nuestras habilidades.

Las claves del buen fin de semana

Katrina Onstad, autora de ‘The Weekend Effect’, nos propone algunos puntos clave para sacarle todo el partido a esos dos días de descanso de los que la mayoría disponemos.

A. El primero consiste en socializar. Esta función se cumplía en el pasado a través de la asistencia a los ritos religiosos. Con la progresiva secularización de la sociedad, necesitamos hacer un esfuerzo extra para cubrir ese hueco. Está demostrado que la socialización fortalece el sistema inmunitario, mejora la salud mental y previene la depresión. Ni siquiera el contacto a través de Facebook, Twitter o Whatsapp consigue los mismos resultados. Las redes sociales digitales no proveen los mismos placeres que las comunidades. Si tienes pensado hacerte una maratón de series o pasarte la tarde jugando a la videoconsola, mejor invitar a un amigo a casa.

Cuanto más tiempo inviertas en el buen ocio, más recibirás de él

B. Desarrolla una afición que te apasione. No es necesario llevarla a cabo de manera profesional. Dicho hobby, debería ser, también, una buena excusa para para realizarlo en compañía. Gracias a él se pone en juego la creatividad y en el caso de las personas mayores está demostrado que aquellos que mantienen una pasión por una actividad concreta son menos susceptibles a padecer demencia.

C. Aprovecha esos días para sacar tu vena más altruista. Las personas que se ven inmersas en actividades de voluntariado suelen sentir que tales labores estan cargadas de sentido. Un estudio publicado en la revista ‘Psychological Studies’ señala que dedicar tiempo a los demás provoca que “un mismo periodo de tiempo fuera percibido como más largo”.

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D. Juega. Onstad aconseja que ese juego sea sin sentido y que no se establezcan objetivos ni cuantificadores, como sucede con el gimnasio o los deportes de alto nivel, que tienen mucho de tarea mecánica. Entre estas posibilidades de diversión pueden incluirse actividades tan variopintas como el flirteo o la improvisación teatral.

Tony Crabbe establece, en resumen, una regla de oro para repensar el ocio: “cuánto más inviertas, más recibirás de él”. El filósofo y escritor Ralph Waldo Emerson explicaba la misma idea de un modo más poético: “Guarda bien tus momentos de asueto. Son como diamantes en bruto. Deséchalos y su valor se quedará en el olvido. Mejóralos y se convertirán en las joyas más brillantes para una vida útil”.

El viernes pasado acabaste completamente agotado por tu trabajo, así que aprovechaste el fin de semana para recuperar todo el sueño perdido, coger después unas cervezas y tumbarte en el sofá para meterte una maratón de series. Con todo, a pesar de tamaña orgía de holgazanería, una vez llegado el lunes te sigues sintiendo agotado y afrontas tu primer día en la oficina con pocas energías.

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