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¿El final de las reválidas? Guía para entender qué significa el anuncio de Mariano Rajoy
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¿El final de las reválidas? Guía para entender qué significa el anuncio de Mariano Rajoy

Las palabras del presidente del gobierno en funciones han causado más dudas de las que han despejado. Intentamos responder a las preguntas que los alumnos se están haciendo

Foto:  Varios estudiantes realizan uno de los exámenes de la prueba de Selectividad en la Escuela de Ingenieros de Bilbao. (Efe/Javier Zorrilla)
Varios estudiantes realizan uno de los exámenes de la prueba de Selectividad en la Escuela de Ingenieros de Bilbao. (Efe/Javier Zorrilla)

Este jueves, Mariano Rajoy compareció en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados y propinó un serio revés a una de las leyes estrella de su primera legislatura, la LOMCE. Al menos, verbalmente, porque el verdadero alcance de sus palabras aún está por ver. Estas han creado incertidumbre y recelo entre miembros de la comunidad educativa, sobre todo entre profesores, padres y alumnos, que siguen sin saber muy bien qué pasará con ellos a final de año. Intentamos resolver las dudas más frecuentes y leer entre líneas en las declaraciones del presidente del Gobierno en funciones.

¿Qué ha anunciado Rajoy?

Textualmente, lo siguiente, ante la mirada del Ministro de Educación en funciones Iñigo Méndez de Vigo: “Nosotros vamos a abordar la suspensión de los efectos académicos de las evaluaciones finales de la ESO y el Bachillerato hasta que concluyamos el pacto por la educación que propuse el día de ayer. Y hasta ese momento, la evaluación final del Bachillerato, hasta que lleguemos al pacto (vamos a ver qué acordamos) no será necesaria para adquirir el título y tendrá valor únicamente para acceder a la universidad”.

¿Qué significa?

En resumidas cuentas, las llamadas reválidas seguirán existiendo hasta nueva orden. El anuncio suspende temporalmente los efectos académicos de estas evaluaciones. Es decir, ya no será necesaria su aprobación para obtener los títulos de ESO o Bachillerato, aunque se seguirán realizando. Sin embargo, el calendario ya establecía que en este curso 2016-2017 las reválidas serían un mero ensayo y que tan solo a partir del 2017-2018 su aprobación sería obligatoria para adquirir el título. Algo ya sabido por la comunidad educativa.

¿Quién las debe hacer?

Tanto las pruebas de ESO como las de Bachillerato carecen ahora de carácter académico, pero la segunda será la puerta de acceso a la Universidad sustituyendo a la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU). Por eso, las de ESO deberán ser realizadas por todos los alumnos, mientras que las segundas tan solo por aquellos que deseen cursar un título de Grado.

El mensaje promovido por el ministro en funciones es que las nuevas pruebas serán muy semejantes a la desaparecida PAU

¿Qué pasa con la Selectividad?

La pregunta del millón. El pasado mes de junio se celebró la última Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), pero ni profesores ni alumnos saben cómo será exactamente el examen que lo sustituya… a pesar de que el curso escolar empezó hace casi hace dos meses. Lo único que se sabe con seguridad, porque es el mensaje que ha ofrecido el PP en general y Méndez de Vigo en particular, es que serán “muy parecidas” a la extinta PAU.

Ello quiere decir que muy probablemente, los alumnos que deseen acceder a la universidad se examinarán de cinco materias troncales, dos opcionales y una específica a elegir. Eso sí, con la diferencia de que la nueva prueba tendrá en cuenta contenidos de los dos cursos de Bachillerato y no solo de 2º, como hasta la fecha. La ponderación será también muy parecida a la actual, a partir del 60% del expediente académico de Bachillerato y el 40% de la prueba final. En un primer momento se valoró la posibilidad de que la reválida debiera aprobase con un mínimo de un 5 para poder hacer media con la nota del expediente académico, pero todo indica a que se rebajará hasta el 4, como ocurría hasta este año con la PAU. La media de ambos conceptos deberá dar, como mínimo, un 5. La falta de información a este respecto, a apenas ocho meses vista de las primeras pruebas, ha provocado las quejas de la comunidad educativa.

¿Cómo serán las pruebas de ESO y Bachillerato?

Lo que sí podemos sospechar, gracias al borrador de una orden ministerial al que la revista educativa 'Magisterio' ha tenido acceso, es que cada una de las pruebas durará 60 minutos con un descanso de 15 en el caso de ESO y 90 minutos con un descanso de 20 en caso de las de Bachillerato. Durarán hasta cuatro días o cinco en las comunidades con lengua cooficial.

Las pruebas de ESO deberán realizarse antes del 24 de junio y los resultados serán publicados antes del 15 de julio. Los plazos de Bachillerato son el 10 de junio para su realización y el 24 de junio para su publicación. Los contenidos de las pruebas se regirán por el Real Decreto 1105/2014 de 26 de diciembre, que establece el currículo básico de ESO y Bachillerato.


¿Qué pasa con la Primaria?

La LOMCE planteaba la elaboración de cuatro pruebas externas al final de las diferentes etapas educativas: 3º y 6º de Primaria, 4º de la ESO y 2º de Bachillerato. La diferencia es que, en Primaria, las pruebas son meramente diagnósticas, mientras que, en su planteamiento inicial, las pruebas de ESO y Bachillerato sí tenían efectos académicos. La declaración de Mariano Rajoy, por lo tanto, no afecta en nada a los alumnos de 8/9 años y de 11/12, que seguirán haciendo las pruebas como este año. Otra cosa es que, como expresaba STES (Sindicatos de Trabajadores de la Enseñanza), estas pruebas sometan a los alumnos a “una situación de estrés injusta e inútil”, una de las quejas planteadas en la huelga del pasado miércoles.

¿Hasta cuándo?

De acuerdo, los efectos académicos se suspenden, pero ¿hasta cuándo? Es la gran pregunta. Mariano Rajoy fija el límite “hasta que concluyamos el pacto por la educación que propuse el día de ayer”. En el punto número 18 del acuerdo “150 compromisos para mejorar España” firmado por el PP y Ciudadanos en agosto de este año se acuerda “impulsar un Pacto Nacional por la Educación que cuente con el consenso de las fuerzas políticas, de la comunidad educativa y de los colectivos sociales, con el objetivo de la educación sea una herramienta eficaz para la igualdad de oportunidades”.

El documento compromete a constituir una Subcomisión parlamentaria en el plazo de un mes que permita la elaboración de un acuerdo en seis meses, período en el cual se congelará el calendario de implementación de la LOMCE en todos aquellos aspectos que no hubiesen entrado en vigor. Ahí empiezan las dudas: entre la constitución de esta comisión y la elaboración del acuerdo, quizá nos plantemos en junio. Eso, en el más optimista de los casos. Es decir, que los agentes de la comunidad educativa (con los que se quiere contar en esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió con la LOMCE) se pongan rápidamente de acuerdo.

El calendario de la LOMCE se paralizará a través de un decreto ley promovido por el propio Ministro Méndez de Vigo

¿Qué ha pasado y qué pasará?

El viernes 21 de octubre, la responsable de Educación de Ciudadanos María Martín anunció que el Ministerio de Educación se había comprometido a impulsar una moratoria que dejase sin efectos académicos las reválidas de ESO y Bachillerato, como finalmente ha ocurrido, y pesar de que el pasado viernes el Ministerio lo negase. El acuerdo se cerró el pasado seis de octubre y fijó, según informaba 'El Mundo', una moratoria de entre cuatro y cinco años. El tiempo suficiente para que se elaborase un Pacto de Estado, pero muy lejano a los 10 años solicitado por Martín. Esta paralización muy probablemente se articulará a través de un decreto ley en caso de que haya gobierno del PP (y, si no lo hay, de una proposición de ley promovida por Ciudadanos).

¿En qué se traducirá el pacto educativo?

La comunidad educativa ha planteado durante años la posibilidad de un pacto educativo ante la inacabable sucesión de leyes orgánicas. En la primavera de 2010, el ministro socialista Ángel Gabilondo estuvo a punto de conseguirlo, pero se encontró con la negativa del PP que, seis años después, recoge el guante y plantea su propio pacto.

Como ha indicado Méndez de Vigo, el objetivo de este pacto es que “dure 10 o 15 años y guste a padres e hijos”. Las propuestas que baraja el PP se encuentran encaminadas al “aprendizaje de las lenguas” y “el impulso de las nuevas tecnologías”. Siempre “contando con la comunidad educativa”, con la que afirma haberse reunido el pasado mes de septiembre. “Les he escuchado y creo que tengo una idea de dónde tenemos que ir y caminar juntos”. Sin embargo, habrá que ver los movimientos en los ministerios de Mariano Rajoy y si Méndez de Vigo será el encargado de encabezar ese pacto educativo.


¿Cuándo se aprobó?

Poco han durado las pruebas de ESO y Bachillerato, que fueron aprobadas en Consejo de Ministros el pasado 29 de julio, a través del Real Decreto 2010/2016. Este establecía que “el Ministerio de Educación determinará para todo el sistema educativo español las características, el diseño y el contenido de las pruebas, los procedimientos de revisión de las calificaciones y los cuestionarios de contexto, con el fin de garantizar la estandarización de las pruebas”. Hasta la fecha, eran las comunidades autónomas las que tenían la potestad de confeccionar las pruebas de acceso, otro motivo de disputa entre Gobierno y CCAA y que muy probablemente vuelva a recuperarse en las nuevas pruebas.

¿El fin de la LOMCE?

Que el presidente del gobierno comparezca durante su investidura para desautorizar la propuesta estrella de la LOMCE no es el mejor de los augurios para sus promotores, aunque en principio, la voluntad del PP no sea “enterrarla” ni derogarla, como solicitó el PSOE. La negociación sobre el pacto educativo será clave para saber qué ocurre: debido a que las leyes educativas son orgánicas, no pueden derogarse sin que haya una alternativa firme, por lo que se encuentra en las manos de esa subcomisión el futuro de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad de la Enseñanza, polémica desde ante de su nacimiento hasta su ¿defunción?

Este jueves, Mariano Rajoy compareció en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados y propinó un serio revés a una de las leyes estrella de su primera legislatura, la LOMCE. Al menos, verbalmente, porque el verdadero alcance de sus palabras aún está por ver. Estas han creado incertidumbre y recelo entre miembros de la comunidad educativa, sobre todo entre profesores, padres y alumnos, que siguen sin saber muy bien qué pasará con ellos a final de año. Intentamos resolver las dudas más frecuentes y leer entre líneas en las declaraciones del presidente del Gobierno en funciones.

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