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5 mitos sobre salud y alimentación que no son como te los han contado toda la vida
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LA ABUELA NO TIENE SIEMPRE RAZÓN

5 mitos sobre salud y alimentación que no son como te los han contado toda la vida

Hay ideas muy populares que, sin embargo, no tienen ninguna base científica. Seleccionamos un puñado de las que solemos pensar que son ciertas (y no lo son)

Foto: ¿Cuánta agua bebes y cuánta deberías beber? (iStock)
¿Cuánta agua bebes y cuánta deberías beber? (iStock)

La ciencia y la tradición. O, mejor dicho, la eterna guerra entre el conocimiento que se ha transmitido de abuelos y padres a hijos y nietos, y que a veces sonaba a superstición que haría llorar a los grandes defensores del rigor científico (¿como que se puede saber el sexo de un bebé mirando la forma de la tripa?) o que, en ocasiones, podían tener su lógica (es posible que bañarse en el agua no cause un corte de digestión al momento, pero también es verdad que el ejercicio físico no es lo más recomendable a las cuatro de la tarde).

De ahí que cada vez haya más mitos, o supuestas verdades, de la salud y la alimentación que han sido desmontadas por la ciencia. En muchas ocasiones, la vieja enseñanza era bienintencionada. Por ejemplo, aunque no haga falta meterse entre pecho y espalda 20 piezas de fruta, siempre será preferible hacer eso que ponerse tibio a pizza y cerveza. A continuación recogemos algunos de los lugares comunes más habituales de los que deberíamos olvidarnos ya. O, por lo menos, conocerlos para poder hacernos los interesantes ante nuestros amigos y familiares, que es de lo que se trata, ¿no?

Los huevos son malos para tu salud

Ningún otro alimento ha visto cambiar tanto su fama como los huevos. Durante años, parecían la causa de todos los males del universo; sobre todo, de que nuestro colesterol estuviese por las nubes. De ahí que la recomendación habitual fuese no comer más de uno por semana. En realidad, aunque los huevos tienen colesterol, sus niveles no son necesariamente más altos que los de muchas otras comidas que tomamos casi a diario. Como señaló una investigación publicada en 'JAMA' en 1999, y que cambió para siempre la suerte del huevo en el siglo XXI, un consumo moderado de este alimento (uno al día; una cantidad que asustaría a más de uno de sus detractores) no tiene ningún efecto en la salud cardiovascular de los consumidores.

Es más, como señala la página de la Escuela de Salud Pública de Harvard, los huevos poseen nutrientes que pueden contribuir a combatir los problemas de corazón, como proteínas, vitaminas B12 y D o riboflavinas. No obstante, los diabéticos deberían tener cuidado con este alimento, ya que como señaló la investigación anteriormente citada, aquellos que consumían más de un huevo al día tenían muchas más posibilidades de sufrir un infarto. Así que en caso de sufrir dicha condición o tener problemas cardiovasculares, mejor volver a los viejos consejos y dejarnos de tortillas gigantes con cuatro huevos a diario.

El sonido de los nudillos está causado por las burbujas que se generan en el fluido sinovial que fluye en las articulaciones

Leer en la oscuridad hace daño a tu vista

Una habitual pelea de dormitorio: uno quiere leer el último capítulo de la novelita apasionante de turno, y el otro desea echar una cabezada. Para más inri, el primero es de los que piensan que leer con una luz tenue es muy perjudicial para la vista, por lo que obliga al otro a tenerla encendida. En realidad no es así, como recuerda un reportaje recientemente publicado en 'The Guardian'. Puede tener otros problemas asociados –dolor de cabeza, problemas para dormir más tarde–, pero no disparará nuestras miopías. Como señala el Colegio de Optometristas inglés, leer en la oscuridad no daña la vista. Como mucho, puede causar una cierta irritación, pero no daños irreversibles.

Otras buenas noticias para los preocupados por sus dioptrías: tampoco causan ningún daño ver la televisión (ni siquiera aunque lo hagamos de muy cerca), ni leer demasiado, ni aguantar el libro muy cerca de la cara… ni la masturbación. Aunque eso ya lo sabíamos, ¿no? En dicho caso, los oftalmólogos serían tan ricos como los banqueros.

Crujirse los nudillos causa artritis

Todos lo hemos vivido. Nosotros mismos, o alguien cercano, se chasca los dedos y otra persona le pide que no lo haga, porque así solo va a conseguir tener artritis de mayor. Bajo tan bienintencionado consejo –aunque en realidad quiera decir “déjalo ya, que es un sonido asqueroso”– no hay ninguna base científica. Basta con echar un vistazo a la sección de salud de la Universidad de Harvard para leer que “crujir tus nudillos puede molestar a la gente que te rodea, pero probablemente no aumentará tu riesgo de sufrir artritis”.

¿En qué consiste, de todas formas, dicho ruido? Quizá saberlo te detendrá la próxima vez aún más que el miedo a la artritis: se trata de un sonido causado por las burbujas que se generan en el fluido sinovial que circula en las articulaciones. Eso sí, es posible que este simpático y perturbador ruidito provoque hinchazón en las manos… y merece la pena recordar que mucha gente termina causándose lesiones en las manos al intentar hacerlo con demasiada fuerza.

Ocho vasos de agua al día

De un tiempo a esta parte, parece que el agua es la solución para todo, por mucho que sea incolora, inodora e insípida. Aunque puede ser útil para infinidad de cosas –la mayoría de ellas pasan por una correcta hidratación de nuestro cuerpo–, que la línea se encuentre en los ocho vasos al día no está tan claro. Para entender un poco mejor de dónde viene este mito, resulta muy útil un artículo publicado en 'The New Scientist' que sugiere que quizá la primera vez que se habló de los ocho vasos fue en una guía estadounidense de 1945, y que a partir de ahí se popularizó entre nutricionistas, médicos y expertos de andar por casa, todo ello ante la mirada satisfecha de la industria.

¿Cuánta agua deberíamos beber cada día? La respuesta no es fácil, y más bien depende de cada persona. Una buena guía es hacer caso a nuestro organismo, que para eso está, y beber cuando nos sintamos sedientos… o cuando pensemos que nos hace falta. Lo importante es, obviamente, estar hidratados, y no es lo mismo un 8 de agosto con 45 grados a la sombra que el 22 de diciembre a dos grados bajo cero. Salvo que sea el día después de la cena de empresa y la resaca haya hecho estragos, claro.

Lo preocupante no es la frecuencia con la que se va al baño, sino que esta se altere significativamente en un breve período de tiempo

Deberías ir al baño una vez al día, como poco

Al igual que ocurría con el agua, podemos aplicar una regla semejante al número de veces que debemos sentarnos en el retrete cada día (todo lo que entra, sale, ¿no?). La sabiduría popular recordaba, generalmente, que si no íbamos al menos una vez teníamos un problema, y serio, que podía derivar en infecciones, enfermedades estomacales y, en definitiva, dolor y pánico. Una vez más, la regla es relativa, ya que los comportamientos intestinales de los individuos son tremendamente variados, y sembrar el pánico no hace ningún favor a nadie.

Como recordaba un artículo publicado en 'LiveScience', el rango que abarca entre ir tres veces diarias al excusado o tres veces por semana es completamente normal, siempre y cuando las heces no presenten ningún problema (no hace falta que demos más explicaciones). En realidad, lo preocupante no es la frecuencia en sí, sino que esta se altere significativamente en un breve período de tiempo. Que no cunda el pánico.

La ciencia y la tradición. O, mejor dicho, la eterna guerra entre el conocimiento que se ha transmitido de abuelos y padres a hijos y nietos, y que a veces sonaba a superstición que haría llorar a los grandes defensores del rigor científico (¿como que se puede saber el sexo de un bebé mirando la forma de la tripa?) o que, en ocasiones, podían tener su lógica (es posible que bañarse en el agua no cause un corte de digestión al momento, pero también es verdad que el ejercicio físico no es lo más recomendable a las cuatro de la tarde).

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