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La razón por la que las mujeres tardan tanto en arreglarse
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La razón por la que las mujeres tardan tanto en arreglarse

No es por vanidad. Una reciente investigación sugiere que tienen una buena razón para destinar tanto tiempo a su apariencia: podrían perder una buena cantidad de dinero

Foto: Lista. (iStock)
Lista. (iStock)

Sin exagerar, la mayoría de las mujeres salen de sus casas habiéndose echado al menos cinco cosméticos entre jabones, cremas, desodorantes, perfumes y algo de maquillaje, aunque sea un poco de base y rímel. No es necesario ser presumida para estar sometida a ese ritual mañanero de puesta a punto antes de enfrentarse a una nueva jornada.

¿Esclavas de la belleza? Son muchos quienes no logran entender la cantidad de tiempo que invierten las féminas en acicalarse cada día, por no hablar del desembolso económico que supone invertir en todo esos productos que, en ocasiones, ni la propia usuaria sabe para qué sirven realmente. 'No hace falta que dediquen tantas horas a ponerse guapas, lo están de todos modos', puede que opines al echar cuentas del rato semanal que emplean en el proceso de 'arreglarse' –que, por rápido que sea, supera seguro los veinte minutos diarios–. ¿O sí?

Por lo general, percibimos a las personas hermosas como inteligentes, solidarias y de fiar

Ahora una investigación sugiere que las mujeres tienen una buena razón para destinar tanto tiempo a su apariencia: si no lo hacen, corren el riesgo de perder una cantidad considerable de dinero.

Lo que cuesta estar guapa

En base a los datos de un macroestudio en el que se analizó la relación entre el nivel económico y el atractivo de más de 14.000 personas, los sociólogos Jacyln Wong y Andrew Penner pudieron concluir que las personas más atractivas tienden a ganar salarios más elevados.

En la encuesta, los entrevistadores realizaron varias preguntas a los participantes sobre el nivel de ingresos, educación, trabajo, personalidad y otras características concretas. Además, cada uno de los participantes se le anotaba una puntuación en función de su apariencia y lo arregladas que acudían las personas a la prueba. El resultado: quienes más tiempo y dinero invertían en cuidar de su aspecto gozaban de mejores condiciones laborales.

“Pero eso no es todo. Su investigación sugiere que el aseo –en el que se incluyen prácticas como la aplicación de maquillaje, el peinado del cabello o el proceso de elección y cambio de ropa– era el principal rasgo característico que marcaba las diferencias salariales en las mujeres mientras que para los hombres, el aseo no marcaba ninguna diferencia en particular”, explica Ana Swanson en 'The Washington Post'.

¿Porque yo lo valgo?

Numerosos estudios han demostrado que las personas que se consideran físicamente atractivas tienen muchas ventajas en la vida. Por ejemplo, en los años de colegio o instituto estos rasgos les ayudan a ser más populares e incluso a sacar mejores notas y, recuerda Swanson, “la ciencia ha demostrado que en los tribunales consiguen sentencias de prisión más cortas y que tienen más probabilidades de ser contratados y ascender en su puesto de trabajo, lo que se traduce en que terminen acumulando más ingresos”.

Los expertos explican estos beneficios derivados del aspecto físico de las personas en que, de manera inconsciente, tendemos a pensar que el hecho de ser atractivo está asociado a otras cualidades positivas. “Por lo general, percibimos a las personas hermosas como inteligentes, solidarias y de fiar”, continúa Swanson.

El proceso de preparación es importante para las mujeres de cara a conseguir un buen trabajo

En su estudio, Wong y Penner apoyan algunas de estas ideas. Según su análisis, las personas que fueron calificados como 'más atractivas' por los entrevistadores ganaban cerca de un 20% más que aquellas con un 'atractivo medio'. La 'esperada sorpresa' llegó tras filtrar los resultados por género y descubrir que la influencia del aspecto con el nivel económico no era la misma para ellas que para ellos, en quienes rasgos como la educación o la personalidad afectaban mucho más.

El poder de la erótica

Aunque estudios anteriores demostraron que ser atractivas ayudaba a las mujeres a conseguir un puesto de trabajo raso pero podía convertirse en un inconveniente para acceder a puestos directivos, Wong y Penner señalan que, en general, las mujeres ganan menos que los hombres y que las 'poco atractivas' tenían aún peores salarios que las 'atractivas'.

“Queríamos entender un poco mejor qué significa realmente 'ser atractiva'. ¿Es algo con lo que se nace o se puede adquirir? Después de todo, la belleza puede ser una cualidad innata o podría ser el resultado de peinarse de una u otra manera, de usar mejor o peor ropa o echarse maquillaje de alta gama”, explica Wong. Tras realizar miles de entrevistas en persona, se dieron cuenta de que una parte considerable del hecho de considerar o no a una persona físicamente atractiva derivaba directamente del tiempo que habían invertido en arreglarse para la situación.

“En el caso de las mujeres, la característica que más influía en que se clasificasen dentro del rango de 'atractivas' era si iban bien peinadas, mientras que el cuidado de su aspecto apenas influyó en la mitad de los hombres entrevistados”, asegura Penner. En otras palabras: el estudio sugiere que el proceso de preparación es importante para los hombres y las mujeres de cara a conseguir un buen puesto de trabajo, pero en particular para las mujeres. “De hecho, las mujeres 'menos atractivas' pero mejor arregladas ganaban significativamente más dinero de media que aquellas posicionadas como 'atractivas' o 'muy atractivas' que no se habían puesto guapas”, añade Swanson.

Ser atractiva es 'algo que se hace', no 'algo que eres'

Según los investigadores, los resultados sugieren que la belleza, especialmente para las mujeres, es más un comportamiento que un hecho. “Ser atractiva es 'algo que se hace', no 'algo que eres'”, añade Wong: “La mayoría de los estudios y casi todo el mundo tiende a ver el atractivo como un rasgo innato, pero los investigadores aseguran que es más preciso pensar en este como una combinación de rasgos biológicos, características de la personalidad y las prácticas y cuidados de belleza”, resumen Swanson.

Así, en ambientes profesionales, el tiempo y dinero gastado en acicalarse y arreglarse cada día podría ser percibido por los compañeros y jefes como una señal de que se preocupan por la forma en que otras personas les perciben, y son conscientes de ello. Probablemente asociado con las ideas instauradas en nuestra sociedad sobre la necesaria feminización de las mujeres en un entorno dominado por los hombres, los autores del estudio también señalan como posible culpable de la importancia de invertir cuantas más horas mejor en 'ponerse guapas', a la industria de la belleza: “Las mujeres tienen una gama más amplia de productos de belleza y cosméticos disponibles para ellas: pueden ir a trabajar con vestidos maxi, faldas de tubo o abarcas, llevar el pelo largo o corto y usar o no maquillaje. Los hombres, por el contrario, tienen un escaparate mucho más limitado de opciones socialmente aceptables para cuidarse a sí mismos y sentirse 'atractivos'”, explican los sociólogos, quienes aseguran que los trucos de belleza de las mujeres son vistos por la inmensa mayoría de ellas como una forma de expresión creativa.

Sin exagerar, la mayoría de las mujeres salen de sus casas habiéndose echado al menos cinco cosméticos entre jabones, cremas, desodorantes, perfumes y algo de maquillaje, aunque sea un poco de base y rímel. No es necesario ser presumida para estar sometida a ese ritual mañanero de puesta a punto antes de enfrentarse a una nueva jornada.

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