Por qué cada vez más mujeres recurren a las escorts femeninas
Cada vez son más las compañías que permiten a las mujeres conocer a personas de su mismo sexo con las que experimentar entre las sábanas. Estas son las razones que las empujan a hacerlo
Cuando se habla de prostitución, muchas personas piensan rápidamente en un hombre de avanzada edad, insatisfecho en su matrimonio o incapaz de encontrar pareja sexual, contratando los servicios de una joven explotada, probablemente de otra nacionalidad. Sin embargo, el abanico de la oferta sexual de pago se está abriendo cada vez más en los países desarrollados, y no solamente porque algunas mujeres requieran los servicios de otros hombres, sino porque cada vez son más las que buscan compañía de su mismo sexo con el objetivo de poner a prueba su sexualidad.
Los datos hablan. Una encuesta realizada en Inglaterra señala que el número de mujeres que recurren a los escorts se ha triplicado durante los últimos cinco años: un aumento que los investigadores intentaban explicar a partir del auge de la mujer profesional exitosa que no tiene tiempo para una relación o, simplemente, no desea tenerla, para la cual es una buena alternativa para ir un poco más allá en sus relaciones sexuales, por ejemplo, buscando candidatos o candidatas para completar un trío. En esa línea se encuentra el auge de la oferta sexual de mujeres para mujeres, que como explica en The Independent Felicity, la dueña de una agencia de escorts en Londres, puede llegar a suponer el 50% de su demanda.
No están seguras de si son gais y quieren ver si les gusta, sin tener citas y todos esos rollos
Las razones por las que las mujeres demandan la compañía de otras mujeres suelen ser muy diferentes a las de los hombres. Más que insatisfacción, se trata de una cuestión de exploración: la mayor parte de clientas son mujeres de entre 40 y 60 años que tienen dudas respecto a su condición sexual y que acuden a la agencia buscando nuevas experiencias con otras. Recurrir a una escort las ayuda no sólo a mantener la privacidad en su búsqueda, sino también, probar el otro lado sin necesidad de vincularse emocionalmente con otras personas.
Otro hito en la carrera de la liberación sexual
Debido al coste de los servicios de la agencia, muchas de las mujeres que recurren a sus servicios son emprendedoras o trabajadoras muy bien remuneradas que, a una avanzada edad, deciden resolver finalmente las dudas respecto a su sexualidad en un ambiente de privacidad y apoyo. “No están seguras de si son gais y quieren ver si les gusta, sin tener citas y todos esos rollos”. Las nuevas agencias no sólo entienden las necesidades de sus clientas, sino que garantizan una absoluta privacidad que la mantenga lejos de las miradas de sus conocidos, en citas concertadas en algunos de los hoteles más exclusivos de la capital londinense como el Hilton o el W Hotel.
El sexo, explica Felicity, es sólo un aspecto más de la relación entre escort y clienta. En la mayor parte de casos, estas quieren comprobar cómo se sienten en un contexto romántico con otras mujeres, y si se encuentran a gusto con su compañía. La dueña de la agencia lo compara con una cita concertada a través de Tinder, en la que hasta que ambos no se conocen no saben exactamente cuál será el resultado del encuentro, y si este desembocará en un encuentro sexual.
Al contrario que los hombres, Felicity explica que las mujeres son mucho más exigentes y concretas con sus requisitos, otra buena muestra de que lo que buscan no es tanto una satisfacción transitoria como un examen de sus propios límites. Una de sus clientas, por ejemplo, solicitó a la agencia “una chica que encajase con la altura y el color de pelo que deseaba, una lesbiana auténtica que estuviese dispuesta y que la hiciese sentir a gusto”. A sus más de 50 años, la mujer no había tenido ninguna experiencia homosexual, como así explicó a Felicity, por lo que quería algo especial. “¿Podrá ayudarme ella?” La experiencia fue lo suficientemente satisfactoria como para que la clienta llamase a la agencia para agradecerla por sus servicios y prometer que volvería a recurrir a ella.
Hay muchas cosas peculiares y maravillosas que pueden ocurrir detrás de unas puertas cerradas
Esa es una de las respuestas más habituales entre las clientas de dicha agencia: el agradecimiento por haberlas ayudado a disipar todas sus dudas. Para Felicity, se trata de una muestra de que las mujeres están cada vez más dispuestas a explorar su propia sexualidad, algo causado por fenómenos como 50 sombras de Grey (que ya sabemos que sirve para explicar cualquier cambio en las costumbres sexuales que se haya producido durante los últimos años). Sea como sea, lo que estas mujeres tienen claro es que “hay muchas cosas peculiares y maravillosas que pueden ocurrir detrás de unas puertas cerradas”. El sexo, concluye Felicity, ya no es sólo sexo, sino todo un conjunto de prácticas –que incluyen el juego de roles o la experimentación con juguetes– que ponen en tela de juicio los viejos estereotipos sobre las relaciones sexuales… y la prostitución.
Cuando se habla de prostitución, muchas personas piensan rápidamente en un hombre de avanzada edad, insatisfecho en su matrimonio o incapaz de encontrar pareja sexual, contratando los servicios de una joven explotada, probablemente de otra nacionalidad. Sin embargo, el abanico de la oferta sexual de pago se está abriendo cada vez más en los países desarrollados, y no solamente porque algunas mujeres requieran los servicios de otros hombres, sino porque cada vez son más las que buscan compañía de su mismo sexo con el objetivo de poner a prueba su sexualidad.
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