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6 consejos para convertirte en una persona más divertida, según la ciencia
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CÓMO SER LA RISa PADRE

6 consejos para convertirte en una persona más divertida, según la ciencia

¿Cuando estás en una reunión familiar y haces un chiste nadie se ríe, ni siquiera tu mujer, aunque sea por no dañar tu autoestima? Necesitas leer este artículo

Foto: "Pffff.... jajajajajijijijijijijajajajaja, ay madre que me da... ¡JAJAJAJAJAJOJOJOJO!" (iStock)
"Pffff.... jajajajajijijijijijijajajajaja, ay madre que me da... ¡JAJAJAJAJAJOJOJOJO!" (iStock)

¿Cuando estás en una reunión familiar y haces un chiste nadie se ríe, ni siquiera tu mujer, aunque sea por no dañar tu autoestima? ¿Sigues utilizando las mismas bromas que tu padre aprendió de su padre, y este, a su vez, de su propio padre? ¿Pablo Motos te parece el súmmum del humor? No temas, todos podemos mejorar nuestro sentido del humor e, incluso, conseguir arrancar una carcajada a los que nos rodean de vez en cuando, sin necesidad de humillarnos o caernos por unas escaleras mecánicas.

Cierto es que muchas personas graciosas lo son de manera genuina, casi biológica –aunque la familia en la que nos hayamos criado también hace mucho–, pero también que podemos pasar de ser un auténtico cero a la izquierda en esto de las risas a, por lo menos, un cuatro (sobre diez), si nos lo proponemos. Aunque hay que tener cuidado, claro está: no hay nada más patético que ver a alguien esforzándose por hacer gracia y fracasando en el intento. El autor de ¡Ja! La ciencia de cuándo reímos y por qué (Basic Books) Scott Weams sugiere en Psychology Today algunas estrategias para llevar nuestro plan a buen puerto, que aquí recogemos.

  • Arriésgate

Siempre que se intenta definir qué es el humor o qué herramientas utiliza –algo que se ha intentado hacer de forma sistemática con resultados dispares–, una de las acepciones más frecuentes es aquella que señala que el humor es una relajación de la lógica cotidiana; la posibilidad de conectar, como haría el surrealismo, dos conceptos que nada tienen que ver. Si quieres hacer gracia, debes intentar descartar lo primero que se te ocurre (“ja, ja, alguien ha dicho cinco, ¡por el culo te la hinco!”) y pensar en lo imprevisible. Puede ser que no hagas mucha gracia, pero el proceso de prueba error te ayudará a desterrar de una vez por todas las gracietas anticuadas o importadas de un late show de los años noventa.

  • Ve comedias

A cortar huevos se aprende capando, y quizá podamos ser un poco más divertidos si seguimos a los maestros. Repetimos: maestros, no “graciosetes de YouTube” o “humoristas trasnochados”. Además, ten en cuenta que el humor tiene manifestaciones muy distintas, y este puede aparecer tanto en el cine como en la televisión, en la radio, en internet, en la pintura, en la escultura (¡sí!) o, en definitiva, en cualquier manifestación artística.

  • Practica

A veces, el problema que tenemos no es que carezcamos de inventiva, sino simplemente, que no somos capaces de resultar divertidos por nuestra expresión verbal o física: todos sabemos que un chiste bueno puede ser arruinado en la boca equivocada o, aún peor, que un tipo sin ninguna clase de creatividad que repite las mismas bromas una y otra vez parece generar carcajadas simplemente por su elocuencia. Así que nada de hablarle al cuello de la camisa. Si tú mismo no crees en tu sentido del humor, nadie lo hará.

  • Apréndete bien un chiste

Una buena estrategia propuesta por Weams es perfeccionar un único chiste. Tiene que ser absolutamente infalible, y debes conocerlo en profundidad. Es tu tarjeta de presentación, aquella broma que puedes desempolvar cuando veas que ha fallado todo lo demás, tu as en la manga. No, el chiste del perro Mistetas no vale.

  • No te ofendas

No hay nada que demuestre de forma más evidente que careces de sentido del humor que ofenderse. Una cosa es no permitir que los demás nos pisoteen y otra es poner mala cara por sistema ante una broma, malintencionada o no. Aprende a contraatacar de forma irónica, y no sólo parecerás una persona más relajada ante los demás, sino que seguramente conseguirás de forma más efectiva que la próxima vez la otra persona se lo piense dos veces antes de decir nada.

  • Ten mala leche

Paradójicamente (o no), intentar ser siempre amables no nos convertirá en personas particularmente divertidas. ¿Es Flanders, el vecino plasta de Los Simpson, divertido? ¿Lo es el cura de tu parroquia? ¿Lo es tu madre? Weams alude a un estudio del psicólogo Gregory J. Feist para explicar por qué un cierto grado de agresividad es necesario en la creatividad en general y el humor en particular: las personas más creativas son más abiertas, más conscientes y se aceptan más a sí mismas, pero también son más hostiles e impulsivas.

¿Cuando estás en una reunión familiar y haces un chiste nadie se ríe, ni siquiera tu mujer, aunque sea por no dañar tu autoestima? ¿Sigues utilizando las mismas bromas que tu padre aprendió de su padre, y este, a su vez, de su propio padre? ¿Pablo Motos te parece el súmmum del humor? No temas, todos podemos mejorar nuestro sentido del humor e, incluso, conseguir arrancar una carcajada a los que nos rodean de vez en cuando, sin necesidad de humillarnos o caernos por unas escaleras mecánicas.

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