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Nueva novela negra española: "el asesino es el sistema"
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DIÁLOGO ENTRE TRES DE LOS MEJORES AUTORES DEL GÉNERO

Nueva novela negra española: "el asesino es el sistema"

Lo primero que hace un escritor de novela negra cuando se le interroga sobre el género es explicar por qué lo suyo no es exactamente eso

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Nueva novela negra española: "el asesino es el sistema"

Lo primero que hace un escritor de novela negra cuando se le interroga sobre el género es explicar por qué lo suyo no es exactamente eso que pone en la etiqueta que colocó su editor. Son Marta Sanz, Carlos Salem y Carlos Zanón, tres de los autores más relevantes de la nueva novela negra española. Son tres escritores inteligentes y con discurso articulado y eso se nota. Así que, mientras charlamos en el madrileño Café Comercial a una hora prudente, sus explicaciones, amparadas por tres recomendables novelas: Un buen detective no se casa jamás (Ed. Anagrama), Un jamón del calibre 45 (Ed. RBA) y No llames a casa (Ed. RBA) respectivamente, llegan a sonar incluso convincentes. ¿Qué hay detrás del boom del género en España? ¿Moda generacional, márketing? ¿O es sencillamente el signo de los tiempos?

Salem: “Yo creo que en realidad el género se ha convertido en un protogénero. Ha pasado de ser la hermanita pobre a que se dedique a ello incluso gente que no tiene nada que ver porque conviene puntualmente. Yo no me considero un autor de género, pero éste se ha fortalecido tanto que puedes publicar en colecciones de género negro textos que podrían ir en colecciones de otro tipo”

Sanz: Yo no siento que haga novelas de género. Yo hago novelas y dentro de esas novelas se cruzan diferentes géneros. Me interesa el género negro porque su componente de denuncia social. Es un género excesivamente codificado, y  creo que el escritor tiene la responsabilidad de cruzar fronteras, jugar con los moldes. En el género negro se activan esos que Constantino Bértolo llama los discursos de seducción, que llevan al lector muchas veces por un caminito previsible y yo no quiero eso.

Zanón: “Bueno, yo empecé a leer en serio el género un año después de haber publicado una novela que todo el mundo me decía que era negra. Estaba hablando de otra cosa, con la sensación de que estaba hablando un poco de mí, y para superar eso, dije: meto un muerto en el primer capítulo… y a ver por dónde voy. Fue para superar un bloqueo. La novela negra te permite hacer novela costumbrista sin tener que hacer un panfleto o un alegato, si tú ubicas tus personajes en el aquí y en el ahora estás haciendo una cierta denuncia social sin tener que hacer una denuncia maniquea.

La siguiente pregunta cae por sí sola. ¿Para romper moldes no debería ser mejor no ponérselos de inicio? ¿No es constrictor el género?

Sanz: El género negro puede estar contando cosas muy sórdidas de la realidad, pero como reto de lectura el lector está recibiendo materiales familiares, y eso resulta cómodo. Es muchísimo más fácil de vender y de catalogar que otro tipo de apuestas. Eso al mismo tiempo puede ser un arma de doble filo. Por el hecho de que yo escribiese una novela que se llama Black, black, black muchos lectores habituales del género se la habrán comprado y pensado después,  “vaya mierda, esto no es género negro”.

Salem: La ventaja de la novela negra ‘amplia’ es que el personaje siempre está en situación límite, y para una novela no hay nada mejor que una situación límite. Quieres saber si se va a salvar, si encontrará a la persona, si llegará a la verdad… Esta situación límite, aunque sea cotidiana, le da algo especial, aunque luego te sobre un muerto. A mi cualquier día me sobra un muerto en una novela y no me preocupa,  me encantaría, le pasaba a Chandler…

Zanón: Se desconoce la amplitud del espectro de la novela negra, Ellroy, Julián Ibáñez, nosotros, Juan Madrid, Andreu Martín… La gente tiene una idea preconcebida de un determinado subestilo dentro de la novela negra. Hay un aspecto que no se valora: el de que nada es lo que parece y todos tenemos algo que esconder… todos tenemos una doble o  triple vida, secretos… A lo mejor lo que estás contando no te ha pasado a ti pero sí sabes lo que significan los sentimientos de esa doble o triple vida y esos cadáveres que tienes en el armario… Además, se trata con personajes cuya vida privada es una puta mierda, que se pasan la vida currando terriblemente.  Lo que nos gusta de los personajes de Larsson es que se llevan el trabajo a casa, que trabajan todo el puto día. Viviendo en una sociedad en la que no llegas a nada te sientes muy identificado… Tú eres eso…

Una metáfora, pues, de la propia existencia en el mundo moderno. Y aunque Zanón matiza (“yo no diría tanto”), Sanz y Salem entran al trapo.

Sanz: Yo creo que sí puede ser una metáfora y que si nos fijamos en la figura del detective de la novela negra clásica la dimensión que tiene es la del antihéroe, del perdedor, de personaje que siempre está en el límite, de ser humano vulnerable… Yo he llegado a la conclusión de que si a nosotros nos interesa Aquiles es por su talón, no por su heroicidad.

Salem: Yo creo que es moderna por excelencia. Cuando sale El sueño eterno de Chandler, es un tipo de novela que refleja una sociedad moderna que después de la segunda guerra mundial se virtualizó, se hizo poderosa y se llenó de sueños. Todo el mundo podía ser presidente de los Estados Unidos. Detrás de ese sueño que se vendía para consumir estaban todas las miserias y los charcos, y la novela negra mostraba esos charcos. Como dice Taibo, fue la novela política por excelencia de la segunda mitad del siglo pasado, porque era la novela que te contaba, aunque no fuera con nombres y apellidos, las triquiñuelas del poder…

Metáfora, pues, no sólo de la vida personal y sus muertos en el armario, sino también de la vida social. ¿Metáfora de una situación eterna?

Sanz: Yo creo que probablemente se da más en determinadas sociedades en determinados momentos y por eso ahora la novela negra es un género en absoluta vigencia. ¿Por qué me interesa Henning Mankel? Porque creo que es el tío que mejor ha sabido retratar la corrupción de la socialdemocracia sueca, que además se suponía completamente modélica. Los géneros vigentes tienen que ver con las condiciones de la sociedad. El genero negro sirve muy bien para reflejar lo que yo considero (y lo voy a decir muy pedantemente) “la violencia sistémica intrínseca al capitalismo’”.

Salem: Eso se ve en la diferencia entre la novela clásica de detectives y la negra. En las historias de Sherlock Holmes el asesino es un hijo bastardo, es un resabiado, es un noble que está enfermo… es siempre el que el sistema dejó al costado. En la novela negra el asesino es el sistema, directa o indirectamente, que deglute a un montón de gente y lo que no le sirve lo escupe. Y esos huesos que escupe, de una u otra manera, es lo que buscamos contar, porque es lo que le pasa a más gente de lo que parece, y cada vez más.

Sanz: Sí, hay una diferencia fundamental entre la novela negra y la novela enigma. En las novelas de Sherlock Holmes hay una visión del mundo en la que ese mundo está bien hecho (por lo menos en Inglaterra). Para Holmes un misterio es un reto intelectual, pero él no tiene mala conciencia por haber pillado a un asesino, le parece que es lo correcto y que es lo que hay que hacer porque el asesino es una especie de verruga, de cáncer que hay que extirpar en un mundo que está muy bien hecho. Si cogemos el modelo de Simenon, Maigret es todo lo contrario, un policía que tiene culpa, que se pone en el pellejo del asesino y que entiende las razones que puede tener alguien para delinquir en un mundo que no está bien hecho… Curiosamente, eso vuelve a pasar en la actualidad un tipo de novela que no me gusta nada, en la que se vuelve a recuperar la idea de que el mundo está bien hecho y de que el asesino es un psicópata. Es un enfermo, y el policía deja de ser una persona con sensibilidad social o psicológica y se convierte en un forense, un psiquiatra aséptico o un cirujano…

Y ya que “el asesino es el sistema”, no se puede pasar por alto el sinnúmero de “héroes” de novela negra que, paradójicamente, son comisarios…

Sanz: Hay muchos matices. Maigret es un hombre que puede empezar confiando y poco a poco se va desencantando. Pero, por ejemplo, el hecho de que Dashiell Hammet nunca escribiera una novela donde el protagonista o el antihéroe positivo fueran un policía es muy sintomático. ¿Por qué recurre al detective, que es un tipo que está fuera de los engranajes del poder? Precisamente por eso, porque sabe que la corrupción está del lado del poder y necesita utilizar un personaje al margen. Esa es la razón por la que yo, por ejemplo, decido que mi personaje Arturo Zarko no esté en la policía nacional sino que sea un detective excéntrico.

Zanón: A partir de la segunda guerra mundial, a partir de Vietnam a partir de todas las mierdas, en Occidente se instaura la sensación de que ser moral es tener mala conciencia. Todos somos conscientes de que somos unos hijos de puta. De que nuestro sistema es un sistema injusto, de que puteamos al resto del mundo… La mala conciencia generalizada hace que el propio sistema sea incapaz de lavarle la cara. Y cuando uno se pone a escribir no puede escribir que cree en el sistema.

Salem. El héroe chandleriano es el detective, que luego se convierte en policía… es el tipo de al lado de tu casa que cree en el sistema pero no en quien lo ejecuta. Cuando se intenta exportar… aquí la gente viene y te dice “es que los detectives en España no pueden investigar asesinatos”, y yo les contesto “en Estados Unidos tampoco, señor mío” ni siquiera en la época de Marlowe. Además progresivamente se va dotando a los personajes de historia personal, lo cual exige realismo y verosimilitud… En Europa se comienza a convertirlo en policía, porque el policía sí puede investigar asesinatos. Qué pasa, que son policías chandlerianos porque Montalbano o Wallander son policías inexactos que no son el funcionario típico. Detectives con chapa para decir “no estoy imitando a los yanquis”. Y ahora todo el mundo hace comisarios…

En todo caso, ninguno de los tres parece preocupado porque el género que cultivan de manera tan abierta fuera en inicio popular y separado de la “alta literatura”. Sus motivos, parece, tienen que ver más con la empatía, el romanticismo y la exploración…

Zanón: Alta y baja literatura… La baja literatura es la que da soluciones sencillas a problemas muy complejos. Por ejemplo, Supermán. No se plantea nada. Sabe que el sistema funciona y cuando hay un problema coge un tren y lo descarrila. Cuando hay autores de peso, con talento, que entran en el género negro, no pueden hacer eso, porque no se lo tragan. Son autores que no pueden dar respuestas sencillas a problemas complejos como son los de la sociedad. Con lo cual las novelas generan tantas preguntas como respuestas.

Sanz: Highsmith colocándose aparentemente en el otro lado te dice que en el fondo todo viene a ser lo mismo. Todos nos acordamos de Ripley, pero hay un libro que me encanta, Crímenes bestiales, que reúne cuentos protagonizados por animales, y tú acabas entendiendo perfectamente las razones de la rata coja de Venecia para comerle la cara al niño en la cuna …

Salem: La novela negra no es la novela que habla del mundo del crimen, eso se amplió, la novela negra es la que habla del crimen que hay en el mundo, del crimen latente… y somos más los que queremos sentirnos del lado del héroe, aunque sea un héroe con la pata rota.

Lo primero que hace un escritor de novela negra cuando se le interroga sobre el género es explicar por qué lo suyo no es exactamente eso que pone en la etiqueta que colocó su editor. Son Marta Sanz, Carlos Salem y Carlos Zanón, tres de los autores más relevantes de la nueva novela negra española. Son tres escritores inteligentes y con discurso articulado y eso se nota. Así que, mientras charlamos en el madrileño Café Comercial a una hora prudente, sus explicaciones, amparadas por tres recomendables novelas: Un buen detective no se casa jamás (Ed. Anagrama), Un jamón del calibre 45 (Ed. RBA) y No llames a casa (Ed. RBA) respectivamente, llegan a sonar incluso convincentes. ¿Qué hay detrás del boom del género en España? ¿Moda generacional, márketing? ¿O es sencillamente el signo de los tiempos?