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Los grandes animales marinos corren el riesgo de desaparecer, y la culpa es nuestra
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cazamos a los grandes y reducimos sus hábitats

Los grandes animales marinos corren el riesgo de desaparecer, y la culpa es nuestra

A diferencia de las anteriores extinciones, causadas por cambios en el clima, en la que ahora afecta a los animales marinos el hombre tiene mucha responsabilidad

Foto:  (Foto: Wikipedia)
(Foto: Wikipedia)

La amenaza de extinción a la que se enfrentan en la actualidad los animales marinos no tiene precedentes en la historia conocida por los registros fósiles, especialmente los más grandes, y los seres humanos somos los grandes responsables. Esa es la conclusión de un estudio publicado hoy en Science y liderado por investigadores de la Universidad de Stanford y de la Universidad de Connecticut.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores compararon el nivel de amenaza de extinción a la que están expuestos dos grupos de animales: moluscos y vertebrados, fijándose en las especies existentes los últimos 500 años y los fósiles de especies de hace 445 millones de años, y determinaron que los animales modernos de gran tamaño son más propensos a estar amenazados por la extinción.

Los autores explican así sus conclusiones: al analizar los 264 géneros animales para los que evaluaron la amenaza de extinción, y que también se encuentran en los registros fósiles y relacionaron sus tamaños con la cantidad de animales de ese tamaño que están en peligros de extinción, resultando los cálculos en que, de los animales marinos que miden 1 centímetro, el 0% se encuentra amenazado por la extinción; de las que miden en torno a 10 centímetros, la extinción amenaza al 23%; un 40% de las especies que miden alrededor de un metro están amenazadas, y si hablamos de los más grandes, los que superan los 10 metros, la amenaza se extiende al 86% de ellos.

La importancia del factor humano

"En gran parte es porque los humanos solemos elegir como objetivos a los animales grandes cuando cazamos o pescamos", explica Andrew Bush, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Connecticut, que pone como ejemplo la caza de ballenas o la pesca de grandes atunes. Tampoco ayuda algunas características habituales de estas especies. "Suelen tener poblaciones menores, lo que hace que sea más fácil eliminarlos, y se reproducen a un ritmo menor, así que cuando sus números disminuyen, les cuesta más recuperarse".

Suelen tener poblaciones menores, lo que hace que sea más fácil eliminarlos, y se reproducen a un ritmo menor, así que les cuesta más recuperarse

El último motivo devuelve el foco a los humanos: "Por último, tienden a necesitar más espacio, ya que se mueven a lo largo de grandes distancias, así que se ven rápidamente afectados por la destrucción de su hábitat o la pesca intensiva en parte de su territorio".

No se trata de un problema que se dé solo en el mar. Como explica Bush, "los animales grandes de tierra tienen que hacer frente a las mismas amenazas humanas, y de hecho para ellos es peor, porque estamos más contacto con la fauna terrestre". Eso no quiere decir que las especies pequeñas estén libres de peligro, pero sí que los animales grandes presentan algunas características que juegan especialmente en su contra y los hacen más vulnerables a la caza o la pesca.

Las consecuencias de la extinción

La extinción de estos grandes animales marinos podría tener consecuencias económicas y ecológicas. Las primeras son las que tendrían lugar sobre las comunidades que viven de la pesca de especies como el atún o bacalao, entre otras muchas. Las segundas vendría provocadas por una posible reacción en cadena sobre otras especies y el propio hábitat, reacciones difíciles de predecir pero de las que existen muchos ejemplos previos.

"En los bosques de algas del Pacífico, las nutrias marinas se alimentan de los erizos, que a su vez se alimentan de las algas. Cuando se cazaron las nutrias de forma masiva y desaparecieron de un área determinada, los erizos comenzaron a multiplicarse y se volvieron anormalmente numerosos, porque las nutrias ya no se los comían, y aumentaron el consumo de algas, donde viven muchas otras especies que se vieron afectadas por ello", explica Bush. Esto podría ocurrir en otros lugares del mundo si los grandes animales marinos comienzan a desaparecer, ya que muchos son depredadores y su presencia ayuda a mantener los ecosistemas tal y como los conocemos.

El factor humano supone la principal diferencia entre las anteriores oleadas de extinción y la actual. "Nuestros análisis demuestran que en extinciones previas que tuvieron lugar en los océanos, los animales grandes no se vieron más afectados que los pequeños, así que sí, esta está siendo muy diferente", asegura el investigador. Los grandes cambios en el clima (ya fueron por el impacto de asteroides, las eras glaciares o la actividad volcánica) no distinguían entre grandes y pequeños, como sí hacemos los humanos.

Los investigadores reconocen el impacto que el cambio climático y sus efectos, como la acidificación de los océanos, tienen en la fauna marina, pero consideran que la principal amenaza sobre los animales analizados parece ser la pesca y la caza. "El cambio climático va a ser una gran amenaza, como lo ha sido antes, pero los humanos suponen una nueva".

Estamos a tiempo de hacer algo

La buena noticia es que estamos a tiempo de hacer algo, de dar determinados pasos para proteger a las especies amenazadas, empezando por modificar las leyes de caza y pesca de estos animales. El elefante marino del norte es un buen ejemplo, un animal que puede alcanzar los 1.800 kilos y que era cazado masivamente por su grasa. Se calcula que en 1910 quedaban menos de 100 ejemplares, pero varios gobiernos tomaron medidas para protegerlos y se calcula que su número a día de hoy supera los 200.000. Ya no se considera un animal amenazado.

"Una medida importante sería determinar grandes zonas protegidas donde estos animales puedan criar, vivir y multiplicarse. Ya que estas especies necesitan mucho espacio para moverse, las zonas pequeñas no son suficientes para ellos, y tienden a abandonarlas", explica Bush, que pone como ejemplo la reserva marina creada por la administración Obama en Hawai, con 1,5 millones de kilómetros cuadrados ("unas tres veces el tamaño de España").

La amenaza de extinción a la que se enfrentan en la actualidad los animales marinos no tiene precedentes en la historia conocida por los registros fósiles, especialmente los más grandes, y los seres humanos somos los grandes responsables. Esa es la conclusión de un estudio publicado hoy en Science y liderado por investigadores de la Universidad de Stanford y de la Universidad de Connecticut.

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