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Hoy es el día en el que una nave hinchable puede revolucionar el turismo espacial
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BEAm viaja de camino a la Estación Espacial

Hoy es el día en el que una nave hinchable puede revolucionar el turismo espacial

Pesa 14 toneladas pero ofrecerá hasta 16 metros cúbicos de espacio, algo parecido a una habitación de 4x4. Este módulo inflable quiere hacer posible el turismo espacial

Foto: Bigelow pretende colocar dos módulos en órbita para 2020. (Wikipedia)
Bigelow pretende colocar dos módulos en órbita para 2020. (Wikipedia)

Viajar al espacio será tan sencillo como llevarse una tienda de campaña al campo, lanzarla al aire y esperar que se infle en un par de segundos. Esa es la premisa, muy a grandes rasgos, de BEAM, un módulo inflable (aunque su fabricante, Bigelow Aerospace, prefiere llamarlo expandible) que viaja de camino a la Estación Espacial Internacional. ¿El objetivo? Demostrar, a lo largo de dos años, que una estructura de este estilo es tan fiable y resistente como el resto de (pesados) módulos que conforman ese gran mecano espacial en órbita.

BEAM son las siglas por las que se conoce el Bigelow Expandable Activity Module, un vehículo cuya filosofía pasa por el abaratamiento de costes sin perder fiabilidad o seguridad por el camino. ¿Cómo lo hace? El módulo viaja enclaustrado dentro de la nave Dragon que ayer despegó desde Cabo Cañaveral. Lo puso en órbita el cohete Falcon 9 de Spacex que, por cierto, logró aterrizar con éxito (ahora sí) en una barcaza flotante. El módulo supone 1,4 toneladas de las 2 que viajan hacia la estación. Comparado con otros, su peso parece casi de broma: Zarya, el primer componente de la estación, se va hasta las 19 toneladas.

El BEAM es ligero y resistente. Pesa 1,4 toneladas frente a las 19 del Zarya, el primero de los componentes de la Estación Espacial Internacional

Esa mezcla, la de BEAM y una plataforma como la EEI, es fundamental para que la NASA investigue en su viaje hacia Marte: "Tenemos mucha suerte de contar con la estación para demostrar el potencial de habitabilidad de BEAM. Tenemos una plataforma en microgravedad que pueden visitar los astronautas para evaluar los sistemas y tecnologías que nos permitirán viajar hasta las profundidades del espacio". Las palabras son de Jason Crusan, director de Sistemas de Exploración Avanzada de la agencia, pocas semanas antes del lanzamiento.

Aunque pueda parecer frágil por su aspecto, la NASA asegura que la solidez del BEAM está más que probada. La agencia ni siquiera se plantea un escenario en el que pueda surgir una emergencia debido a una perforación de las paredes del módulo habitacional. Aunque no se han hecho públicos los materiales de los que está formada, la agencia asegura que es más resistente a los micrometeoritos y a la radiación que el aluminio del que están formados el resto de espacios de la estación.

La estructura que se acoplará este fin de semana a la estación está pensada para aguantar cinco años en el espacio aunque solo lo hará durante dos. Una vez pasado el periodo de prueba, la NASA quiere utilizar el puerto de atraque para otros fines (que todavía no ha hecho públicos), por lo que el BEAM se desintegrará en la atmósfera después de un periodo de prueba adicional, ya en solitario, que durará otros 290 días.

Una vez que la Dragon llegue a la Estación, los miembros de la Expedición 47 procederán a colocar el BEAM en su lugar gracias al brazo robótico pasados unos días, ya que la primera intención tanto de la agencia como de Bigelow es dejar que el vehículo se aclimate al vacío espacial durante unos días. Dentro de un par de semanas se procederá al segundo paso de la operación: el inflado del vehículo para que ocupe toda su extensión. Una vez hinchado, los astronautas lo visitarán con cierta periodicidad para comprobar el estado de los sensores que están instalados, pero no se prevé que se haga vida en el mismo (aunque el dueño de la firma ha asegurado que hay clientes interesados en habitarlo). La escotilla que lo separará del resto de la Estación permanecerá cerrada.

El BEAM se inflará en un par de semanas aunque nunca estará ocupado. Los astronautas solo harán visitas periódicas para comprobar los sistemas

El BEAM que viaja hasta la EEI es el tercer vehículo que Bigelow Aerospace va a colocar en el espacio. Los dos primeros, que abandonaron la Tierra en 2006 y 2007, no estaban certificados para que los usaran seres humanos.

Un hotel en el espacio

Bigelow Aerospace es una compañía fundada en 1999 por el magnate hotelero Robert Bigelow, que tomó el testigo de una tecnología desarrollada por la NASA llamada TransHab para fabricar vehículos que dieran cobijo a los astronautas en viajes a la Luna o Marte.

El Congreso estadounidense cerró el programa TransHab, pero la tecnología desarrollada hasta la fecha terminó en manos de Bigelow que, desde entonces, ha seguido trabajando para conseguir que esa tecnología se convirtiera en realidad.

No es casual que el Congreso de Estados Unidos haya pedido expresamente a la NASA que desarrolle un módulo habitacional, calcado al que BEAM acaba de lanzar, de cara al futuro viaje a Marte y cuyo primer prototipo debería estar listo para 2018, como muy tarde. Bigelow, junto a Boeing, Orbital ATK y Lockheed Martin se hizo con una partida presupuestaria para investigar esta tecnología que, de la mano de una cápsula Orion, debería llevar a los primeros humanos hasta el planeta rojo.

En esa carrera por hacerse con un contrato más que jugoso, Bigelow cuenta con una posición de privilegio. No solo por su experiencia pasada o por la que está a punto de atesorar, sino porque la firma también trabaja en un nuevo vehículo, llamado B-330, que pretende poner en órbita alrededor de 2020. La fecha es orientativa ya que, para hacerlo, necesitará que tanto SpaceX como Boeing tengan listas sus cápsulas Dragon y Starliner para trasladar astronautas desde la Tierra hasta esa posible primera estación espacial privada.

Regreso a la hostelería

Bigelow tiene en mente montar una primera estación con dos módulos B-330 que superarán, de largo, los 16 metros cúbicos que tendrá el BEAM. La firma trabaja para poder colocar en órbita un puesto en el espacio que tendrá 660 metros cúbicos (330 por cada módulo) y que podría albergar hasta a 12 personas en órbita.

Tanto la NASA como las otras agencias que participan en la Estación Espacial Internacional han dejado claro que su apoyo está en entredicho a partir de mediados de la década de 2020. La organización estadounidense ya ha manifestado su intención de centrarse en la exploración de Marte para que sea la iniciativa privada la que asuma el control de estaciones y vehículos como la EEI.

Que la industria privada tome el relevo de las agencias espaciales anticipa un futuro en el que el turismo espacial parece una realidad cada vez más palpable. Con varios módulos B330 unidos en órbita, Bigelow puede ofrecer tanto servicios para investigadores como para millonarios aburridos.

Quedan años, incluso décadas, para que se normalice el turismo espacial. El día que lo haga, es más que probable que se recuerde el vuelo del BEAM como uno de los primeros en abrir las puertas del espacio al común de los mortales. Cada vez queda menos para que la baja órbita terrestre sea el próximo Benidorm.

Viajar al espacio será tan sencillo como llevarse una tienda de campaña al campo, lanzarla al aire y esperar que se infle en un par de segundos. Esa es la premisa, muy a grandes rasgos, de BEAM, un módulo inflable (aunque su fabricante, Bigelow Aerospace, prefiere llamarlo expandible) que viaja de camino a la Estación Espacial Internacional. ¿El objetivo? Demostrar, a lo largo de dos años, que una estructura de este estilo es tan fiable y resistente como el resto de (pesados) módulos que conforman ese gran mecano espacial en órbita.

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