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Intimacy 2.0, un vestido que se hace transparente con la excitación sexual
  1. Tecnología
mide el latido del corazón y la temperatura

Intimacy 2.0, un vestido que se hace transparente con la excitación sexual

Los vínculos entre la tecnología y el sexo han sido siempre muy intensos. Intimacy 2.0 es un vestido 'gadget' que da un paso más en esa dirección

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Los vínculos entre la tecnología y el sexo han sido siempre muy intensos y, hasta ahora, el grueso de los pasos se estaba dirigiendo a crear robots dedicados a las tareas amatorias, siempre dispuestos y confeccionados a voluntad de su comprador. El asunto no es broma: en Japón ya se pueden comprar, y precisamente es en este país donde los rigores de una sociedad cada vez más individualista han disparado la industria del sexo. Ya se puede adquirir hasta un robot masturbador bautizado como VR Tenga. Sí, el asunto es un tanto escabroso. Sin embargo, hay otras aproximaciones de la tecnología a este impulso carnal mucho más imaginativas.

Esta semana nos hemos sorprendido con el anuncio de Intimacy 2.0, un vestido un tanto peculiar con el que no parece que muchas mujeres vayan a acudir libremente a fiestas o convites. Su diseño deja en evidencia lo que parece un riguroso recorte presupuestario en el reparto de tela, pero es que en realidad nada es lo que parece.

Siendo estrictos, aquí no hay tela. El peculiar vestido se compone de una serie de capas que se vuelven transparentes u opacas en función de la excitación sexual de su portadora

Siendo estrictos, aquí no hay tela. El peculiar vestido se compone de una serie de capas que se vuelven transparentes u opacas en función de la excitación sexual de su portadora. ¿Cómo logran descubrir este estado? Según apunta Studio Roosegaarde, los promotores de la idea, lo conocen a través de los latidos del corazón y la temperatura corporal, dos datos que son medidos mediante diversos sensores repartidos por el vestido en cuestión. Los detalles son muy escasos, así que tampoco podemos conocer los pormenores del funcionamiento.

¿Excitadas o alteradas?

Lo que sí queda patente es el resultado a juzgar por el vídeo promocional de Intimacy 2.0: en los puntos álgidos de la excitación donde antes uno veía negro ahora ve la silueta de la portadora de este indiscreto vestido tal y como llegó al mundo. ¿Una locura o una idea genial? Bien, las dos cosas.

La primera, por motivos evidentes: no parece que esta prenda tan atípica sea un producto de masas ni que vaya a desaparecer de las estanterías por el furor de sus compradoras. Pero por otro lado, el proyecto ya ha triunfado en parte por haber logrado llamar la atención de los medios ante una idea tan original y haber disparado la marca del estudio por todo el globo. Ya se sabe, marketing gratuito generado por una idea muy peculiar. No tenemos claro que los atributos relacionados con la misma sean los más adecuados, pero desde luego sínos quedan en la memoria como innovadores.

Por otro lado, esta pequeña locura también puede tener su público, más allá de Lady Gaga o similares, en los encuentros privados con las parejas o tal vez en fiestas arriesgadas. Sin embargo, el asunto de la "activación por excitación" no queda muy claro.

Tal y como explica Natalie Mathews en 'ELLE', pueden ser muchas las causas por las que una mujer vea su corazón desbocado: desde ver al hombre de sus sueños evidentemente, o ante la perspectiva de hablar en público

Tal y como explica Natalie Mathews en ELLE, pueden ser muchas las causas por las que una mujer vea su corazón desbocado: desde ver al hombre de sus sueños evidentemente, o bien ante la perspectiva de hablar en público. Y claro, imaginen el panorama de esa guisa... Sin embargo, sus creadores siguen viendo este producto como idóneo no sólo para dar un toque más picante al encuentro con nuestra media naranja, sino también para las ocasiones en las que la portadora tiene que pisar la alfombra roja. Lo comprobaremos en la próxima entrega de los Oscar.

Pero Daan Roosegaarde, el emprendedor y alma máter del estudio, no se conforma con esta idea, sino que está trabajando ya en otro tipo de vestimenta que hace lo propio cuando uno miente, y esta sí que puede dar mucho juego.

¿Cómo lo hará? No se sabe, pero, de funcionar, el resultado podría ser francamente divertido. El estudio sigue aprovechando el tirón de estas ideas tan creativas y trabaja ya en la versión masculina con Intimacy 3.0. Ya se está contactando con diseñadores, por lo que cabe esperar que en breve veamos los primeros bocetos.

Los vínculos entre la tecnología y el sexo han sido siempre muy intensos y, hasta ahora, el grueso de los pasos se estaba dirigiendo a crear robots dedicados a las tareas amatorias, siempre dispuestos y confeccionados a voluntad de su comprador. El asunto no es broma: en Japón ya se pueden comprar, y precisamente es en este país donde los rigores de una sociedad cada vez más individualista han disparado la industria del sexo. Ya se puede adquirir hasta un robot masturbador bautizado como VR Tenga. Sí, el asunto es un tanto escabroso. Sin embargo, hay otras aproximaciones de la tecnología a este impulso carnal mucho más imaginativas.

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