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Los toreros Ferrera, Abellán de Verde y Luque se dan cita en Las Ventas dentro de los festejos de la madrileña Feria de San Isidro

Foto: El diestro Daniel Luque da un pase al segundo de su lote, durante el decimoctavo festejo de la Feria de San Isidro en Las Ventas. (EFE)
El diestro Daniel Luque da un pase al segundo de su lote, durante el decimoctavo festejo de la Feria de San Isidro en Las Ventas. (EFE)

26 de mayo de 2015

Plaza de toros de Las Ventas. 19º festejo de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de plaza. Toros dePuerto de San Lorenzo, de 539 a 621 kg.

Parejos, en el tipo de la casa: altos, largos y peludos del frío de Salamanca.
En general mansotes, en especial el tercero y muy muy peligroso el cuarto.
Sexto sobrero deJoséLuis Peredapitado por su diferencia de tipo, encastado y agresivo.

Antonio Ferrera,de nazareno y oro:silencio y silencio.

Miguel Abellán,de verdemanzana y oro:ovación y silencio.
Daniel Luque, de verde botella y oro:silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición muy mayoritaria queincomprensiblemente el presidente no atendió.

"Pronto empezamos", exclamaba encorvado y encorbatado elprotovotante "esperanzado"que fabricó en mis rodillas humo hoy, como para obligarle a asistir como país invitado en la próxima cumbre de Kioto. Un humo que me tuvo "apurado" toda la tarde porque mi aversión a quemar hojas secas de tabaco a centímetros de la boca no me permitía disfrutar de los supuestos matices de un placer propio de los que esperan a alguien que quieren mucho, que definía la copla. Aparté con el programa oficial la densa niebla que me separaba de mi vecino de fila de abajo y y lejos de descubrir gorilas acerté a rematar con mis ojos llorosos, enrojecidos e irritados el perfil no tan peludo que configuraba lo que parecía un humano y que rápidamente explicaba lo inteligible de su interjección y la convicción espiritual de su lamento. Rolex dorado, anatomía invasora de los asientos de al lado, cubata y restos del anterior entre las piernas, señora de buen ver (en las revistas del pasado) casi siniestra a su diestra y, sobre todo, expresión desíndrome deshockpostelectoral,y sudor frío de miedo a futuro hiperlegislativo completaban suficientes datos como para descartar del todo que no fuera un homínido evolucionado y entender el comentario...

Pronto empezamos, seguía lamentando... el presidente, recién elegido de esta mañana, desobedeciendo sin pudor y ante 20.000 de sus conciudadanos las reglas más básicas del reglamento taurino.Pero no cualquiera regla.La más básica. La más importante. La más democrática... Negar la voluntad claramente mayoritaria del pueblo,reivindicando por cierto algo de toda justicia, con el desparpajo, la displicencia, la autosatisfacción por el poder ejercido exclusivamente como inflamación del propio ego fueron motivos más que suficientes para que el humífero mamíferoabandonara la plaza indignado, mucho más encendido que su puro y terriblemente contrariado y preocupado por el futuro de su confortabilidad y de la celebración futura de las corridas de toros... Ahorro de la escena sus referencias bolivarianas, su arrepentimiento por consumir ron venezolano, suscomparaciones políticamente incorrectasy su repetición mecánica de las conclusiones que aportan la cultura histórica y la capacidad de análisis de lapolítica internacional que últimamente aportan los grupos de WhatsApp y los memes.

Las ahorro, pero debo decir queno fue el únicoque se marchó encendido. No es que me prendiera con los rescoldos de su hoguera portátil los picos de mi chaqueta de lycra, que también, es que abandoné indignado la plaza por la prepotencia y la desobediencia civil de la que acababa de ser víctimaen la negativa del presidente a conceder la oreja en el sexto bis de la tarde a un chaval de apenas 25 años. Un chaval, perdón, un torerazo que había demostrado entregarse sin reservas paracumplir sus sueñosdemostrando oficio, aplomo y torería y rematando una faena con un estoconazo espectacular que dio con el agresivo toro de Pereda patas arriba en el ruedo.

¿Qué más se podía pedir? Pues sencillamente lo que está estipulado en la ley y que todos los que asistimos a las corridas de toros respetamos y pedimos respetar:que se cumpla el reglamento. Muchos más de tres cuartos de los asistentes que se mantuvieron en sus asientos hasta el final de la corrida pedían convencidos y convincentes en sus aspavientos, nunca mejor dicho, de sus pañuelos y sustitutivos elementos y sobre todo del generoso usosus sonoras y enérgicas gargantas la concesión de la oreja a Daniel Luque. ¿Qué más se puede pedir? Pues nada... Ni gesto...

Los toros son una fiesta democrática y ¡Aló Presidente!no puede alterar impunementelas reglas de un juego en el que hay personas que satisfacen la sensibilidad artística propia, y sobre todo ajena, poniendo en riesgo su propia vida. Sencillamente no puede.

Daniel estuvo excelso toda la tarde. Soloalgunos leves desajustespropios de quien está todavía asentando sus cualidades como matador pueden ser reprochables a la misma velocidad que perdonados por las características de los toros que le correspondieron y la enorme presión que le suponía una tarde de semejante compromiso.Su despliegue de dulzuracon el capote, sensibilidad y sitio ante los toros culminaron con el aguante estoico de un parón del sexto toro en los medios después de apenas dos lances dejándole llegar y parándose a escaso dos metros de su capote. Sereno, consciente y torero continuó los lances y se encaminó hacia el éxito. No estuvo bien con la espada en el mansísimotercero, pero lo enmendó después con un estoconazo casi perfecto al sexto que por sí solo no hace tanto tiempo valía una oreja en esta plaza.

Ferreray Abellán, como en sus anteriores compromisos de la feria:voluntariosos, técnicos y derrochando valor toda la tarde. Solventaron problemas muy serios de sus muy serios toros. Aguantaron por igual incertidumbres embestidas e incertidumbres resultados sobre la valoración de sus esfuerzos y me dio la impresión de que sucumbieron un poco al final de sus faenas a la evidencia de que estas últimas, hoy,no iban a ser proporcionales a sus méritos. Me gustaron los dos toreros exhibiendo primero y resolviendo después un montón de matices que siempre muestran los toros mansos en sus arranques, sus paradas, sus embestidas y sus huidas... que de todo hubo este día.

¡Aló presidente! Se lo dice un votante,que saqué mi pañuelo... Nose puede.

26 de mayo de 2015

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