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Mitos y leyendas de la emigración a Alemania
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MUCHOS EMIGRANTES ESPAÑOLES HABLAN DE PRECARIEDAD Y FALTA DE OPORTUNIDADES "REALES"

Mitos y leyendas de la emigración a Alemania

Ocurrió esta semana, poco antes del desembarco de Angela Merkel a las puertas de la Moncloa. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ofreció

Foto: Mitos y leyendas de la emigración a Alemania
Mitos y leyendas de la emigración a Alemania

Ocurrió esta semana, poco antes del desembarco de Angela Merkel a las puertas de la Moncloa. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ofreció a Alemania parte de los "jóvenes bien formados" de la Comunidad, ya que el país germano los necesita y "Madrid se los puede proporcionar". Además de anunciar un programa de 20.000 cursos de alemán básico para desempleados, la líder de los populares de Madrid entonaba así el enésimo canto a las virtudes del mercado laboral germano, que considera ideal por ejemplos como el de Hesse, un estado federado que necesitará unos 250.000 trabajadores en la próxima década.

Tierra de oportunidades, aunque no para todos

Pero es posible que Aguirre tenga más ganas de deshacerse de algunos de sus parados que Alemania de acogerlos. Hasta 2012, cualquier español que llegara al país podía solicitar a su sistema de Seguridad Social una serie de ayudas económicas asociadas al Europäische Fürsorgeabkommen, la Convención Europea de Asistencia Social firmada en 1953 por varias naciones del continente, entre ellas España y Alemania. El Gobierno alemán, sin embargo, decidió el pasado 23 de febrero dejar en suspenso esta norma a la que se habían acogido 2.724 españoles.

La razón es sencilla. Españoles o no, Alemania quiere trabajadores, pero cualificados. Así lo explicó la propia ministra de Educación, Annette Schavan, poco antes de su reunión el pasado julio con su homólogo español, José Ignacio Wert. Los jóvenes españoles, "que sufren en su país un nivel de desempleo juvenil superior al 50 %" deben contar con una oportunidad en la República Federal. "De esa manera podremos cubrir un poco mejor nuestras necesidades de mano de obra especializada", subrayó.

Pero la cualificación es una condición que va más allá de la posesión de una de ingeniería. “Además del título hay que tener idiomas”, explica María, que emigró a Berlín hace menos de un año. “Eso no significa que hables inglés o alemán aparte del castellano: significa que hables los tres idiomas”. Esta periodista mantiene que aunque en muchos sectores “se puede sobrevivir laboralmente con el inglés”, los germanos esperan que hables también alemán. “O el esfuerzo de que lo intentes”, precisa. “Su idea es que si estás aquí, debes conocer el idioma”.

El espejismo de la capital

Es una situación que se acentúa en Berlín, destino de la mayoría de los emigrantes españoles. “Pasear por Kreuzberg es casi como pasear entre las terrazas de Madrid”, ejemplifica María. Lo que no siempre es una buena noticia para los recién llegados. La capital, explica, “está en una zona menos industrializada que otras, como Baviera o Renania del Norte-Westfalia. Tiene una capacidad más limitada para absorber mano de obra”.

Así, María advierte contra el “espejismo” que puede suponer este destino al que muchos acuden porque es la capital. “En Berlín, un piso cuesta menos que en Madrid. También los precios son bajos”. Con frecuencia se dice que es la gran capital más barata de Europa, pero no se menciona la calidad de vida. “El índice de paro de Berlín es casi el doble que el del resto del país”, matiza María. “Y abunda más el trabajo precario”, como los minijobs o minitrabajos.

Una abundancia que afecta especialmente a los inmigrantes. Desde su puesta en marcha en 2003, más de siete millones de empleados cobran en Alemania un máximo de 400 euros al mes –la media es de 230– por trabajar hasta 80 horas sin acceso al servicio de salud o al plan de pensiones. La hostelería es un sector particularmente proclive a esta fórmula, con más de 800.000 puestos de trabajo que son, en realidad, miniempleos.

¿Los españoles primero?

"Si vemos que hace falta gente en Alemania y en España hay un 40% de jóvenes sin trabajo, no vamos a traer inmigrantes de fuera". Es un axioma de la propia canciller, Angela Merkel, que el pasado abril se expresó así en un debate con su homólogo checo, Petr Necas. Merkel justificó esta prioridad de los españoles tirando de europeísmo y recurriendo a la tesis en la que reposan los cimientos jurídicos de la Unión Europea: la creación de un mercado interno de mano de obra, servicios y capitales.

Pero esta homogeneidad tiene otras consecuencias. Aunque las cifras de paro estén en Madrid, Barcelona, Bilbao o Sevilla, los currículos apilados y las colas que forman los desempleados españoles empiezan a verse en todas partes. "También en Alemania hay españoles en paro", sentencia David, que niega cualquier tipo de trato a favor hacia la condición española. De hecho, este barcelonés de 31 años, que hoy trabaja en una empresa de software, lleva tres en la capital germana y confiesa haber pasado parte de la aventura con el agua al cuello. "He estado a punto de volver a España dos veces", explica. En ambos casos, por agotar su contrato laboral en un puesto que después ocupó otro español.

Saturación de compatriotas

En Alemania hay muchos españoles. Su número aumentó un 4,5% durante 2011, según Destatis, la Oficina Federal de Estadística del país. En total fueron 4.792 los nacionales inscritos en el Registro Central de Extranjería, que sólo recoge a los forasteros que se instalan de forma permanente en el país teutón. Según el Instituto Nacional de Estadística español, a principios de 2012 ya vivían allí 111.731 españoles. Son la cuarta colonia más numerosa del mundo después de la de Argentina, la de Francia y la de Venezuela.

"Hay mucha competencia entre los propios españoles", explica David. En particular en Berlín, y especialmente en la hostelería. "Los restaurantes mexicanos están llenos", ironiza. La abundancia de jóvenes recién llegados a la capital lleva a muchos empresarios a ofrecer contratos temporales sin ningún futuro. “Contratan a un español tras otro, y así no tienen que hacer fijo a nadie”.

Y la abundancia no implica solidaridad, mucho menos institucional. Pese al entusiasmo con que muchos políticos españoles glosan las virtudes de este paraíso laboral, otros tantos emigrantes critican el desamparo en el que se encuentran los españoles en Alemania

Instituciones como el Ministerio de Exteriores o la Embajada de España, critican, vuelven la espalda a todos los que tengan que ocuparse de trámites de tipo laboral. "Te dicen que ellos no son una agencia de trabajo", explican, y se niegan a gestionar papeles e información relacionada con el mercado laboral. "Incluso a dar traslado a ofertas de trabajo en las que se busca específicamente a españoles", precisan, "argumentando que están desbordados y que quieren evitar el efecto llamada". 

Una aventura que no renta a largo plazo

Aun así, muchos están dispuestos a enfrentarse a las duras condiciones de la aventura alemana para adornar su currículo con experiencia en el extranjero. No es el caso de José Luis, que tras un año de poco éxito en la capital alemana decidió coger las maletas y probar suerte en Londres. La razón no podía ser más sencilla: "Cuando llevas un currículo a una entrevista en el que sólo aportas experiencia de camarero en restaurantes ", explica, "da igual que los restaurantes estén en Berlín".

Para este licenciado en Comunicación, "no merece la pena eternizarse en trabajos precarios" sólo porque reporten "una experiencia fuera" que, asegura, empieza a ser abundante en los procesos de selección españoles. "Si lo que quieres es establecerte fuera de España, necesitas una oportunidad laboral real", dice, que escasea en Alemania, sobre todo para profesionales fuera de las ramas técnicas y de ingeniería.

Ocurrió esta semana, poco antes del desembarco de Angela Merkel a las puertas de la Moncloa. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ofreció a Alemania parte de los "jóvenes bien formados" de la Comunidad, ya que el país germano los necesita y "Madrid se los puede proporcionar". Además de anunciar un programa de 20.000 cursos de alemán básico para desempleados, la líder de los populares de Madrid entonaba así el enésimo canto a las virtudes del mercado laboral germano, que considera ideal por ejemplos como el de Hesse, un estado federado que necesitará unos 250.000 trabajadores en la próxima década.