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El oso que llegó al Parlamento de Asturias
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SU MUERTE EN UN CEPO ILEGAL AVIVA EL DEBATE ENTRE CAZADORES Y CONSERVACIONISTAS

El oso que llegó al Parlamento de Asturias

La muerte de un oso atrapado por un lazo de acero en un pueblo del municipio asturiano de Cangas del Narcea ha vuelto a enfrentar a conservacionistas y

Foto: El oso que llegó al Parlamento de Asturias
El oso que llegó al Parlamento de Asturias

La muerte de un oso atrapado por un lazo de acero en un pueblo del municipio asturiano de Cangas del Narcea ha vuelto a enfrentar a conservacionistas y cazadores, ocasionando una polémica sobre el proteccionismo de esta especie en periodo de recuperación que ha llegado incluso al Parlamento de Asturias. El Partido Popular ha presentado una interpelación por lo que considera notables perjuicios a la fauna salvaje en la comunidad autónoma. El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil afirma que tiene muy adelantadas las investigaciones para detener al autor de la colocación del lazo de acero, método prohibido y fuertemente penado para acabar con el furtivismo.

Grupos ecologistas y cazadores se han echado la culpa de la muerte de este plantígrado, de unos 70 kilos de peso, que fue descubierto agonizando el pasado 27 de agosto por un guarda forestal. Estaba atrapado por un lazo de acero a unos 200 metros de una casa del pueblo de Porley. Si bien todas las partes coinciden en censurar la utilización de este tipo de trampas para animales, que causan un enorme desgarro y gran dolor a los ejemplares que caen en ellas, difieren en achacar la muerte del oso a la utilización del lazo. El colectivo de cazadores de Cangas del Narcea considera que los errores en el rescate del animal del cepo influyeron más en su fallecimiento que el propio lazo, cuya intención, aseguran, era acabar con la plaga de jabalíes que en los últimos años está invadiendo las fincas y destrozando las cosechas de muchos agricultores.

Las organizaciones medioambientalistas, por otra parte, rechazan tajantemente esta supuesta finalidad del lazo, ya que no existen huellas de jabalíes en Porley, y mantienen que los cazadores no se comprometen en exceso con la política de erradicación del furtivismo que, por otra parte, perjudica también sus intereses. 

Sin embargo, independientemente de la condena general al uso de cepos de estas características y a su crueldad con los animales, la polémica también se refiere al tiempo que estuvo el oso sin ser rescatado y a su agonía después de haber sufrido varias horas los efectos de la trampa.

Desde que el guarda avistó al plantígrado atrapado hasta que fue liberado pasaron muchas horas, lo que pudo provocar, según algunas partes, su sufrimiento hasta la muerte. Los encargados de salvar al animal del cepo advirtieron de que su estado de nerviosismo impedía que los técnicos pudieran sedarlo, pero también dejaron claro que las heridas ocasionadas por el lazo de acero eran muy profundas y ocasionaron un enorme estrés al ejemplar.

El caso llega al Parlamento

Este retraso en salvar al oso y sus posibles efectos mortales es el origen de la interpelación urgente que el Partido Popular ha presentado en el Parlamento asturiano, alegando que una supuesta mala gestión de los técnicos de la Consejería de Agroganadería podría haber causado la muerte de un miembro de una especie en peligro de extinción. Los conservadores asturianos consideran que las administraciones destinan un importante caudal de recursos públicos para que sean mal utilizados por los representantes de los ciudadanos.

Independientemente de quién lleve razón después de la muerte del oso, el incidente ha puesto de manifiesto la distinta opinión que sobre la protección de estos animales se tiene en diferentes sectores de la sociedad asturiana. Algunos sectores plantean que mientras especies en extinción como el oso o el lobo reciben todo tipo de ayudas para su estabilidad, los sectores agroganaderos están siendo muy poco considerados por estas mismas administraciones, poniendo, entre otros ejemplos, el retraso en cobrar los daños ocasionados a sus tierras y fauna por los animales protegidos. También el furtivismo es percibido de forma distinta por cazadores y ganaderos que por ecologistas, quienes son muy tajantes a la hora de denunciar "ciertas tolerancias" que van, según dicen, en perjuicio de la propia naturaleza.

Lo que ha suscitado la coincidencia de todos es la exigencia de detención del supuesto furtivo que colocó el lazo de acero. La Guardia Civil ha recorrido todos los alrededores del lugar donde apareció el cepo con el fin de recoger pruebas para detener al culpable, sobre quien existen varias hipótesis, sin descartarse que pueda ser, incluso, algún vecino del Porley, ajeno a los sectores involucrados y cuyo objetivo pudiera ser ganar algún dinero vendiendo la piel del animal. Sin embargo, todas las conjeturas son meras especulaciones hasta que el Seprona, que anunció estar muy cerca del culpable, dé a conocer su identidad. Si lo encuentran, podría pasar hasta dos años en la cárcel. 

La muerte de un oso atrapado por un lazo de acero en un pueblo del municipio asturiano de Cangas del Narcea ha vuelto a enfrentar a conservacionistas y cazadores, ocasionando una polémica sobre el proteccionismo de esta especie en periodo de recuperación que ha llegado incluso al Parlamento de Asturias. El Partido Popular ha presentado una interpelación por lo que considera notables perjuicios a la fauna salvaje en la comunidad autónoma. El Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil afirma que tiene muy adelantadas las investigaciones para detener al autor de la colocación del lazo de acero, método prohibido y fuertemente penado para acabar con el furtivismo.