Juan o cuando la economía sumergida de Sevilla se cuela en el ‘NYT’

Juan, sevillano, 37 años, parado desde hace seis meses y transportista que elude pagar impuestos. Así es el perfil de los españoles inmersos en la economía sumergida, esos que Montoro persigue para que regularicen su situación con Hacienda. A los juanes de España le dedica un artículo el New York Times, a los que trabajan al margen de la ley y sin pasar por ningún libro de contabilidad.

Para empezar cuenta el caso de Juan, nombre supuesto de una persona afincada en la ciudad de Sevilla. Este andaluz trabajaba en Ikea transportando y montando muebles. Ahora se dedica a lo mismo pero con una diferencia. Fue despedido y capta a sus clientes en la puerta de estos grandes almacenes por una tarifa inferior a la oficial. Además, no declara este trabajo a Hacienda, por lo que no aporta su nombre real. “Hago de todo excepto electricidad y fontanería, donde no tengo suficiente experiencia para garantizar un buen trabajo”, cuenta al NYT sin temor.

La recisión económica ha provocado que casos como el de Juan formen parte del panorama español. NYT alerta que aflorar toda esta economía sumergida supone un grave problema. Pero, al mismo tiempo, pone de manifiesto que la alta tasa de paro española, que supera el 24% de la población, no es real y está totalmente exagerada en varios puntos. A esto hay que añadir que “muchas gente está saliendo adelante solo gracias a la economía sumergida, que se convierte en el único apoyo de la familia”, declara en el NYT un profesor de ESADE.

Muchos de estos trabajadores sumergidos son competencia directa de aquellos que cumplen religiosamente con Hacienda, que calculan que se le escapan 37.000 millones por este fraude. Ofrecen los mismos servicios pero a menores precios, lo que repercute en aquellos que son legales. Por ejemplo, el sevillano Juan gana cerca de 800 euros al mes con su ‘negocio’.