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Schettino, el capitán que hundió un transatlántico y se marchó en taxi
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YA SE CONSIDERA A SCHETTINO EL HOMBRE MÁS ODIADO DE ITALIA

Schettino, el capitán que hundió un transatlántico y se marchó en taxi

Observándole en la presentación del viaje o en las diversas imágenes que corren por internet, bronceado y de blanco impoluto, cabe pensar que Francesco Schettino es

Foto: Schettino, el capitán que hundió un transatlántico y se marchó en taxi
Schettino, el capitán que hundió un transatlántico y se marchó en taxi

Observándole en la presentación del viaje o en las diversas imágenes que corren por internet, bronceado y de blanco impoluto, cabe pensar que Francesco Schettino es la persona perfecta para mostrar los tesoros del Mediterráneo a lomos de un transatlántico. Sin embargo, su maniobra imprudente que provocó el hundimiento del Costa Concordia en la costa de la Toscana y su posterior reacción ha desatado una ola de animadversión contra él. Ahora se enfrenta a 15 años de prisión por los delitos de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco.

Schettino nació hace 52 años en Castellammare di Stabia, un pequeño pueblo costero cerca de Nápoles. Procedente de una familia de gran raigambre marina, recibió formación naútica en un instituto cercano a la localidad de Piano di Sorrento para ingresar en Costa Crociere en 2002 como personal de seguridad. Paradójicamente en esta época sus principales funciones serían coordinar y asegurar las evacuaciones de pasajeros en caso de accidente. 

No sería hasta 2006, después de haber ejercido como segundo de a bordo en varias ocasiones, cuando fue promocionado a capitán por la compañía. Pocos meses después sería puesto al frente del Costa Concordia, el mayor buque jamás construido en Italia y gran joya de la corona de la naviera, una circunstancia que provocaba especial orgullo en su hermana, que avisaba por Facebook cada vez que el barco de Schettino podía ser visto desde la costa. 

Una maniobra "no autorizada, no aprobada y no conocida"

El cuento de hadas terminó, precisamente, cuando Schettino inició un acercamiento temerario a la costa a la altura de la isla de Giglio, en la costa toscana. "El capitán cambió el rumbo prefijado en una maniobra no autorizada, no aprobada y no conocida por las autoridades de la costa", explicó en rueda de prensa Pier Luigi Foschi, jefe ejecutivo de Costa Crociere. Variar el itinerario del viaje entra dentro de las atribuciones del capitán, pero "al hacerlo, se internó en unas aguas que no conocía de antemano", continua Foschi, que desde el primer momento ha tratado de desligar a su compañía del escándalo. 

Lo que todavía no queda claro es porqué Schettino se aproximó tanto a tierra, navegando a menos de 300 metros de las rocas, cuando lo correcto habría sido mantenerse al menos 4 millas más lejos. Los periódicos italianos han especulado durante estos días con que se tratase de un homenaje para uno de los miembros de la tripulación, orihundo de la isla de Giglio. El error de colisionar contra las rocas sería el menor de los que Schettino cometería ese fatídico 13 de enero. 

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Según numerosos testimonios, el personal de a bordo llegó a amotinarse tras la colisión por la inacción del capitán a la hora de evacuar el Concordia. La tripulación ya llevaba minutos trabajando en el desalojo cuando Schettino se puso en acción, sin recordar que el protocolo señala que antes se ha de emitir la señal de SOS. El capitán no alertó a puerto en ningún momento, sino que fueron sus pasajeros, a través del teléfono móvil, los que contactaron con la policía al ver que el barco se inclinaba progresivamente. 

Versiones diametralmente opuestas

Schettino desapareció en el caos propio de un rescate masivo, de 4.300 personas entre pasaje y tripulación. El capitán aseguró ayer haber abandonado "de los últimos" el barco, si  bien hay demasiadas evidencias que apuntan a otra versión mucho menos heroica. La principal prueba en su contra son las conversaciones grabadas que mantuvo con la Capitanía de Puerto de Livorno, en la que su actitud es duramente reprendida por las autoridades y se le insta, en múltiples ocasiones, a regresar a un barco que ha abandonado. "Estoy coordinando el rescate desde el bote de salvamento, no puedo regresar a bordo porque el barco está escorado y no se ve nada", se le puede escuchar como excusa. 

Sea como fuere, es innegable que no esperó al equipo de rescate para dar las explicaciones pertinentes. Según otros testigos, Schettino permaneció unos minutos envuelto en una manta en la costa mientras de cara a las autoridades fingía estar a bordo del Concordia. Tan mala era su información que llegó a asegurar que solo quedaban "en torno a un centenar" de pasajeros en el buque, cuando la realidad era que solo 40 -menos del 1%- estaban a salvo en ese momento. Siempre acorde con las versiones de los testigos, cuando el capitán se vio agobiado por la autoridad de Livorno colgó el teléfono y se marchó en un taxi

Schettino se encuentra en el ojo del huracán ahora, mientras en Italia muchos le consideran el hombre más odiado del país. En torno a hashtags como #vadabordocazzo -"vuelva a bordo, coño", una de las frases más repetidas por la Capitanía de Livorno- se acumulan las críticas al personaje, que arrecian con más fuerza a medida que se conocen nuevos detalles del accidente. La Fiscalía le acusa de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco y se enfrenta a una condena de 15 años de cárcel. También tendrá que someterse a un examen de narcóticos por su errático proceder en las horas posteriores al naufragio. Por el momento son once los cuerpos rescatados del mar y Costa Cruceros cifra en 92 millones las pérdidas acumuladas por el naufragio. Él mientras, solo ha podido abandonar el arresto domiciliario para declarar ante el juez: "Estoy tranquilo, he salvado la vida de miles de personas", aseguró ayer.

Observándole en la presentación del viaje o en las diversas imágenes que corren por internet, bronceado y de blanco impoluto, cabe pensar que Francesco Schettino es la persona perfecta para mostrar los tesoros del Mediterráneo a lomos de un transatlántico. Sin embargo, su maniobra imprudente que provocó el hundimiento del Costa Concordia en la costa de la Toscana y su posterior reacción ha desatado una ola de animadversión contra él. Ahora se enfrenta a 15 años de prisión por los delitos de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco.