Los obispos se vuelven creativos gracias al dinero del Estado

Conseguido. La campaña mediática contra el aborto de la Conferencia Episcopal Española (CEE), la más cara de las realizadas hasta la fecha, ha tenido el efecto deseado. Gracias a Zapatero, el mismo que apoya la ley de plazos, podían permitírselo. En el último ejercicio fiscal, los obispos vieron, por primera tras la nueva financiación acordada con el Gobierno socialista en 2005, cómo su partida del IRPF aumentaba del 0´52 al 0,7%, lo que se tradujo en casi 174 millones de euros, 30 más que el año anterior. Así como “nuestras campañas habituales tienen precios modestos”, “ésta es excepcional y aumenta un poco el precio”, aseguraba durante la presentación el portavoz y secretario general de la CEE Monseñor Juan Antonio Martínez Camino.

 

Pero, dado que la CEE cuenta con unos “presupuestos presididos por la austeridad del gasto”, se han limitado a propagar su mensaje a través del papel (ocho millones de dípticos y 30.000 carteles) y gracias a la visibilidad de las 1.300 vallas publicitarias que han instalado por todo el país. Sabían de antemano que la agresividad del mensaje aseguraría muchos minutos de televisión, se trataría en las tertulias radiofónicas y sería motivo de noticia en la prensa nacional.

Según ha podido saber El Confidencial, los autores de la idea pertenecen a la agencia publicitaria Arts & Press, que cuenta entre su clientela con la Asociación de Editores Católicos o la Conferencia Marista, entre otros. Como su director de comunicación Ramón Ajo Sáez ha contado a este medio, hace un par de meses ocho agencias diferentes presentaron el briefing y “ganamos nosotros”.

Creativos y obispos se han anotado un tanto. El ministro de Sanidad Bernat Soria se ha limitado a declarar que “siguen un camino distinto al de la sociedad" y el portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, Josep Antoni Duran i Lleida, ha confesado que no le gusta la campaña, pero otros líderes políticos, como el portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, José Antonio Alonso ha ido más allá tildando a la campaña de "demagógica y extremista" y afirmando que la "Iglesia quiere meter en la cárcel a las mujeres que abortan". La polémica está servida y el objetivo, logrado.