Es noticia
Juncker resucita
  1. Mundo
el "tótem de luxemburgo" RENACE DE SUS CENIZAS

Juncker resucita

Apartado de las negociaciones sobre Grecia, regresa a la arena política con su propuesta de una política migratori común. Un reto que, nuevamente, le enfrenta a varios países

Foto: El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una rueda de prensa en Bruselas (Reuters).
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una rueda de prensa en Bruselas (Reuters).

Apartado en las últimas semanas de las negociaciones sobre Grecia, el presidente de la Comisión Europea regresa a los focos de la arena política con su propuesta para crear una política migratoria común. Un reto que, nuevamente, le enfrenta a varios países europeos.

Más de 18 años al frente de un Gobierno le confieren la experiencia necesaria para saber cuándo abandonar una batalla política y aprovechar su momento. Eso parece haber hecho el hijo de un trabajador metalúrgico criado en los barrios obreros al sur de Luxemburgo. Su propuesta migratoria fue defenestrada en julio, así que aguardó a que se cumpliesen los augurios de Naciones Unidas, un verano de llegadas masivas de refugiados al sureste europeo.

Levantando el vuelo con los refugiados

Juncker martilleó esta semana en el Parlamento Europeo a los gobiernos del continente por su política hacia los refugiados. “Damas y caballeros, el invierno se está acercando, ¿realmente queremos a familias durmiendo en estaciones de tren?”, preguntó para vender su plan. “Espero de verdad que todo el mundo participe esta vez. Nada de retóricas, nada de poemas”, les espetó desde la distancia a los líderes europeos

Su 'salut dictateur' a Viktor Orban en un Consejo Europeo fue todo un toque de atención ante las acciones del húngaro contra libertades fundamentales

Igual que el ave fénix, el presidente de la Comisión resurge de las cenizas tras ser apartado en la resolución de la crisis griega y lo hace con un renovado plan para atender, en total, a 160.000 personas en busca de asilo. Apenas tres días después de la muerte de su octogenaria madre y con su padre gravemente enfermo. “Ellos siempre trabajaron, así que yo también lo hago y por eso estoy aquí”, susurró, apenas conteniendo las lágrimas, en la rueda de prensa posterior.

Juncker es un experto en el manejo de los tiempos políticos. El reconocimiento de su dolor fue posterior al debate en el Europarlamento, nunca ante el pleno donde presionó a gobiernos y legisladores. Pero ya había conseguido recibir el pésame de varios líderes antes de tomar la palabra. También dejó una nueva imagen para los fotógrafos: su beso al presidente del Europarlamento, Martin Schulz.

“Es un hombre con mucho sentido del humor, es frecuente que gaste bromas en las comparecencias públicas y en las relaciones personales porque le gusta polemizar”, explica Miguel Benzo, exembajador español en Luxemburgo que vivió algunos de los años de mandato de Juncker. El diplomático apunta al manejo de la escena pública que tiene el luxemburgués, quien “no pierde la oportunidad de ironizar y utilizar cierto sarcasmo porque también es una persona muy preparada”.

Un estratega con visión a largo plazo

El sentido del humor parece sincero pero lo utiliza con fines políticos. Juncker tenía un autobús en la campaña electoral europea, al estilo de las norteamericanas, y los jóvenes voluntarios del PP que viajaban en él construyeron un Juncker de cartón. Al verdadero le gustaba sacarse fotos con su doble durante alguno de los mítines electorales. ¿Una forma de mostrar a un candidato cercano tras los reproches sobre su vejez y su perfil de burócrata?

En el año y medio que lleva en el cargo, el empleo de la polémica humorística ha quedado comprobado. Su “salut dictateur” a Viktor Orban en un Consejo Europeo fue todo un toque de atención ante las acciones del dirigente húngaro contra libertades fundamentales. Iba acompañada de una sonrisa, eso sí. O sus bromas por la vestimenta informal de Alexis Tsipras durante las negociaciones de la crisis griega, quizás un reproche a los escasos avances que mostraba Atenas.

Juncker también sabe apelar a los sentimientos personales, como la movilización obligada de su padre en el frente oriental ruso para luchar con los nazis, como hicieron todos los varones del Gran Ducado cuando éste fue anexionado por Alemania como una provincia. Una experiencia a la que apelar en rueda de prensa a favor de la Ucrania pro-Maidan y justificar la necesidad de frenar a la Rusia de Putin.

“El gran tótem de Luxemburgo”

Así es visto Juncker en su país, según una fuente diplomática, que lo califica como un político apreciado y respetado por la inmensa mayoría de la ciudadanía y la opinión pública. Los periódicos no dudan en publicar en primera plana sus cartas o declaraciones y este respeto se extiende a la clase política. “Es el gran referente del partido social-cristiano”, destaca este diplomático, algo en lo que coincide Miguel Benzo desde México.

“Llevó a su partido a victorias contundentes durante muchos años, está claro que su formación se benefició de su carisma y liderazgo a la hora de obtener sus resultados electorales”, dice Benzo, que ve a “un verdadero líder con muchísima fuerza, reconocido por todos”. Y sin embargo, con apenas 61 años, el luxemburgués da la impresión de ser más viejo. Encorvado, caminando con pasos trastabillados, secuelas quizás de las dos semanas que pasó en coma tras un accidente en coche en 1989.

'Si hubiese seguido ese ritmo estaría borracho', reconoce a El Confidencial una persona que le acompañó algunos días de la campaña

Ese accidente estuvo a punto de acabar con la carrera de un auténtico 'mandarín' europeo cuyo ilusión, según el exembajador en Luxemburgo, “era ser presidente de la Comisión Europea”. Es ya el tercero de ese pequeño país con medio millón de habitantes y una clara vocación europeísta, orgullo de sus ciudadanos.

“Pensemos que Juncker es el último ejemplar de la saga de políticos luxemburgueses en la UE”, reflexiona en una charla informal con El Confidencial mantenida en el Gran Ducado el diplomático que prefiere mantener el anonimato. En la conversación cita a Robert Schuman, uno de los padres fundadores de la UE. “Era francés pero había nacido aquí y su lengua materna era el luxemburgués, por eso aquí se le honra tanto”, destaca.

Los escándalos que le rodean

La prensa inglesa rebuscó en el pasado del Presidente de la Comisión con el objetivo de desacreditar su candidatura al frente del PP europeo. Y una vez en él, para echar por tierra su programa político e iniciativas. El gusto del luxemburgués por el alcohol no era suficiente, aunque fuese algo confirmado junto a su hábito de fumar profusamente.

Durante la campaña electoral de las 'europeas' de 2014, Juncker solía beber una cerveza en los canapés o aperitivos previos al almuerzo del mediodía, al finalizar alguna reunión o evento político. A partir de ahí, vino en la comida y ginebras en la sobremesa y durante la tarde. “Si hubiese seguido ese ritmo estaría borracho”, reconoce a El Confidencial una persona que le acompañó algunos días de la campaña. La prensa inglesa llegó a publicar que, en su despacho, el exprimer ministro tenía una pequeña nevera detrás de la mesa donde no faltaba whisky de malta.

La filtración de los pactos secretos entre Luxemburgo y multinacionales para evadir el pago de impuestos provocó una moción de censura del Europarlamento que no consiguió tumbarlo

El amarillismo británico también destapó presuntos vínculos con el nazismo, ya que su suegro fue uno de los artífices de las 'Leyes de Nuremberg' para perseguir a los judíos durante el régimen totalitario hitleriano. Que su padre luchase con el ejército alemán en Rusia aportó más leña al fuego. Pero el luxemburgués es un experto en repeler los golpes y usarlos posteriormente en su beneficio, como quedó claro con el escándalo de los LuxLeaks.

La filtración de los pactos fiscales secretos entre Luxemburgo y multinacionales para evadir el pago de impuestos en todo el continente, acuerdo secretos sellados principalmente durante los 18 años de gobierno Juncker, provocó una moción de censura del Europarlamento que no consiguió tumbarlo. Ahora su Comisión lidera la lucha contra los paraísos fiscales y busca una harmonización impositiva en la UE.

Por eso no es raro que algún ministro de economía europeo haya enarcado la ceja durante el Ecofin que se ha celebrado este fin de semana precisamente en Luxemburgo, como reconocía un titular de finanzas. Los chascarrillos sobre Juncker son muchos pero el luxemburgués sabe cómo surfear la ola y, de nuevo, en la primera línea del debate político.

Apartado en las últimas semanas de las negociaciones sobre Grecia, el presidente de la Comisión Europea regresa a los focos de la arena política con su propuesta para crear una política migratoria común. Un reto que, nuevamente, le enfrenta a varios países europeos.

Jean-Claude Juncker Comisión Europea Parlamento Europeo Unión Europea Alexis Tsipras Viktor Orban
El redactor recomienda