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El hijo de Nicolás Maduro baila bajo una lluvia de dólares en una boda siria
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SE CELEBRÓ EN UN LUJOSO HOTEL DE CARACAS

El hijo de Nicolás Maduro baila bajo una lluvia de dólares en una boda siria

Nicolás Ernesto tiene 25 años y forma parte de la élite venezolana. Además de haber ostentado tres cargos públicos, su última aparición ha generado multitud de críticas en un país en crisis económica

Foto: Nicolás Ernesto Maduro Guerra, hijo del presidente venezolano
Nicolás Ernesto Maduro Guerra, hijo del presidente venezolano

Una botella pequeña de agua cuesta tres veces más que llenar el depósito del coche. Y el salario mínimo no da para hacer la compra de un mes para una familia de cinco personas ni para alquilar un piso. Esta es la precaria situación económica de Venezuela, un país que vive en el desabastecimiento continuo de productos básicos y que nada tiene que ver con el tren de vida de Nicolás Ernesto Maduro Guerra, el único hijo del presidente venezolano.

Captado en un vídeo en el que se le ve bailando al ritmo de música árabe, el vástago de Nicolás Maduro acudió el pasado 14 de marzo a la boda de José Zalt, un testaferro sirio dueño de la marca de ropa Wintex, celebrada en el lujoso hotel de cinco estrellas Gran Meliá Caracas. Tras la ceremonia y el banquete, Nicolás Ernesto se subió al escenario a la vez que varios de los invitados arrojaban sobre él varias decenas de dólares.

A pesar de que lanzar dinero es una costumbre en las bodas árabes, varios medios de comunicación y opositores al régimen chavista han mostrado su rechazo por el comportamiento del hijo un mandatario cuyo país está sumido en importantes problemas económicos y sociales y la escasez de bienes de primera necesidad. Por el momento, ninguna autoridad se ha pronunciado sobre este hecho.

Según apuntan los autores del vídeo, las imágenes fueron captadas pocas horas después del despliegue militar con el que Venezuela quiso mostrar su poder después de que Estados Unidos declarara al país una “amenaza extraordinaria”. Ante más de 100.000 venezolanos, El Ejército Nacional Escudo Bolivariano enseñó su músculo con más de 80.000 militares y 20.000 civiles que participarán durante los próximos días en ejercicios militares.

Una carrera meteórica para ser el sucesor

Tiene apenas 25 años pero Nicolás Ernesto Maduro Guerra cuenta con todo el apoyo del aparato chavista. Bajo el ala de su padre, el joven está siendo formado para convertirse dentro de varios años en el nuevo presidente de Venezuela.

Maduro Junior, como se le conoce al otro lado del Atlántico, se define a sí mismo como “soldado de Chávez”. Aunque su formación académica es difusa, se cree que podría haber estudiado Economía en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana y en el Sistema de Orquestas de Venezuela, donde destacó como flautista.

Sea o no un futuro líder formado, Nicolás Ernesto ha ocupado en los últimos años importantes cargos elegidos a dedo por su padre dentro de la administración venezolana. El primero de ellos fue el de jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia, para el cual el joven apenas hizo un curso. Acompañado de un nutrido grupo de gente muy instruida como abogados, administradores e ingenieros, el joven recorrió el país para mostrar las bondades del régimen y perseguir la corrupción. Al término de cada viaje, Nicolás Ernesto elaboraba un informe que llegaba directamente a manos de su padre.

Más curiosos fueron sus otros dos cargos públicos. En junio del pasado año fue nombrado director de la Escuela de Cine ante las críticas del mundo de la interpretación que tacharon al hijo de Maduro de ser un “inculto” y “no tener ni idea del Séptimo Arte”. Poco después, sería delegado electo del Partido Socialista de Venezuela. Tras ganar, dijo que iba “a salvar la humanidad”.

Su último trabajo conocido ha sido el de coordinador general del Festival Suena Caracas el pasado mes de diciembre, un compendio de grupos músicas que él mismo se encargó de publicitar en la televisión afín al chavismo apuntando a que estaba a la altura de festivales internacionales como Rock In Río y Viña del Mar. Poco antes organizó una Feria del Libro en Caracas y el Festival de Cine Latinoamericano.

La vida de lujo de las hijas de Chávez

El hijo de Nicolás Maduro no es el único que vive ajeno a la situación económica de Venezuela. Las hijas de Hugo Chávez, Rosa Virginia y María Gabriela, viven desde la muerte de su padre en la residencia presidencialLa Casonapor expreso deseo de Maduro.

Consideradas como auténticas 'okupas' de lujo, ambas sigues disfruntando de los privilegios como si su padre continuara vivo como los aviones presidenciales. De hecho, el pasado verano el diputado opositor Carlos Berrisbeitía anunció que la familia del presidente y sus sobrinas gastan 2,6 millones de euros diarios, una cifra muy superior al gasto de monarquías europeascomo la británica.

Ambas llevan una vida muy ligada a los medios y al régimen. La más cercana al idearioes lahija mayor de Chávez, Rosa Virginia, que lidera el programa asistencial más improtante del país y trabaja codo con codo con el Gobierno de Cuba para que sus médicos operen a coste cero a gente sin recursos.

Pero, sin duda, la más mediática es María Gabriela, que a sus 34 años ha hecho de Instagram una ventana abierta a sus lujos y se ha convertido en fan confesa de Íñigo Errejón, secretario de política de Podemos. Su vida es carne de la prensa del corazón -estudióperiodismo-después de que Hugo Chávez anunciara a bombo y platillo que mantenía una relación con Pablo Sepúlveda, nieto del presidente chileno Salvador Allende, que colaboraba por aquel entonces con el régimen chavista como médico de los muchos programas sociales que impulsó el presidente.

Su relación con el régimen de Castro es destacable, hasta el punto de que el líder cubano FidalCastro suele llamarle "la heroína" venezolana. Desde el pasado mes de agosto, María Gabriela es la nueva Embajadora Alterna de la sección Venezuela ante la ONU en Nueva York, un cargo con el que se estrenaba como diplomática.

Una botella pequeña de agua cuesta tres veces más que llenar el depósito del coche. Y el salario mínimo no da para hacer la compra de un mes para una familia de cinco personas ni para alquilar un piso. Esta es la precaria situación económica de Venezuela, un país que vive en el desabastecimiento continuo de productos básicos y que nada tiene que ver con el tren de vida de Nicolás Ernesto Maduro Guerra, el único hijo del presidente venezolano.

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