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¿Cómo sacar partido al estallido de la guerra de divisas?
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LOS PAÍSES ENTRAN EN UNA CARRERA POR LA DEVALUACIÓN

¿Cómo sacar partido al estallido de la guerra de divisas?

Ha sido el tema estrella del Foro Económico Mundial y está llamado a llenar titulares durante todo 2013: la guerra de divisas. De hecho, ya en

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¿Cómo sacar partido al estallido de la guerra de divisas?

Ha sido el tema estrella del Foro Económico Mundial y está llamado a llenar titulares durante todo 2013: la guerra de divisas. De hecho, ya en 2010 se apuntaba al inicio de la "Tercera Guerra Mundial" y esa teoría cobra cada vez más fuerza en el mercado, aunque desde las altas instituciones, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo se empeñan en negar la mayor. 

No deja de ser significativo que en solo una semana el Banco de Japón ha llevado a cabo una acción monetaria sin precedentes en el país, no ya por la megainyección de liquidez con compras masivas de bonos por 1,2 billones de dólares hasta enero de 2014 y 150.000 millones más al mes después -cerca del doble que la Fed de EEUU-, sino por el aumento del objetivo de inflación al 2%; por su parte, la ministra de finanzas suiza, Eveline Widmer-Schulmpf aseguró en Davos que el franco todavía se encuentra muy fuerte y necesita caer más, a pesar de que un euro se cambia a 1,24 francos cuando el suelo lo fijó su banco central en 1,20.

Sin embargo, el economista jefe del FMI, Oliver Blanchard, afirmó la semana pasada que “estos crecientes comentarios de guerras de tipos de cambios son muy exagerados” y ayer mismo, Luc Coene, del BCE defendió que "no hay todavía una guerra de divisas. Se ha dejado volar este fantasma, pero todavía es muy pronto. Cuando la política monetaria sea mucho más acomodaticia y de manera más agresiva, puede acabar en una guerra de divisas pero estamos todavía muy lejos".

Pero la guerra de divisas no es nueva, sino que ya viene de lejos y se ha vuelto a reavivar a medida que los países se ven incapaces de reactivar sus economías. De hecho, la primera bala la disparó en 2008 Estados Unidos tras el estallido de la burbuja subprime, que hizo temblar todo su sistema financiero y hundió el país en una profunda recesión. En ese momento, la Reserva Federal comenzó a inyectar liquidez al mercado de manera masiva -ya va por el QE3- y arrancó la batalla con China, cuyo Gobierno se dedicó a mantener el yuan artificialmente bajo para salvar el enfriamiento que estaba sufriendo el gigante asiático.

La diferencia es que ahora se ha extendido a otros bancos centrales y se corre el riesgo de entrar en una espiral de la que es muy difícil salir. En este sentido, Daniel Lacalle, gestor del hedge fund Ecofin, explicaba este sábado en su blog que "una vez que haces pop, ya no hay stop y en 2013 se estima (UBS) que los bancos centrales expandirán su balance –aumentarán deuda- un 15%".

"En el fondo lo que están haciendo de manera más descarada es lo que ha venido haciendo EEUU desde hace años para ganar competitividad y estimular el crecimiento", asegura a El Confidencial Daniel Álvarez de X-Trade. "El euro a 1,34 dólares no es representativo de los fundamentales de Europa y debería estar en 1,21 dólares. Hasta hay gente en el mercado que piensa que puede llegar a 1,37 o, incluso, 1,40 y no va a bajar de ahí por la actuación de la Fed".

No en vano, Europa todavía no ha querido entrar en el campo de batalla, o no ha podido por el freno de Alemania y su fobia a la hiperinflación, ya que de una manera u otra estas actuaciones monetarias descontroladas acabarán desembocando en un aumento generalizado de los precios tarde o temprano. "En el caso de Europa, su primer socio comercial es la propia Europa, con lo que devaluar para que sus exportaciones sean más competitivas tiene menos sentido", justifica Álvarez.

"Además, Europa puede jugar la baza de convertirse en un atractivo para los inversores y recibir flujos de capital como consecuencia de una situación de carry trade procedente de inversores con dólares o yenes que quieren tener euros porque en sus países hay tipos más bajos". 

Dicho esto, para jugar la guerra de divisas hay que distinguir entre el inversor corto y el largo. Mientras que en el caso de este último la oportunidad se encuentra en otras divisas con tipos más altos, para los primeros "como es poco probable que el yen se aprecie en 2013 y 2014, apostar en su contra poniéndose largo de dólares frente a yen o, en el caso del euro, frente al franco", concluye Álvarez.

Ha sido el tema estrella del Foro Económico Mundial y está llamado a llenar titulares durante todo 2013: la guerra de divisas. De hecho, ya en 2010 se apuntaba al inicio de la "Tercera Guerra Mundial" y esa teoría cobra cada vez más fuerza en el mercado, aunque desde las altas instituciones, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo se empeñan en negar la mayor.