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Ofensiva del Govern y las ‘fuerzas vivas’ nacionalistas para salvar a Mas antes del 27
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tres semanas de presión total sobre la cup

Ofensiva del Govern y las ‘fuerzas vivas’ nacionalistas para salvar a Mas antes del 27

La presión a la CUP se va a extremar en las próximas tres semanas. Desde Junts Pel Sí a Òmnium Cultural pasando por el propio Govern y ERC, quieren que los radicales digan sí a Mas

Foto: El presidente de la Generalitat en funciones y líder de CDC, Artur Mas. (EFE)
El presidente de la Generalitat en funciones y líder de CDC, Artur Mas. (EFE)

Ofensiva por tierra, mar y aire. Esa es la consigna del Gobierno catalán y de Junts Pel Sí para presionar a la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y que esta facilite un Gobierno presidido por Artur Mas. En esa ofensiva tomarán parte Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana (ERC), la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, además de otros grupos políticos más minoritarios. O sea, las ‘fuerzas vivas’ catalanas. El tiempo apremia, ya que la CUP ha convocado para el 27 de diciembre una asamblea abierta con el objeto de validar el pacto entre ambas formaciones. Y si no hay pacto, dijo ayer el diputado cupero Sergi Saladié, “no se puede plantear ninguna investidura. Por tanto, no podemos ir con una hoja en blanco”. O sea, quedan poco más de tres semanas para intentar lo que parece imposible, y con campaña electoral, un macropuente de la Constitución y las fiestas navideñas de por medio.

La situación en Cataluña, pues, comienza a ser desesperada y la investidura cada día parece alejarse más mientras aumenta exponencialmente la posibilidad de ir a unas elecciones anticipadas. Desde las filas de la CUP se es consciente “de que la presión irá en aumento conforme pase el tiempo, pero que sepan que no nos quedaremos de brazos cruzados. Nosotros también comenzaremos nuestra ofensiva de presiones, esencialmente a través de las redes sociales”. Como escenificaba un tuit difundido hace dos días, “el #pressingCUP ha muerto. Larga vida al #pressingJxS”. Y enseguida respondido: “CUP, si pedís basta #pressingCUP, ¿por qué hacéis #pressingJxS?. Doble rasero hipócrita”.

Tras la asamblea de la CUP del domingo, en la que se votó por mayoría rechazar la investidura de Artur Mas, las presiones se han redoblado. El propio Gobierno trató ayer el asunto en su reunión semanal y la portavoz gubernamental, Neus Munté, llegó a convertir la rueda de prensa del Ejecutivo catalán en una rueda de prensa de Junts Pel Sí, redoblando las críticas a la CUP y exigiendo “que demuestre con hechos su voluntad de llegar a un acuerdo”. El grupo parlamentario de JxS mantuvo ayer otra reunión de tres horas, al final de las cuales su presidente, Jordi Turull, afirmó que no había novedades. “Solo la convicción de que hay que tirar hacia delante y que la CUP diga si quiere acuerdo o no. Si quiere, seguiremos adelante; pero si no quiere, que lo diga”.

Turull criticó con dureza que la organización antisistema hubiese anunciado través de las redes sociales las cinco propuestas que tienen encima de la mesa. Pero ayer Saladié respondió con dureza: “Les hemos propuesto medidas sociales que ya estaban en su programa electoral y ni siquiera han dicho si las aceptan. Están cometiendo fraude con sus votantes porque no se comprometen ni a cumplir su propio programa”.

También ERC entró en combate ayer. Tras la reunión de su Ejecutiva, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, señaló que continúan las negociaciones y que trabajará “para que este proceso sea lo más transversal posible y todos se sientan cómodos”, pero también avisó que “Mas es nuestro candidato. La alternativa son nuevas elecciones”.

Desvincular a Mas del proceso

Las posturas de JxS y la CUP están, en estos momentos, enrocadas, con Artur Mas como rey en jaque y sin apenas casillas donde moverse. “La CUP lo tiene muy claro y ha puesto sus condiciones encima de la mesa”, afirman desde la formación radical. En su informe, que este lunes hizo público, la comisión negociadora cupera señala con claridad: “Entendemos que son necesarias fórmulas que contemplen la transversalidad en el liderazgo político hacia la nueva República, la no vinculación del proceso a un liderazgo unipersonal y la garantía de que el apoyo al referéndum de ratificación del proceso constituyente crecerá porque se habrá sabido consolidar la nueva etapa dejando atrás episodios de corrupción, recortes y privatizaciones”.

Es por ello que la CUP ofrece “un esquema de Gobierno en el que el liderazgo sea compartido y en el que la Presidencia no recaiga en la persona de Artur Mas, sino que recaiga en un perfil que responda mejor a la concreción de consenso, entendiendo también como clave del consenso no solo a la CUP, sino a Catalunya Sí que es Pot [formación que engloba a ICV y a Podemos, entre otras fuerzas]”.

Ofensiva por tierra, mar y aire. Esa es la consigna del Gobierno catalán y de Junts Pel Sí para presionar a la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y que esta facilite un Gobierno presidido por Artur Mas. En esa ofensiva tomarán parte Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana (ERC), la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, además de otros grupos políticos más minoritarios. O sea, las ‘fuerzas vivas’ catalanas. El tiempo apremia, ya que la CUP ha convocado para el 27 de diciembre una asamblea abierta con el objeto de validar el pacto entre ambas formaciones. Y si no hay pacto, dijo ayer el diputado cupero Sergi Saladié, “no se puede plantear ninguna investidura. Por tanto, no podemos ir con una hoja en blanco”. O sea, quedan poco más de tres semanas para intentar lo que parece imposible, y con campaña electoral, un macropuente de la Constitución y las fiestas navideñas de por medio.

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