El PP ofrecerá un 'régimen singular' de financiación alternativo para Cataluña

Al presidente de Cataluña, Artur Mas, se le complican las cosas ante la cumbre que ha convocado para el próximo día 30 con los partidos catalanes para tratar el tema del pacto fiscal que quiere plantear al Gobierno central. El PP se guarda un as en la manga: plantear a Artur Mas una tercera vía. “Ellos quieren salir de la Lofca, pero eso será muy difícil. Sin embargo, estamos dispuestos a estudiar el establecimiento de un ‘régimen singular’ como puedan tener otras comunidades, como Canarias o Ceuta. Ésa puede ser la clave. Estas comunidades mantienen ciertas diferencias con el resto y podría estudiarse una situación similar para Cataluña”, reconocen a El Confidencial fuentes de la cúpula del PP.

Ante la cumbre del 30, socialistas y populares amenazan con descolgarse del acuerdo porque no transigen con la propuesta de nacionalistas de plantear un acuerdo que permita a la comunidad salir de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca) y recaudar y gestionar todos los impuestos con una Hacienda catalana. En el otro extremo de la balanza, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) amenaza a Convergència i Unió (CiU) con retirar su apoyo si cede en alguno de estos puntos.

Los nacionalistas, pues, han de aplicar todas sus dotes de funambulismo si quieren solventar con éxito la Operación Pacto Fiscal. La solución quizá sea un término medio, pero lo malo es que nadie está dispuesto a ceder en sus posiciones. Y ahí entra la ‘oferta’ del PP.

Para los ‘populares’, “la postura que propone Mas es de máximos: salida de la Lofca y gestión de todos los impuestos. Pues nosotros vamos a proponer un régimen singular dentro de la Lofca, la recaudación y gestión de todos los impuestos autonómicos pero nada de tocar los impuestos estatales, como IVA, IRPF o Sociedades. La llave de la caja, como pretenden, no podrá ser y ellos lo saben”, añaden las mismas fuentes.

De, momento, evidentemente, no se ha entrado en negociar ninguna cuestión concreta, pero el PP se avendría a una negociación en la que se contemplasen determinadas prerrogativas para Cataluña. Y ahí podría entrar incluso la posibilidad de acceder a unos mayores ingresos desde la caja común (que podría ser a través del Fondo de Compensación o de algún otro mecanismo) que permitirían al Gobierno autonómico no aumentar la carga fiscal para quedar bien ante la ciudadanía. En otras palabras, que CiU podría suprimir algunos impuestos, presentar este logro como cumplimiento de su programa electoral pero compensar la caja de la Generalitat con otros ingresos provenientes del Estado.

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, tiraba ayer de un extremo de la cuerda, preparando el camino para la estrategia del PP. En la sesión de control del Gobierno que tuvo lugar en el Parlamento autonómico, instó al presidente de la Generalitat a “buscar un acuerdo sincero de todos los partidos para mejorar la financiación de Cataluña y no una adhesión a su modelo de pacto fiscal marcando líneas rojas intraspasables”. Sánchez-Camacho aseguró también a Mas que el pacto fiscal no es la panacea, la solución a la crisis, sino que la principal prioridad es, ahora, solucionar la crisis económica. “Ustedes lo fían todo al pacto fiscal, como si fuese la solución y el milagro para todos los problemas de Cataluña”, le recriminó a los convergentes.

CiU tensa la cuerda

Pero el portavoz de CiU, Jordi Turull, lo tiene claro: “El pacto fiscal es la solución para curar la herida de nuestras finanzas, una herida que hace 30 años que dura y que cada día es más sangrante”. En realidad, CiU hizo una interpelación a medida a Artur Mas para poder exponer en la cámara los argumentos de los nacionalistas para exigir con urgencia el pacto fiscal: “Cada día, 45 millones de euros marchan hacia el Estado y no vuelven. Y de cada 1.000 euros recaudados, 430 no vuelven. El pacto fiscal por la vía del concierto económico, pues, es la solución para garantizar el progreso y el bienestar de los catalanes y no padecer por los incumplimientos y la deslealtad del Estado”.

Esta tesis es compartida por los socios preferentes de CiU en el tema del pacto fiscal, ICV y ERC. El presidente del grupo parlamentario republicano, Joan Puigcercós, fue meridianamente claro ayer: pidió “claridad, líneas rojas y que, con el objetivo de buscar una hipotética unidad, no nos lleve a la frustración que ya vivimos con el Estatuto o con los anteriores pactos fiscales”. Puigcercós avisó a Artur Mas que “estamos a las puertas de aguar el nuevo modelo de financiación. Y si el pacto fiscal se agua, nosotros no estaremos”.

Lo que quiere, lo dijo bien claro, es que Cataluña “recaude todos los impuestos y negocie de igual a igual con España”. Además, echó mano de las ayudas a Bankia y del déficit oculto de otras comunidades, como Madrid y Comunidad Valenciana: “Se han pasado ustedes meses dando lecciones de austeridad en Cataluña y hemos de ver después cómo otras comunidades ocultan su déficit y cómo nuestro dinero sirve para sufragar los excesos de la banca pública española”.

Los socialistas, por su parte, mantienen tesis contrarias. El líder del PSC, Pere Navarro, señaló ayer que la posición de salida de su partido es la Lofca y que hay que “explorar las posibilidades que ésta nos da”. Lo que pretende el principal partido de la oposición es “plantear una financiación para Cataluña con una cierta bilateralidad, pero que sea sostenible para el conjunto de España y que limite la solidaridad, es decir, que estimule a las autonomías que reciben ayuda a que se coloquen en un nivel en el que no hagan falta estas ayudas”. Navarro, que el martes pasado se reunió con el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, considera que hay voluntad de acuerdo por parte de los convergentes, aunque la postura más flexible de Duran se encontró ayer con la calculada intransigencia de Artur Mas, que, en principio, no está dispuesto a ceder lo más mínimo en la propuesta de máximos a la que ha llegado con ICV y ERC.

Al presidente catalán le interesa sumar a PSC o PP al acuerdo. Pero sabe que para eso ha de flexibilizar posturas. De lo contrario, tendrá que ir a Madrid a negociar sin el apoyo de los dos principales partidos de la oposición en Cataluña. Y eso le restaría fuerza ante el gobierno central. El as en la manga que guarda el PP podría ser la coartada política y jurídica para abordar el tema.