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Escoltas, CNI, palacios, negocios... Así construyó sus engaños el pequeño Nicolás
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GRABÓ SU FALSA COMIDA CON EL REY EN RIBADEO

Escoltas, CNI, palacios, negocios... Así construyó sus engaños el pequeño Nicolás

Francisco Nicolás llegó a presentarse indistintamente como miembro del gabinete de Vicepresidencia, de la Oficina Económica de La Moncloa y hasta del CNI

Francisco Nicolás Gómez Iglesias siempre quiso ser famoso, pero no por el motivo que le ha acabado convirtiendo en el personaje de la semana. Con 20 años, este estudiante de segundo curso de Derecho en el selecto Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) de Madrid sólo aspiraba a instalarse en los círculos más restringidos del poder, pero se quedó a las puertas de conseguirlo. Como adelantó este jueves El Confidencial, la Policía lo detuvo el martes por la mañana. Se le acusa de falsedad, usurpación de funciones públicas y estafa por engañar a particulares y empresas prometiendo falsos negocios que iban a salir adelante gracias a sus presuntos contactos con la élite política y económica nacional.

Frankie, el alias con el que le conocían sus amigos, trató de mantener su mentira hasta el último momento. Fuentes cercanas a la investigación revelan que, cuando los agentes le abordaron, aseguró que se equivocaban de persona y que era un respetable hombre de negocios. Se inventó incluso que era amigo de los máximos responsables del Ministerio del Interior para tratar de impedir que le pusieran las esposas. Pero, por supuesto, los policías no le creyeron. Frankie ha pasado sus dos últimas noches en los calabozos, y puede que sean las primeras de una larga temporada.

Hasta ese momento había tenido más suerte. Según ha podido saber este diario, llegó a presentarse indistintamente como miembro del gabinete de Vicepresidencia del Gobierno, de la Oficina Económica de la Moncloa, de equipos de ministerios y hasta del CNI. Una de las coberturas que más utilizaba era del secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, con quien había coincidido en FAES, el think tank del Partido Popular. La relación entre ambos era inexistente, pero en la imaginación de Frankie pasaban otras cosas.

En FAES arrancó precisamente su presunta carrera delictiva. “Lo conocí cuando él sólo tenía 15 años”, asegura una persona que también estuvo vinculada a esa institución. “El primer día llegó acompañado de su madre. Aseguró que su hijo tenía mucho interés por la política y que estaba interesado en recibir formación”, recuerda esta persona. Frankie sólo necesitó unos meses para montar un seminario de jóvenes conservadores y pidió que José María Aznar fuera uno de los primeros ponentes. De aquella sesión con el expresidente del Gobierno salió una de las fotos que preside su perfil de Facebook. El joven impostor sentado en una mesa con Aznar.

En FAES y Nuevas Generaciones comenzó a tejer un primer círculo de contactos. “Era una persona muy extraña. En una ocasión me prometió, sin que yo le dijera absolutamente nada, que me iba a conseguir un puesto en el Consejo de Administración de una empresa importante”, asegura un chico que también coincidió con él en las juventudes del Partido Popular y que prefiere permanecer en el anonimato. “Hacía lo mismo con todo el mundo. A un amigo le ofreció un contrato de 80.000 euros al año en una gran constructora. Luego todo eso quedaba en nada, pero quería aparentar. Estabas hablando con él y cortaba la conversación para decirte que un ministro le estaba llamando por teléfono. Recuerdo una vez que me dijo que había desayunado con el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, porque estaba de visita en Madrid. Y siempre que podía sacaba que su padre tenía muchos negocios y era una persona importante. Yo no me creía absolutamente nada, pero parece que algunas personas sí que picaron”, apunta este joven.

Quienes lo trataron aseguran que era una persona resuelta, con más desparpajo del que suele tener un chico que acaba de abandonar la adolescencia. Utilizaba esa soltura para dejarse caer por desayunos informativos, foros empresariales, celebraciones oficiales y actos del PP. Asistía a todos los eventos del partido. Tanto que llegó a convertirse en un rostro familiar. “Saludaba a todo el mundo, se acercaba a hablar con la gente y los trataba como si les conociera de toda la vida”, asegura otra persona que también participaba en ese tipo de actos. “Se ponía a hablar contigo con tanta seguridad que al final pensabas que realmente era un antiguo alumno o un conocido y, claro, le seguías la corriente”.

Su ambición iba más allá de colarse en ese tipo de actos. Como realmente disfrutaba era sentándose en las mesas presidenciales o en las primeras filas de los eventos. En una ocasión compartió mantel con el exministro de Agricultura y actual comisario europeo de Energía, Miguel Arias Cañete. Otra vez codirigió una charla con el presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir. También era frecuente verlo en el antepalco del Santiago Bernabéu. Una vez allí, se comportaba como si fuera la reencarnación de John F. Kennedy. Traje oscuro, camisa azul de gemelos, corbata a juego y el pelo bien engominado. Frankie era uno más entre los que más tienen.

Rentabilizaba esas citas tomándose fotos con el mayor número posible de famosos (vea el álbum completo). En otra instantánea colgada en su perfil de Facebook aparece en compañía de José Ricardo Martínez, exdirigente de UGT recientemente expulsado del sindicato por las tarjetas de Caja Madrid; el secretario general de UGT, Cándido Méndez; el presidente de CEOE, Juan Rosell, y el presidente de la patronal madrileña, Arturo Fernández, también implicado en el caso de las tarjetas. A Frankie le apasionaba retratarse con rostros conocidos y le daba igual aparecer con los agentes sociales o con deportistas. Por ejemplo, también tiene fotos con Falcao y con Di Stéfano.

Hasta aquí todo habría quedado en un simple delirio de grandeza. Pero la Policía detectó que Frankie había cruzado esa línea y había transformado sus fantasías en una forma de vida. Según se desprende de la investigación, el joven estudiante de CUNEF habría utilizado las fotos con famosos y otro atrezzo, como coches alquilados de alta gama, para dar la impresión de que tenía amistades en las más altas esferas de la Administración y el Gobierno. Con esa tarjeta de visita, abordó a particulares e inversores para prometerles suculentas operaciones financieras o inmobiliarias. Aseguraba que serían un éxito gracias a sus excelentes relaciones personales.

En un joven de 20 años, esa historia chirría más que el motor de una Rieju de los 70, pero algunas víctimas mordieron el anzuelo. La Policía le acusa de estafar 25.000 euros mediante la venta de falsos informes del CNI. En el registro de su vivienda encontraron otros supuestos documentos oficiales que igualmente habían sido fabricados por él. En algunos papeles había reproducido la firma del subsecretario de Presidencia, Jaime Pérez Renovales. Además, los agentes se incautaron de placas falsas de la Guardia Civil y la Policía Municipal de Madrid, y de distintivos de luces como los que emplean los vehículos camuflados de las Fuerzas de Seguridad en situaciones de emergencia.

Antes de pasar por los calabozos de comisaría, tuvo tiempo de divertirse. El 19 de junio, se coló en la recepción que organizaron los reyes Felipe VI y Letizia en el Palacio Real tras el acto de coronación del Congreso. Frankie aprovechó esa oportunidad para retratarse en todos los rincones del Palacio. También se tomó una foto inclinándose ante los monarcas. No cabía más felicidad en su cara. Había franqueado todos los controles y ya era un miembro más de la Corte.

Dos meses después llevó sus fabulaciones a una dimensión difícilmente superable. La Policía Local de Ribadeo (Lugo) recibió una llamada para pedirles que montasen un despliegue policial para el día 14 de agosto porque el Rey –nadie dejó claro si Felipe VI o Juan Carlos I– iba a mantener un almuerzo privado con un empresario de la zona en un restaurante del puerto. “Llamó una persona que se hizo pasar por un nexo entre Casa Real y el Gobierno”, relató ayer el alcalde ribadense, Fernando Suárez, a El Confidencial.

Llegado el día de autos, en el muelle del pueblo, junto al restaurante San Miguel, en el que habían quedado el monarca y el financiero, se llegaron a amontonar “cuatro coches oficiales con unos ocho escoltas, con sirenas incluidas”, narra el alcalde. Pero nadie le decía quién era “esa personalidad tan importante que iba” a llegar al pueblo. Los medios de comunicación locales esperaban a las puertas del establecimiento para inmortalizar la instantánea del monarca, o de la Reina, o de alguna Infanta. Sin embargo, no llegó ninguna alta institución reconocible.

Vídeo: El rey que nunca llegó a Ribadeo

“Al no recibir ninguna llamada, me acerqué yo mismo al restaurante para ver quién estaba ahí”. La única personalidad que se encontró el alcalde fue el presidente de Alsa, Jorge Cosmen, que había sido invitado a comer con el Rey. El otro comensal era Francisco Nicolás, el verdadero artífice de todo el engaño, que grabó su llegada triunfal al restaurante como puede verse en el vídeo que encabeza esta información. “Me dijo que era militante del PP. El enlace entre Casa Real y el Gobierno. Que lo sentía mucho, pero que al final el Rey no había podido venir por un tema de máxima urgencia”. En esos cinco minutos que el alcalde dedicó a dar la bienvenida a esas dos personas, Frankie se ausentó un segundo para atender “una llamada de la vicepresidenta del Gobierno”, recuerda ahora entre risas el alcalde.

Varios medios de comunicación se hicieron eco del dispositivo de seguridad, que llegó a acordonar el pueblo para la falsa visita. “El propio Gómez Iglesias llamó a los periódicos para que eliminaran esa noticia”, relata Suárez. “Decía que iba a hacerle mucho daño y que le podían despedir”. Pero lo cierto es que su trabajo imaginario siguió como si nada. Hace sólo 10 días llamó por teléfono al dirigente de un nuevo partido de ámbito nacional para pedirle una reunión. El político sólo lo conocía de vista, pero Frankie le aseguró que toda su familia había votado a su formación en las pasadas elecciones europeas y que tenía mucho interés en cerrar una cita con él. Será difícil que ese encuentro llegue a producirse. La secretaria de Frankie ha tenido que bloquear su agenda para que pueda reunirse con su abogado.

Francisco Nicolás Gómez Iglesias siempre quiso ser famoso, pero no por el motivo que le ha acabado convirtiendo en el personaje de la semana. Con 20 años, este estudiante de segundo curso de Derecho en el selecto Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) de Madrid sólo aspiraba a instalarse en los círculos más restringidos del poder, pero se quedó a las puertas de conseguirlo. Como adelantó este jueves El Confidencial, la Policía lo detuvo el martes por la mañana. Se le acusa de falsedad, usurpación de funciones públicas y estafa por engañar a particulares y empresas prometiendo falsos negocios que iban a salir adelante gracias a sus presuntos contactos con la élite política y económica nacional.

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