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Víctimas de distintas violencias se unen en favor de la convivencia
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EL PROCESO LLEVA EN MARCHA MÁS DE CUATRO AÑOS SIN EL CONOCIMIENTO DE LOS PARTIDOS

Víctimas de distintas violencias se unen en favor de la convivencia

Cerca de una treintena de víctimas de ETA , los GAL y el Batallón Vasco Español, así como familiares de personas que sufrieron abusos policiales se

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Víctimas de distintas violencias se unen en favor de la convivencia

Cerca de una treintena de víctimas de ETA , los GAL y el Batallón Vasco Español, así como familiares de personas que sufrieron abusos policiales se han unido en una iniciativa inédita para reclamar "el derecho a la verdad, a la justicia, a la memoria y al reconocimiento para todos de manera equitativa". Esta iniciativa surge de las conversaciones que estas víctimas han mantenido durante los últimos cuatro años y medio bajo el nombre de Glencree, de cuya experiencia quieren hacer ahora "una contribución positiva a favor de la convivencia".


Este proceso ha sido un proceso auspiciado por la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco (DAV), que ha tenido en la discreción una "condición básica". Glencree es el nombre del centro para la paz norirlandés donde se produjo el primer encuentro en diciembre de 2007, y se ha elegido para alejarse del "clima de violencia y polarización política y social" de Euskadi.

Durante estos años el grupo ha ido creciendo hasta sumar a casi una treintena de víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y las Fuerzas de Seguridad del Estado, personas que a lo largo del proceso han roto "barreras y tabúes" para acercarse unos a otros "con respeto, superando el temor y los estereotipos, la frustración y la experiencia propia del dolor".

Carmen Hernández, viuda del concejal del PP de Durango Jesús María Pedrosa, al que ETA mató en 2002, y Axun Lasa, hermana de Josean Lasa, por cuyo secuestro y asesinato fue condenado entre otros el exgeneral de la Guardia Civil Enrique Rodríguez Galindo, han puesto hoy la voz al manifiesto conjunto con el que han dado a conocer la iniciativa públicamente.

"Hemos llegado a esta conciencia compartida escuchando al otro, dialogando y buscando el encuentro, más allá de divergencias ideológicas legítimas, que ni disfrazamos artificialmente ni acallamos", han destacado. 

Los integrantes 

Viudas, padres, hijos y hermanos de víctimas de ETA y otros grupos se encuentran entre los firmantes del manifiesto, además de víctimas directas como el edil socialista de Zarautz Patxi Elola, objetivo de numerosos ataques y amenazas del entorno de ETA, y Jokin Olano, que sufrió torturas de la Guardia Civil.

Los encuentros de Glencree fueron diseñados y coordinados por un equipo "dinamizador", integrado por Carlos Martín Beristain, Galo Bilbao y Julián Ibáñez de Opacua, que han tratado de "proteger" el espacio de esta experiencia compartida y por eso han alejado de luces y taquígrafos a sus protagonistas.

Los partidos políticos, por ejemplo, no han sabido de ella hasta que no se ha decidido hacerla pública, con una declaración que tiene "un afán pedagógico, dirigido especialmente a los más jóvenes", y que aspira a "influir en un entorno social que ha padecido la violencia con intención política mediante un compromiso para que no vuelva a ocurrir jamás".

"No nos identificamos con definiciones y conceptos que se utilizan habitualmente para describirnos, ni nos gusta cómo se habla de nuestra realidad, que es plural y diversa", señalan en este texto, leído en euskera y castellano.

Explican que son personas "afectadas, personalmente o a través de un familiar directo, por un hecho traumático e intencionado (asesinato, tortura, amenaza...) que causó un sufrimiento injusto y prolongado". "Posteriormente, hemos padecido la negación, el olvido o el abandono por parte del perpetrador y hemos recibido respaldo desigual de la sociedad y de las instituciones. Queremos hacer con nuestra realidad individual y con nuestra experiencia en común una contribución positiva en favor de la convivencia", subrayan.

Demandan para todos, y de manera "equitativa", el "cumplimiento y la satisfacción de derechos a la verdad, la justicia, la memoria, al reconocimiento y la reparación". Y dicen que para el logro de una "convivencia pacífica, respetuosa y constructiva en el seno de una sociedad plural, libre y justa" son "deseables y necesarios los gestos de reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidad por parte de todos los perpetradores de la violencia injustamente padecida por tantas personas".

Además, las víctimas invitan a ciudadanos, asociaciones e instituciones a realizar "su propia revisión autocrítica del pasado" mediante "un compromiso ineludible con la verdad y la justicia".
"Sanar las heridas obliga a un proceso que no está exento de tensiones o conflictos. Nosotros los hemos vivido tal vez como nadie. Esperamos que esta experiencia compartida anime a otros a hacer sus propios procesos", concluyen. 

Cerca de una treintena de víctimas de ETA , los GAL y el Batallón Vasco Español, así como familiares de personas que sufrieron abusos policiales se han unido en una iniciativa inédita para reclamar "el derecho a la verdad, a la justicia, a la memoria y al reconocimiento para todos de manera equitativa". Esta iniciativa surge de las conversaciones que estas víctimas han mantenido durante los últimos cuatro años y medio bajo el nombre de Glencree, de cuya experiencia quieren hacer ahora "una contribución positiva a favor de la convivencia".