Wert quiere cambiar las becas: para los aplicados y no sólo para rentas bajas

“Acepto gustoso ser el ministro peor valorado del Gobierno si dentro de 15 años la educación española no es la peor valorada de la OCDE”. Con esta declaración de intenciones, a José Ignacio Wert, no parece que le vaya a temblar el pulso a la hora de aplicar su ambiciosa agenda reformista en materia educativa, que ayer detalló de nuevo en el Foro de la Nueva Sociedad y que estudia un posible cambio en la concesión de las becas a los estudiantes que puede volver a revolucionar el sistema implantado por los socialistas durante décadas.

En su empeño por hacer de la cultura del esfuerzo y el mérito la columna vertebral del sistema, el Ministerio estudiará una revisión de la concesión de becas para que éstas premien también a los alumnos con mejores notas y no sólo a aquellos con rentas más bajas. Desde el PSOE ya le han contestado que “se informe antes de hablar”.

La propuesta es sencilla. Que las becas económicas sean también un premio y un incentivo a los alumnos de Bachillerato y de la Universidad que mejores expedientes tienen y que no sólo se concedan por criterios de renta. “Las becas se han convertido en una asignación no competitiva a partir de un determinado nivel socioeconómico y prácticamente no hay condicionamiento respecto al rendimiento”, explicó ayer el ministro en un coloquio con periodistas. Wert no concretó cómo sería su sistema alternativo pero sí que sacó los colores de lo que considera que no es aceptable. Que con una media de cinco en Bachillerato se pueda optar a una beca para estudiar en la Universidad o que se pueda mantener si se aprueba el 80% de los créditos en los que el alumno está matriculado. El 60%, en el caso de aquellas carreras más complicadas, como las ingenierías o arquitectura.

“Más sensible a la excelencia”

¿Desaparecerán por completo las becas para las familias con menores rentas? En absoluto Wert digo algo parecido, aunque sí que manifestó su deseo de que estas estén ligadas, en parte, a un mayor esfuerzo por parte de los estudiantes.

“No sólo hay que revisar el mecanismo de acceso a la beca sino también el mecanismo de mantenimiento de la misma en dos sentidos: tiene que ser más exigente en cuanto al rendimiento y más sensible a la excelencia, ya que ahora mismo, para continuar con una beca, al alumno le da exactamente igual sacar un sobresaliente que sacar un cinco”, explicó Wert en el Foro de la Nueva Sociedad. La modificación del sistema se llevará a cabo, sin embargo, “sin precipitación y con una reflexión profunda y meditada”, añadió. “Sin reducir en absoluto los recursos destinados a las becas”.

En la actualidad, si un alumno suspende en dos ocasiones una misma materia, pierde la ayuda económica y debe pagar el importe correspondiente a la beca. “España se debe replantear cómo conseguir un sistema universitario de excelencia”, añadió el ministro para defender su idea de introducir un “elemento de rendimiento” en la concesión de las becas.

En el presente curso, uno de cada tres estudiantes que han ingresado en la Universidad ha tenido derecho a una beca. Según el PSOE, se trata de un sistema en el que los becados han demostrado “un altísimo rendimiento académico”. En declaraciones a Europa Press, el portavoz socialista de Educación en el Congreso, Mario Bedera, pidió a Wert que “no diga que las becas se regalan porque es un mal mensaje a la comunidad educativa y a la sociedad en general”. “Tenemos una de las mejores medias de rendimiento de becarios de Europa”, defendió.

Oposición de los universitarios

Las asociaciones de estudiantes universitarios tampoco ven con buenos ojos la propuesta de Wert y defienden también que el rendimiento de los estudiantes con ayudas económicas está “sobradamente demostrado”.

La vicepresidenta del Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado, María José Romero, considera la idea una “desfachatez”. A su juicio, la repetición de curso y el suspenso reiterado ya está “muy penalizado” económicamente con el sistema actual, por lo que ha pedido al titular de Educación que plantee “otras alternativas” que no repercutan negativamente en la igualdad de oportunidades a la que aspira el sistema universitario español.