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El ciclón reformista llega a Educación: 2 nuevas pruebas académicas y más cultura del esfuerzo
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AL FINAL DE PRIMARIA Y SECUNDARIA Y SERVIRÁN PARA EL DIPLOMA DE EXCELENCIA

El ciclón reformista llega a Educación: 2 nuevas pruebas académicas y más cultura del esfuerzo

El ansia reformista demostrada por el Gobierno en sus primeras comparecencias ante el Parlamento aún está por deparar nuevos capítulos. El ciclón revolucionario de la vicepresidenta

Foto: El ciclón reformista llega a Educación: 2 nuevas pruebas académicas y más cultura del esfuerzo
El ciclón reformista llega a Educación: 2 nuevas pruebas académicas y más cultura del esfuerzo

El ansia reformista demostrada por el Gobierno en sus primeras comparecencias ante el Parlamento aún está por deparar nuevos capítulos. El ciclón revolucionario de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y sobre todo, del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que han supuesto toda una vuelta de tuerca al modelo institucional y judicial del PSOE, tendrá un tercer pilar de igual calado político con el nuevo modelo educativo propuesto por el Partido Popular en su programa y que ahora debe poner en marcha el titular del ramo, José Ignacio Wert. Una tarea en la que contará, desde el minuto uno, con la oposición del PSOE, que, como ya avanzó Rubalcaba en el debate de investidura, activará su artillería contra todo lo que suponga cambiar el modelo ideado por ellos a lo largo de los últimos 30 años.

Una de las principales novedades de la reforma será la introducción de dos pruebas académicas de carácter nacional obligatorias para todos los alumnos al final de la primaria y al término de la secundaria. No tendrán consecuencias académicas, como la Selectividad, pero servirán para evaluar tanto a los estudiantes como a los colegios, que también tendrán que rendir cuentas pues los resultados serán públicos y permitirán conocer el nivel y la calidad de cada centro.

Como estímulo, el Ministerio introducirá, además, un nuevo diploma de la excelencia como premio a quienes obtengan mejores cualificaciones en esas pruebas. Con él, tendrán un acceso preferente y subvencionado a becas de estudios o, por ejemplo, a cursos de idiomas en el extranjero.

“El pilar de toda la reforma gira en torno a la mejora de los resultados escolares y de la calidad de la Educación”, explican fuentes desde el PP. Y eso supone un cambio estructural que afecta a alumnos, colegios  y, sobre todo, a los profesores, que son la columna vertebral del sistema, y que serán seleccionados y formados, según los planes del PP, en base a una nueva oposición de carácter nacional más parecida a lo que supone el MIR para los médicos. El cambio de modelo podría afectar a los cerca de 200.000 nuevos docentes que, se calcula, se necesitará incorporar al sistema en la próxima década. 

Fin de Educación para la Ciudadanía

El PP borrará del mapa también otra de las señas de identidad del Gobierno Zapatero: la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que se reorientará en una nueva materia sobre valores y principios constitucionales. Además, la educación será bilingüe español-inglés desde la educación infantil y trilingüe en las zonas con otras lenguas co-oficiales.

Se incorporarán también nuevos modelos de gestión en los centros escolares con mayores atribuciones para los equipos directivos pero con una mayor obligación de rendición de cuentas. Aunque la concreción de esta y otras medidas exigirá del concurso de las comunidades autónomas, que gestionan, a la postre, la mayor parte de las competencias educativas.

Y a todo esto hay que sumar la anunciada reforma de la FP y el Bachillerato, que pasará a tener tres cursos, el primero de orientación e introducción. Una revolución dispuesta a modificar de arriba abajo todo un sistema educativo pensado en clave socialista y en el que, hasta ahora, la derecha no ha podido meter baza alguna. Lo cierto es que a día de hoy no pervive en el sistema educativo ni una sola ley de la UCD o del PP y el sistema asentado, con resultados académicos mediocres en las evaluaciones de PISA y una tasa de abandono escolar cercana al 30%, ha sido consolidado durante años por los diferentes Gobiernos del PSOE y, entre otros, por el propio Rubalcaba, que ideó y puso en marcha la LOGSE en los años ochenta. “Está claro que el PSOE va a elegir la educación como un campo de confrontación preferente”, aseguran fuentes del PP. “Ya lo dijo Rubalcaba en el debate de investidura cuando dio a entender que la educación no se toca”.

Darle la vuelta a todo ese calcetín, como se propone hacer el PP con su mayoría absoluta mediante, supone, en primer lugar, acabar con un modelo uniforme en el que todos los alumnos estudian lo mismo durante el mayor tiempo posible y en el que se puede promocionar aún con asignaturas suspendidas. En su lugar, el modelo popular flexibilizará la secundaria con vías formativa distintas según los intereses, motivaciones y progresos de los alumnos. El propio Rajoy ya avanzó en su discurso de investidura que había “muchas cosas que cambiar”: “Es preciso desarrollar en los alumnos los valores del esfuerzo, el gusto por aprender, el espíritu emprendedor, la exigencia y la responsabilidad personales”.

El ansia reformista demostrada por el Gobierno en sus primeras comparecencias ante el Parlamento aún está por deparar nuevos capítulos. El ciclón revolucionario de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y sobre todo, del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, que han supuesto toda una vuelta de tuerca al modelo institucional y judicial del PSOE, tendrá un tercer pilar de igual calado político con el nuevo modelo educativo propuesto por el Partido Popular en su programa y que ahora debe poner en marcha el titular del ramo, José Ignacio Wert. Una tarea en la que contará, desde el minuto uno, con la oposición del PSOE, que, como ya avanzó Rubalcaba en el debate de investidura, activará su artillería contra todo lo que suponga cambiar el modelo ideado por ellos a lo largo de los últimos 30 años.