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El apoyo de Rubalcaba a Blanco en el 'caso de la gasolinera' dinamita la campaña del PSOE
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EL CANDIDATO SOCIALISTA PUSO "LA MANO EN EL FUEGO" POR EL MINISTRO DE FOMENTO

El apoyo de Rubalcaba a Blanco en el 'caso de la gasolinera' dinamita la campaña del PSOE

Los errores propios y ajenos le están arruinando la campaña electoral a Alfredo Pérez Rubalcaba. La decisión de la juez de Lugo Estela San José de elevar

Foto: El apoyo de Rubalcaba a Blanco en el 'caso de la gasolinera' dinamita la campaña del PSOE
El apoyo de Rubalcaba a Blanco en el 'caso de la gasolinera' dinamita la campaña del PSOE

Los errores propios y ajenos le están arruinando la campaña electoral a Alfredo Pérez Rubalcaba. La decisión de la juez de Lugo Estela San José de elevar al Tribunal Supremo el caso de la gasolinera, que ha salpicado de lleno a José Blanco por el presunto cobro de comisiones, puede significar la puntilla definitiva para las aspiraciones del candidato socialista de remontar en las encuestas. Desde que estalló el escándalo, Rubalcaba, lejos de marcar distancias con el  ministro de Fomento para evitar que éste le arrastre en su caída, le ha mostrado pública y reiteradamente su apoyo.

Blanco, que encabeza la candidatura del PSOE por Lugo para las elecciones del 20-N, expresó ayer, poco después de conocer la decisión de la juez San José, su confianza en que ésta "sirva para desbloquear la situación de indefensión personal en la que me encuentro desde que comenzaron a filtrarse a la prensa las supuestas afirmaciones de un imputado por falsedad y fraude", en alusión al empresario Jorge Dorribo, que asegura haberle pagado 400.000 euros en comisiones. El portavoz del Gobierno y número dos del partido, que se encontraba precisamente en la capital lucense, añadió que esas acusaciones son "una pura falsedad".

San José, que instruye el sumario por la llamada Operación Campeón contra el fraude en la concesión de ayudas públicas en Galicia, remitió ayer al Tribunal Supremo una exposición razonada en la que detalla, según fuentes cercanas al caso consultadas por El Confidencial, los indicios de un delito de tráfico de influencias presuntamente cometido por Blanco, quien, dada su condición de aforado, solo puede ser enjuiciado por el alto tribunal. La juez, según las mismas fuentes, no comunicó su decisión al fiscal jefe de la Audiencia Provincial de Lugo, Javier Rey, enfrentado a San José y partidario de practicar más pruebas periciales y testificales antes de enviar la causa al Supremo.  

Rubalcaba guardó ayer un prudente silencio. Pero el daño a su estrategia de campaña puede ser ya irreparable, porque el aspirante socialista a La Moncloa, con sus inequívocas manifestaciones de respaldo a Blanco, ha hipotecado en cierto modo su credibilidad al incluir en sus listas a un candidato manchado por la sombra de corrupción. El ex vicepresidente del Gobierno, dirigiéndose a los padres del ministro de Fomento, llegó a afirmar el pasado 9 de octubre durante un acto electoral en Orense: "Tenéis un hijo honesto". Y al día siguiente añadió que "pondría la mano en el fuego absolutamente" por su compañero de partido.

"Indicios de criminalidad"

El PP se apresuró ayer a exigir la dimisión de Blanco. Su portavoz parlamentaria y número dos en la candidatura por Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo que "si hasta ahora era escandaloso que Blanco no hubiera dado explicaciones y no estuviera dispuesto a asumir sus responsabilidades, ahora se agrava la responsabilidad de dos personas: de José Luis Rodríguez Zapatero, que lo mantiene de ministro, y de Rubalcaba, que lo mantiene de candidato al Congreso por Lugo". El portavoz de Justicia del partido, Federico Trillo, añadió que si la juez ha elevado al Supremo la parte del sumario que afecta al titular de Fomento es porque "existen indicios racionales de criminalidad".    

La decisión de la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Lugo no ha podido llegar en peor momento para Rubalcaba. Ayer mismo, pocas horas antes del arranque oficial de la campaña electoral, se conoció el dato de que los servicios públicos de empleo registraron en octubre más de 134.000 parados nuevos, y que en ese mismo periodo la afiliación a la Seguridad Social perdió 75.000 cotizantes. Unas cifras demoledoras que se suman a las de la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre del año: más de cinco millones de desempleados.

Esos pésimos datos, unidos a la previsión de que la economía española caiga en una nueva recesión en el cuarto trimestre del año; a los negros augurios de todas las encuestas -hoy mismo se conocerá el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) con intención de voto- y, por si fuera poco, a los aprietos judiciales de Blanco por el caso de la gasolinera, han apagado por completo los rescoldos del efecto Rubalcaba. Tras su proclamación como candidato socialista, el pasado 9 de julio, el ex ministro del Interior llegó a situarse a sólo siete puntos del PP en los sondeos. Pero ahora esa diferencia se ha disparado hasta los 15 puntos.

Con tan negro panorama, y con solo dos semanas por delante hasta la cita con las urnas, Rubalcaba fía sus remotas posibilidades de darle la vuelta a las encuestas al debate en televisión que le enfrentará el próximo lunes a Mariano Rajoy. El cara a cara entre los candidatos de los dos principales partidos durará 90 minutos y se regirá por la modalidad de reloj corrido, lo que significa que cada uno de ellos administrará sus tiempos de intervención como les convenga, al estilo de una partida de ajedrez. Pero hasta el propio Rubalcaba se permitió ayer ironizar sobre la misión casi imposible que supone ganar las elecciones: "Es más fácil que el Real Madrid gane al Barça que remontar a Rajoy", dijo durante una entrevista en Marca TV.  

Los errores propios y ajenos le están arruinando la campaña electoral a Alfredo Pérez Rubalcaba. La decisión de la juez de Lugo Estela San José de elevar al Tribunal Supremo el caso de la gasolinera, que ha salpicado de lleno a José Blanco por el presunto cobro de comisiones, puede significar la puntilla definitiva para las aspiraciones del candidato socialista de remontar en las encuestas. Desde que estalló el escándalo, Rubalcaba, lejos de marcar distancias con el  ministro de Fomento para evitar que éste le arrastre en su caída, le ha mostrado pública y reiteradamente su apoyo.

Alfredo Pérez Rubalcaba