Cuarta victoria de Aguirre frente a Gallardón

Si no puedes con tu enemigo cambia la ley. Dicho y hecho, el Gobierno regional de Madrid, a través del Grupo Parlamentario Popular con mayoría absoluta en la Asamblea Regional, ha presentado una serie de enmiendas a la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos regionales a través de las cuales la Comunidad amplía su poder en la principal entidad financiera de la región, Caja Madrid, presidida por Miguel Blesa.

 

Enmiendas que suponen, de hecho, un vuelco en la actual estructura de poder de la caja, en la que hasta ahora la Comunidad de Madrid tenía mucha menos capacidad de control que otros gobiernos autonómicos tienen sobres sus respectivas cajas regionales. Es más, la presencia del Ayuntamiento de Madrid, un 70% de representación, hacía muy difícil que Aguirre pudiera llevar adelante sus planes para la entidad financiera. Planes que pasan por la posible sustitución de Blesa al frente de la entidad.

“A nadie se le ocurre en ninguna otra comunidad autónoma que el presidente de una caja de ahorros le eche un pulso al presidente regional”, dicen fuentes de la Comunidad a este diario. Blesa le ha echado ese pulso a Aguirre porque tenía el respaldo del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. En la medida en que Mariano Rajoy, líder del PP, decidió lavarse las manos en este asunto, la guerra por Caja Madrid pasó a ser una cuestión de las muchas que enfrentan a los dos pesos pesados del PP madrileño.

Menos poder para Gallardón

Se trata de una nueva victoria para Aguirre. Y ya van cuatro. Primero fue el control del partido en la región hace poco más de cuatro años. Ganó Aguirre. Luego vinieron las batallas del Metro, Ifema y ahora Caja Madrid, con victorias en todos los casos para la presidenta regional. Una vez que se aprueben las enmiendas –y nadie duda de que será así-, el poder del Ayuntamiento quedará visiblemente mermado en la entidad madrileña, y la presidencia de Blesa estará en manos de Aguirre.

Son tres enmiendas a la Ley de Acompañamiento de un calado considerable. La primera dice que los consejeros que lleven más de 12 años en el cargo deben ser propuestos por el mismo sector que los propuso anteriormente para ser reelegidos, en el caso de Blesa la propia Asamblea de Madrid, con mayoría del PP y controlada por Aguirre. La segunda limita al 30% la presencia del Ayuntamiento y se abre a la participación de otras corporaciones locales más fácilmente manejables por la CAM.

La tercera añade dos nuevas entidades representativas a la lista actual –empresarios, sindicatos y universidades públicas-, a saber: las universidades privadas y la Cámara de Comercio. En ambos casos con mayor vinculación con el Gobierno regional. Es decir, la Comunidad multiplica su capacidad de control en la Caja. “Es lo que le corresponde”, dicen fuentes del Gobierno regional, que señalan a de otras comunidades donde no se discute quién manda en cada sitio, caso de Cataluña.

El futuro de Blesa pende de un hilo

¿Qué pasará con Blesa? Su continuidad dependerá de la Comunidad cuando dentro de unos meses se inicie el proceso electoral en la Caja. Aguirre espera sin prisas. Para entonces, los cambios en la ley de cajas introducidos a través de la Ley de Acompañamiento ya estarán en vigor y si Blesa quiere seguir siendo presidente tendrá que acudir a la Puerta del Sol a pedir árnica, pues su reelección pende de un hilo que sujeta Aguirre por ambos extremos.

Esperanza Aguirre había intentado tomar un camino intermedio antes de cambiar la ley, que fue pactar con Tomás Gómez, secretario general del PSM. Éste estaba dispuesto, pero enseguida Ferraz –desde donde se articula una estrategia clara de acoso a Aguirre- le dijo que de eso nada y se volvió atrás. Eso hizo que la presidenta de Madrid decidiera ir directamente a utilizar su capacidad legislativa y anular así el contrapeso que sobre la continuidad de Blesa ejercía el Ayuntamiento de Madrid.