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Las 'big four' se defienden: España tiene su parte de culpa por la inseguridad jurídica
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DE QUE LAS EMPRESAS PREFIERAN LUXEMBURGO

Las 'big four' se defienden: España tiene su parte de culpa por la inseguridad jurídica

No es sólo por los impuestos. Las cuatro grandes auditoras internacionales aseguran que hay otros argumentos muy importantes para elegir a Luxemburgo.

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No es sólo por los impuestos. Las cuatro grandes auditoras-consultoras internacionales (PwC, KPMG, Deloitte y Ernst & Young) se defienden en privado de las acusaciones por su cooperación en el uso de Luxemburgo por empresas y fondos asegurando que hay otros argumentos muy importantes para elegir el pequeño país centroeuropeo. E incluso contraatacan al echar parte de la culpa a España por la inflexibilidad de su administración tributaria, la falta de seriedad y, sobre todo, la inseguridad jurídica que se traduce en reformas fiscales continuas.

En público, las cuatro firmas se atienen a sus declaraciones oficiales en las que aseguran que operan estrictamente dentro de la ley, tienen exhaustivos controles para asegurarse de que sigue las normas y también estrictos códigos de conducta. Pero varios profesionales de estas firmas, que piden el anonimato, de otros despachos e incluso de la administración ponen las cosas en contexto. Sí, claro que Luxemburgo ofrece ventajas fiscales, admiten (las que ha revelando la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ, que ha publicado en exclusiva El Confidencial en los últimos días). Pero esas ventajas no serían tantas si en España no hiciéramos las cosas tan mal.

"Si una multinacional llega a Luxemburgo, lo primero que hace es tener línea directa con el Gobierno. Se sienta con ellos y llega rápidamente a un acuerdo sobre lo que va a pagar, que es vinculante para su Hacienda y le vale para siempre. Y si tiene dudas o problemas, se reúnen todas las veces que haga falta. Si esa multinacional llega a España y quiere reunirse con las autoridades, ya puede esperar sentada. Y si tiene la suerte de conseguirlo, en función de quién sea su interlocutor le pueden contar una cosa o su contraria. Así que acaba contratando un asesor fiscal local que lo primero que le va a decir es que en España las leyes cambian algunas cosas cada año y lo cambian todo cada tres o cuatro ejercicios. O sea, que lo que paga hoy no es lo que pagará mañana. ¿Dónde va a preferir establecerse? Aunque pagara los mismos impuestos, se iría a Luxemburgo sin dudarlo", explica una de las fuentes consultadas.

La inseguridad jurídica de España asusta

De todo esto, lo que más miedo da a las multinacionales es la inseguridad jurídica atávica de nuestro país. "Lo que no les entra en la cabeza es que el Gobierno de turno pueda cambiarles las reglas de repente en mitad del partido, que lo que ahora es deducible mañana no lo sea, que cosas que están bonificadas -como la contratación de ciertos colectivos- dejen de estarlo, etc. Y menos aún que esto pase cada vez que cambia el Gobierno o sin necesidad de que cambie", según otra de estas fuentes. En este sentido, ha hecho mucho daño el asunto de las primas a las energías renovables, donde el cambio de normas retroactivo echó por tierra las proyecciones de muchos inversores internacionales y granjeó a España la etiqueta de país poco fiable (hasta el vicepresidente de EEUU protestó ante Moncloa).

La falta de accesibilidad del Fisco español también es criticada, así como la imposibilidad de tener un acuerdo vinculante. Cuando las empresas de fuera preguntan si no existe una fórmula para ello, les contestan que hagan una consulta de la Dirección General de Tributos. "Pero cuando les dicen lo que tardan en responder y que, además, la respuesta no vale sólo para ellos sino para todo el mundo, desisten", según la primera fuente. Lo peor es que, si finalmente deciden establecerse en España, deben cumplir escrupulosamente las normas y adaptarse a sus constantes cambios. Porque, si no lo hacen, la inspección es muy agresiva con ellas y enseguida llega con multas, recargos y amenazas de llevarlas a los tribunales. Algo que choca con esa imposibilidad de negociar con Hacienda y que también contribuye a esa imagen de escasa fiabilidad.

Todo esto, sin hablar de la elevada imposición por Sociedades en nuestro país, la sexta más alta de la zona euro, cinco puntos por encima de la media. Esto contribuye a convertir a España en un "infierno fiscal", término acuñado por Daniel Lacalle, lo que explica que la inversión productiva se refugie en países más tax-friendly. A juicio de este economista colaborador de El Confidencial, es la voracidad recaudatoria de España y de los demás grandes países de la UE (y EEUU) la que promueve la utilización de Luxemburgo y otros refugios fiscales, y no al revés.

Un paraíso para las gestoras de fondos

Y no se trata sólo de los impuestos. Luxemburgo es mucho más que un territorio de baja tributación, sino la sede más importante de Europa para la industria de inversión. Y es que todo en el Gran Ducado está orientado a prestar un servicio de altísima calidad a las gestoras de fondos, con numerosas firmas de abogados, asesoría, recursos humanos, contabilidad, etc. altamente profesionales y eficientes. Según distintas fuentes del sector, ofrece grandes ventajas para estos vehículos, como la flexibilidad para invertir, desinvertir o pagar dividendo, la cercanía de la Administración –con la que se pueden negociar todos los aspectos normativos, no sólo los tributarios– y, sobre todo, la seguridad jurídica.

Además, tiene la ventaja de su situación geográfica para montar la sede central en Europa y desde ahí gestionar las actividades en los demás países. Y, finalmente, cuenta con su buena fama internacional ya que toda la industria está presente en Luxemburgo desde hace décadas. Es un lugar conocido, cómodo, fiable, seguro y respetable, lo que combinado con su flexibilidad, la cercanía de las autoridades y las ventajas fiscales, lo convierten en el paraíso para estas entidades. De ahí que numerosos fondos hayan realizado importantes operaciones en nuestro país desde allí.

El propio Francisco de la Torre, inspector de Hacienda y autor del libro ¿Hacienda somos todos?, reconoce estos atractivos: "No todo tiene una explicación fiscal, esto hay que tenerlo en cuenta. Luxemburgo para muchos fondos de inversión es, en primer lugar, una plataforma que conocen, está en el centro de Europa y desde ahí pueden canalizar inversiones hacia diversos países. Y luego hay que tener en cuenta que la seguridad jurídica que ofrecen es superior a la española, donde ha habido cambios de reglas con mucha frecuencia. Además, se establece un régimen fiscal a la carta vinculante, los famosos tax ruling".

No es sólo por los impuestos. Las cuatro grandes auditoras-consultoras internacionales (PwC, KPMG, Deloitte y Ernst & Young) se defienden en privado de las acusaciones por su cooperación en el uso de Luxemburgo por empresas y fondos asegurando que hay otros argumentos muy importantes para elegir el pequeño país centroeuropeo. E incluso contraatacan al echar parte de la culpa a España por la inflexibilidad de su administración tributaria, la falta de seriedad y, sobre todo, la inseguridad jurídica que se traduce en reformas fiscales continuas.

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