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Berlín descarta un plan B al A400M por el sobrecoste de buscar una alternativa
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pese a estar harta de retrasos y problemas

Berlín descarta un plan B al A400M por el sobrecoste de buscar una alternativa

Alemania seguirá apostando por el proyecto, pese a que el accidente de este sábado en Sevilla no deja de ser el último problema de una serie de fallos técnicos e industriales, así como de notables retrasos

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel. (EFE)
La canciller alemana, Angela Merkel. (EFE)

El Gobierno alemán empieza a dar muestras de impaciencia por la interminable serie de problemas que está padeciendo el proyecto del avión de transporte militar Airbus A400M, el que debía convertirse en seña de identidad del poderío tecnológico e industrial del continente. El accidente de este sábado en Sevilla, que costó la vida a cuatro personas y convirtió en un montón de chatarra carbonizada un aparato de última generación de 136 millones de euros, es (si se descarta, como parece, el error humano) el último problema de una serie de fallos técnicos e industriales, así como de retrasos y abultados sobrecostes en la producción.

Sin embargo, no hay plan B. Berlín sigue firme en su determinación de sustituir totalmente su anticuada flota de aviones de transporte militar, en total 53 'Transall' con unos 40 años de servicio de media, por otros tantos A400M. Pese a todos los contratiempos técnicos, políticos y financieros con los que ha topado este proyecto, nada es comparable con el coste que supondría buscar alternativas tras la enorme cantidad de dinero y esfuerzo invertidos en este aparato. Uwe Roth, portavoz del Ministerio de Defensa alemán, señaló este lunes que el programa A400M tiene un "gran significado" para Alemania, pese a todos los reveses.

Medidas cautelares

La primera medida tras el accidente se tomó a las pocas horas. El único aparato que ha recibido el Bundeswehr (Ejército alemán) de este modelo –que fue entregado en diciembre– no volverá a volar hasta que se aclaren las causas del siniestro de Sevilla. "El único A400M que hasta ahora tenemos en fase de pruebas permanecerá en tierra hasta nueva orden", informó Roth. Esta medida cautelar sólo se levantará cuando se tengan "pruebas consistentes" sobre el origen del accidente, agregó el portavoz.

placeholder ÁLBUM: El accidente del Airbus, en imágenes.
ÁLBUM: El accidente del Airbus, en imágenes.

El Ministerio de Defensa alemán anunció asimismo que esperará al informe que van a elaborar las autoridades españolas, con la ayuda de Airbus, antes de dar nuevos pasos políticos. Sólo después de la investigación habrá "efectos y consecuencias", aclaró Roth.

Por su parte, la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, mostró la disposición de Alemania de colaborar con personal técnico en el esclarecimiento del suceso del sábado. "Ofrecemos encantados nuestros conocimientos para poder avanzar en la solución de los problemas. Es en nuestro propio interés", señaló la ministra.

El primer aparato: “graves problemas”

Berlín ya había expresado en los últimos meses su frustración por los graves fallos que a su juicio tenía el A400M que recibió en diciembre. Como muestra, un botón: el aparato sólo tenía 57 horas de vuelo en cinco meses. El Gobierno alemán remitió indignado un informe al fabricante europeo en el que detallaba hasta 800 errores y defectos. Y algunos, según varios medios alemanes, en absoluto menores.

Entre otros, los expertos del Ministerio de Defensa alertaron de que, frente a lo planeado, el aparato no iba a servir para el salto de paracaidistas o la suelta de carga. Asimismo, tampoco iba a poder aterrizar en pistas no pavimentadas y no contaba con las correspondientes protecciones frente al fuego enemigo. Además, completaron la lista con una serie de fallas en los motores de hélice y en el software de a bordo. "Graves problemas", resumió Roth.

placeholder Ursula von der Leyen, ministra de Defensa alemana. (Reuters)
Ursula von der Leyen, ministra de Defensa alemana. (Reuters)

El consorcio europeo reconoció los problemas el pasado marzo, cuando el nuevo responsable del programa de desarrollo del A400M, Fernando Alonso, habló de "importantes fallos industriales y técnicos" y de la necesidad de subsanarlos, aunque les restó importancia. En referencia a Berlín, aunque sin citar expresamente a uno de sus mayores clientes, dijo "comprender" las quejas y trabajar en su resolución.

El Gobierno alemán fue desde el comienzo uno de los países que impulsó el programa de diseño y fabricación de un avión de transporte militar de factura europea. Se trataba de desembarazarse de la dependencia tecnológica de Estados Unidos –ya que sus 'Transall' son de Lockheed, de tener el control para poder plantear sus especificaciones técnicas y de, a largo plazo, sustituir su flota de aparatos de este tipo, que entró en funcionamiento en la década de los años 70 del siglo pasado.

Todos estos problemas trastocan la planificación del Ministerio de Defensa y generan importantes sobrecostes. El Gobierno alemán desconoce ahora si Airbus será capaz de entregar a tiempo los cinco aparatos que tenía previsto servirle este año y, por tanto, cuándo los pondrá tenerlos operativos. Berlín contaba con que tanto el aparato entregado el año pasado como los cinco de este entrasen en funcionamiento a lo largo de este ejercicio, sacando de la circulación a otros tantos 'Transall'.

De no ser así, apuntan varios expertos alemanes en asuntos militares, Berlín tendrá que gastar más de lo previsto en mantenimiento de sus aviones de transporte militar, ya que los 'Transall' son más costosos en este sentido que los de Airbus. El portavoz del Ministerio de Defensa, al ser interrogado al respecto, evitó dar cifras concretas, pero no descartó que, si los problemas del A400M generan nuevos sobrecostes para las arcas públicas, Berlín exija "compensaciones" a Airbus.

El Gobierno alemán empieza a dar muestras de impaciencia por la interminable serie de problemas que está padeciendo el proyecto del avión de transporte militar Airbus A400M, el que debía convertirse en seña de identidad del poderío tecnológico e industrial del continente. El accidente de este sábado en Sevilla, que costó la vida a cuatro personas y convirtió en un montón de chatarra carbonizada un aparato de última generación de 136 millones de euros, es (si se descarta, como parece, el error humano) el último problema de una serie de fallos técnicos e industriales, así como de retrasos y abultados sobrecostes en la producción.

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