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España empieza a corregir su imponente deuda externa de casi un billón de euros
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LAS RESTRICCIONES DEL CRÉDITO IMPONEN EL AJUSTE

España empieza a corregir su imponente deuda externa de casi un billón de euros

Afloja la presión sobre la financiación exterior de la economía española. Aunque todavía lo hace con una intensidad baja, la deuda externa refleja un cierto cambio

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España empieza a corregir su imponente deuda externa de casi un billón de euros

Afloja la presión sobre la financiación exterior de la economía española. Aunque todavía lo hace con una intensidad baja, la deuda externa refleja un cierto cambio de tendencia. Los datos que acaba de publicar el Banco de España muestran, en concreto, que la Posición de Inversión Internacional de España -la deuda externa neta- se situó en el segundo trimestre de este año en 960.300 millones de euros. O lo que es lo mismo, el 90% del PIB. Diez mil millones de euros menos que en el trimestre anterior.

Aunque la cifra continúa siendo extremadamente elevada (una de las más altas del mundo) supone, en todo caso, el menor nivel desde el último trimestre de 2010. Y lo que es todavía más relevante, refleja que, descontando las operaciones del Banco de España, el saldo entre lo que España pide prestado al exterior y lo que a su vez presta se sitúa en niveles del año 2005: 645.500 millones de euros.

La causa de esta pronunciada corrección tiene que ver, sin embargo, con la salida neta de fondos extranjeros, que ha tenido que ser compensada con fuertes apelaciones al Banco Central Europeo (BCE) realizadas a través del Banco de España. Algo que ha permitido seguir financiando la economía pese al cierre de los mercados.

El banco central acumula unos pasivos con el Eurosistema equivalentes a 314.900 millones, casi cuatro veces más que hace apenas dos trimestres, lo que muestra las enormes dificultades de la economía española para encontrar dinero fuera de sus fronteras. Es dinero lo deben, en realidad, las entidades financieras, pero aparece en el balance del banco central. 

En términos agregados, es decir incorporando lo que han invertido las empresas española en el exterior, los datos del Banco de España indican una deuda externa equivalente a 1,79 billones de euros, con un crecimiento de poco más de 15.000 millones de euros respecto del trimestre anterior. La deuda exterior bruta supone en estos momentos alrededor del 169% del Producto Interior Bruto (PIB).

La Posición de Inversión Internacional de España -la deuda exterior neta- es, sin embargo, la más relevante, y lo que muestran las cifras oficiales es una cierta recuperación del valor de los activos de España en el exterior (493.900 millones de euros), mientras que las inversiones directas del exterior en España (más estable que las destinadas a la compra de títulos bursátiles) asciende a 485.500 millones. Por el contrario, las inversiones de cartera se han reducido de forma relevante en ambos sentidos: del exterior hacia España y de España hacia el exterior, lo que refleja las fuertes incertidumbres financieras.

Menos dinero para el sector público

Para hacerse una idea de lo que ha crecido en los últimos años el endeudamiento exterior neto, hay que tener en cuenta que en 2002 apenas ascendía a 303.071 millones de euros, es decir que en sólo un decenio el agujero se ha triplicado.

La deuda exterior neta es relevante porque influye en la independencia de un país para financiarse. Si lo hace en el exterior, se pueden producir restricciones de crédito, como sucede ahora, pero si la economía se financia con ahorro interno, las limitaciones son menores. Es el caso de países como Japón e Italia, que pese a tener abultados niveles de deuda pública, consiguen financiarse en el interior. En el caso de Italia, la deuda externa neta representa sólo la tercera parte de la española, lo que da al país transalpino mayor margen para financiarse.  

Los datos del banco central muestran también una contracción de las cantidades de dinero que deben las entidades financieras al exterior. En concreto, adeudan 591.736 millones, lo que representa un descenso de casi 63.800 millones. Esto se debe al proceso de desapalancamiento en que están inmersas las entidades financieras. Aún así, son todavía extraordinariamente dependientes de la financiación del BCE, que se ha visto obligado a hacer dos inyecciones masivas de liquidez por un billón de euros para compensar el cierre del mercado interbancario. Con ese dinero, los bancos hacen frente a los vencimientos de su deuda.

La deuda externa de un país, tal como lo define el Fondo Monetario Internacional (FMI), comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que van a dar lugar a pagos por amortización, por intereses o por ambos conceptos. Por lo tanto, incluye todos los instrumentos financieros, excepto las participaciones en el capital y los derivados financieros, toda vez que estos instrumentos no suponen, necesariamente, la realización de pagos

Afloja la presión sobre la financiación exterior de la economía española. Aunque todavía lo hace con una intensidad baja, la deuda externa refleja un cierto cambio de tendencia. Los datos que acaba de publicar el Banco de España muestran, en concreto, que la Posición de Inversión Internacional de España -la deuda externa neta- se situó en el segundo trimestre de este año en 960.300 millones de euros. O lo que es lo mismo, el 90% del PIB. Diez mil millones de euros menos que en el trimestre anterior.

Banco de España