El Estado gasta 50.000 millones más de lo que ingresa: el objetivo de déficit, contra las cuerdas

El objetivo de déficit público para el conjunto de este año -un 6,3% del PIB- se pone cuesta arriba. Aunque en el último cuatrimestre de 2012 es cuando se notará con mayor intensidad la subida de impuestos y la bajada del sueldo de los funcionarios (medidas aprobadas en julio), lo cierto es que hasta agosto la Administración Central del Estado se ha gastado 50.132 millones de euros más de lo que ha ingresado. O lo que es lo mismo, el déficit acumulado en los primeros ocho meses del año equivale ya al 4,8% del PIB, cuando el objetivo para todo el año era del 4,5%.

El desequilibrio en términos de Contabilidad Nacional -que recoge tanto los derechos de cobro como las obligaciones de pago aunque no se hayan realizado las operaciones- es consecuencia de que los ingresos (en un contexto recesivo) caen un 1,7%, mientras que los gastos aumentan un 8,5%. Esta última cifra, sin embargo, está sesgada al alza debido a que incorpora 9.130 millones de la liquidación definitiva del año 2010 que corresponde a las comunidades autónomas y los ayuntamientos.

En todo caso, el deterioro del saldo fiscal no se debe sólo a un aumento del pago de intereses por la crisis de la deuda, toda vez que el saldo primario (el déficit sin contabilizar el pago de intereses) se sitúa en 33.670 millones, con un incremento del 28%.

Según la Agencia Tributaria, la causa principal del empeoramiento de la recaudación son los menores ingresos (unos 700 millones) en el Impuesto de Sociedades, afectado por el impacto negativo de medidas normativas.

En concreto, en la cuota ingresada en julio han tenido repercusión dos medidas: el incremento de los tipos en los pagos fraccionados aprobado a finales de agosto de 2011 y la ampliación (de 8 a 10 millones) de los límites para que una empresa sea considerada de reducida dimensión y pueda disfrutar de un menor tipo de gravamen.

Actas de inspección

El impacto negativo de ambas medidas, sostiene Hacienda, se ha visto compensado parcialmente por el aumento de los ingresos procedentes de actas de inspección (270 millones).

En cuanto al Impuesto sobre la Renta, crece, hasta agosto, un 1,5% gracias a las medidas normativas y a los ingresos procedentes de aplazamientos y actuaciones de control. Hasta julio, el crecimiento era del 2,2%. La  Agencia Tributaria achaca la desaceleración a las mayores devoluciones efectuadas en agosto.

En términos homogéneos, el IRPF presenta un crecimiento estable en los dos últimos meses (2,9% en agosto y 2,8% en julio). En el IVA los ingresos disminuyen, hasta agosto, un 8,4% (7,9% en términos homogéneos). La caída es  menor que la que se registraba hasta julio y, sobre todo, en la primera mitad del año, con malos resultados por el alto importe de las devoluciones realizadas.

Desde el lado de los gastos, lo más relevante es que la remuneración de los asalariados está cayendo un 1,9%, rompiendo la tendencia alcista de los últimos años.

Los datos, en todo caso, no son totalmente representativos de lo que va a suceder al final de año. Básicamente por una razón: en julio el Gobierno aprobó un intenso ajuste del gasto y un aumento de ingresos que se notará en los próximos meses. Hacienda espera recaudar, en concreto, 4.975 millones por las subida impositivas, otros 5.425 millones por los recortes en los  sueldos públicos y 1.888 millones por los ajustes en desempleo. En total, incluyendo otras partidas, 13.118 millones a finales de año.