Cinco consejeros se libran de sentarse en el banquillo de los acusados

El auto del juez Fernando Andreu imputa a 34 consejeros de Bankia y BFA por cuatro delitos que son penados con varios años de cárcel por, entre otros motivos, causar un gran daño económico al país. Sin embargo, y aunque el magistrado expone como pruebas los hechos acontecidos tras la salida a bolsa, considera que los consejeros que fueron nombrados después de la colocación de las acciones no tienen ninguna responsabilidad en el presunto fraude.

Entre ellos destaca Claudio Aguirre, expresidente de Merrill Lynch en España y actual miembro del consejo asesor de Goldman Sachs. Aguirre, familiar de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entró en el órgano de gobierno de Bankia el 11 de julio, doce días después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobase el folleto de la Oferta Pública de Suscripción (OPS) y nueve antes del debú en el parqué.

Aguirre, uno de los españoles que más lejos ha llegado en la City londinense (fue jefe de banca de inversión para Europa), había rechazado la primera invitación a incorporarse a Bankia. Pero Rato se lo pidió posteriormente con el objetivo de que su llegada supondría darle notoriedad al consejo y un paso adelante hacia la profesionalidad de un banco que había sido criticado por ser muy politizado. Finalmente accedió.

Sin embargo, su designación fue acompañada por la de personas menos apropiadas. En concreto, por la de Virgilio Zapatero, un hombre muy cercano al PSOE –fue ministro de la presidencia con Felipe González- por la de Juan Martín Queralt, un doctor en derecho de la Universidad de Bolonia y una persona vinculada al PP valenciano, y por la de Álvaro de Ulloa. Aguirre fue nombrado como consejero independiente, como Ulloa, mientras que Zapatero entró como dominical y Queralt con la calificación de externo. El hecho de no haber firmado el folleto les ha eximido de aparecer en la querella, pese a que Bankia anunció sus nombramientos como un suplemento al folleto, también aprobado por la CNMV.

Junto a ellos se encuentra también Josep Ibern, el presidente de Caixa Laietana, una de las instituciones que entró en la fusión que daría después lugar a BFA. Ibern se incorporó al consejo de Bankia en enero de este año en sustitución de Atilano Soto, primer ejecutivo de Caja Segovia, en ejecución del sistema de rotación de las cajas con menor representación. Entre su gran aportación al grupo destaca sus palabras el pasado 2 de marzo, cuando criticó la posible fusión de Bankia con La Caixa al señalar que “hay muchas cosas a hacer antes de juntar a las dos cajas más importantes del país”.  Dos meses y medio después, el Estado nacionalizó a la primera.