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Ni frío ni aburrimiento: la afición atlética se confiesa enamorada del efecto Simeone
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POCAS VECES UN EMPATE SIN GOLES FUE TAN INTENSO

Ni frío ni aburrimiento: la afición atlética se confiesa enamorada del efecto Simeone

Ya a nadie le sorprende lo que pueda pasar en el Vicente Calderón. Si como dijo el sabio, el fútbol son estados de ánimo, desde que

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Ni frío ni aburrimiento: la afición atlética se confiesa enamorada del efecto Simeone

Ya a nadie le sorprende lo que pueda pasar en el Vicente Calderón. Si como dijo el sabio, el fútbol son estados de ánimo, desde que empezó 2012 la ribera del Manzanares acoge el más contundente de todos ellos: el entusiasmo. La sola figura de Diego Simeone ha conseguido que en una de las gradas más temidas por el frío invernal se consiga entrar en calor incluso en una primera parte de esas llamadas tácticas por profesionales y entendidos, pero conocidas comúnmente como pestiños por el gran público. O que, tras un empate sin goles, la gente se marche contenta con lo visto y mirando el futuro con confianza.

Las bufandas con la cara del nuevo entrenador rojiblanco junto al lema 'Héroe del Doblete' ocupan ya los puestos de los alrededores del campo. Una pancarta en el fondo sur antes del encuentro de ayer apelaba al 'Espiritu del 96', año del último Atlético grande de verdad. Y el atronador cántico al Cholo Simeone congenia a la perfección con la imagen del argentino de pie los 90 minutos, a centímetros de la línea de banda, como si pareciera a punto de iniciar una galopada de las que le hicieron famoso vestido de corto.

En el ambiente sobrevuela la sensación de que todo va a salir bien. El, durante mucho tiempo, malentendido sobrenombre del Pupas parece haber sido finiquitado junto al contrato de Gregorio Manzano. La intensidad (tan loada por todos) mostrada por el equipo desde que Simeone cogió las riendas, por cierto, con un once que amenaza en convertirse en clásico como hacía muchos años no se veía en el club rojiblanco, ha conseguido contagiar a la enamoradiza afición atlética, tal y como se propuso el propio técnico en su presentación. La segunda parte ante el Valencia es la mejor muestra de ello.

El Cholo ha dado en la tecla

El empate sin goles se mantuvo en el marcador hasta el final pero los aproximadamente 35.000 colchoneros que desafiaron la gélida noche y el horario tardío vivieron de la mano de sus jugadores cada lance del encuentro. El Cholo ha dado en la tecla.

Cuando se produjo en Navidad el cambio en el banquillo rojiblanco, el Atlético estaba a 14 puntos del tercero, el Valencia precisamente. Ahora, tras echar el cerrojo a su portería (no ha encajado ningún gol en los cinco encuentros con el argentino en el banquillo), se han conseguido 11 puntos de 15 posibles, lo que le sitúa empatado a puntos con el sexto clasificado, a dos de la zona Champions y a siete del citado Valencia. La mitad que cuando llegó el argentino.

Pese a la oportunidad perdida ayer, las sensaciones son muy positivas en el conjunto atlético. En un club tan convulso siempre, es difícil recordar la última vez que todos los estamentos (jugadores, técnicos, directiva y afición) se mostraron tan unidos y confiados en el proyecto. Ni siquiera lo logró Quique hasta bien avanzada su primera temporada y con los títulos ya a la vuelta de la esquina.

Ojo a este Atleti, donde se palpa que todo va a salir bien. La pasión del efecto Simeone ha llegado para quedarse, y a ver quién es el valiente que se atreve a frenarla.

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Ya a nadie le sorprende lo que pueda pasar en el Vicente Calderón. Si como dijo el sabio, el fútbol son estados de ánimo, desde que empezó 2012 la ribera del Manzanares acoge el más contundente de todos ellos: el entusiasmo. La sola figura de Diego Simeone ha conseguido que en una de las gradas más temidas por el frío invernal se consiga entrar en calor incluso en una primera parte de esas llamadas tácticas por profesionales y entendidos, pero conocidas comúnmente como pestiños por el gran público. O que, tras un empate sin goles, la gente se marche contenta con lo visto y mirando el futuro con confianza.

Diego Simeone