Por qué el Barcelona es un polvorín y las lecciones que Xavi se resiste a aprender

El Barcelona está viviendo una temporada para el olvido. El conjunto azulgrana acabará el curso en blanco, sin ser capaz de levantar ningún título y con más dudas que certezas. El equipo sigue sin tener claro a qué juega, el medio del campo es incapaz de llevar el ritmo de los encuentros, la defensa no es sólida y, por si fuera poco, Xavi Hernández sigue haciéndose trampas al solitario en cada rueda de prensa. Y, mientras tanto, los problemas estallan a su alrededor.

"En los cuatro partidos contra los dos rivales que están por encima de nosotros, hemos sido superiores, pero no se refleja en el resultado. Regalamos los partidos, es que lo regalamos. Nos pasa contra el Madrid, el Girona, el día del París", afirmaba Xavi en la rueda de prensa tras la derrota en Motilivi. O, dicho de otra manera, para el técnico azulgrana, su Barcelona mereció ganar esos cuatro encuentros y solo desconexiones en momentos puntuales les hacen perderlos.

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Albert Ortega. Barcelona

"Son errores puntuales, sobre todo a nivel individual. Creo que también es falta de madurez por la edad de algunos jugadores del equipo", argumentaba para explicar lo sucedido. Para Xavi, su equipo sale bien a los partidos, muestra buena cara y, entonces, comete una serie de errores que son penalizados hasta la derrota, a pesar de que son merecedores del triunfo. Pero lo cierto es que los tropiezos esconden mucho más que esa lectura superflua y sencilla.

En la primera vuelta, ante el Girona, Cancelo, Koundé en dos ocasiones y De Jong son los que fallan en los goles rivales. Este sábado, la remontada se inicia con un inexplicable pase atrás de Sergi Roberto. En el primer Clásico de Liga, la pasividad de Christensen e Iñigo Martínez permite los dos goles de Bellingham. En el Bernabeú, otro doble error de Cancelo, sumado a otro de Koundé -los tres sin cerrar el segundo palo-, facilitó la remontada blanca. Y no son precisamente juveniles...

El problema no es quién ni cómo falla, aunque Xavi insista en que es por la falta de experiencia de algunos jugadores, sino la manera de plantear los partidos. Muchos encuentros se ganan sabiendo defender; otros, buscando remontadas a la desesperada; y, en ocasiones, es mejor sumar un punto a perderlo todo por no saber conservar los resultados. Cada partido es un mundo y ahí falla Xavi, al tratar de jugar cada encuentro de la misma manera los 90 minutos.

El entrenador culé se equivoca en la lectura de los partidos y, sobre todo, en la manera de transmitir a sus jugadores lo que espera de ellos en cada fase de un encuentro. El Barça es un equipo a la deriva, sin guion de juego y a la espera de que las genialidades de Lamine Yamal y Lewandowski, más los milagros de Ter Stegen, les salven los puntos. No es una cuestión de falta de experiencia de los jugadores, sino de entendimiento de los partidos. Y el fallo empieza en el banquillo.

Y los líos extradeportivos

Xavi se mostraba tranquilo sobre su futuro, asegurando que "no habrá debate sobre mi continuidad", pero lo cierto es que se le empiezan a abrir diferentes frentes. El primero de ellos es Robert Lewandowski. Desde hace ya meses, el descontento del jugador por verse señalado en muchos partidos es evidente pero, ahora, el foco está puesto en su contrato. Y es que todo apunta a que el Barça quiere renegociar sus condiciones, que van al alza cada año, algo a lo que el polaco no está dispuesto.

Pero, por si fuera poco, el agente de Vítor Roque ha roto las hostilidades por la falta de minutos que está teniendo. El brasileño, por el que el Barça pagó 31 millones más 30 en variables, solo ha tenido 300 minutos en la temporada: "Tengo la certeza de que va a ser un gran jugador, pero si el Barça no lo deja... No sé si es el club, el entrenador o no sé lo que pasa internamente, pero tendremos que buscar otro camino". Más dinero tirado a la basura por los culés.

Caso distinto es el de Ronald Araújo y Frenkie de Jong. La directiva azulgrana considera que son dos jugadores que ya están amortizados a nivel deportivo y que es el momento de darles salida. Se considera que ambos dejarán importantes ingresos en las arcas y, además, se evitan pagar dos salarios altos, especialmente el del neerlandés. La maquinaria para darles salida ya ha comenzado. No ha acabado la temporada y el Barça ya es un polvorín.