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El Barcelona vuelve a jugar con un Real Madrid resignado ante la superioridad azulgrana
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LOS DE PEP JUEGAN A UN DEPORTE DISTINTO A LOS DE MOU, QUE BASARON SU FÚTBOL EN EL 'PATADÓN'

El Barcelona vuelve a jugar con un Real Madrid resignado ante la superioridad azulgrana

Real Madrid y Barcelona están a un mundo de distancia. No hay color. Dudarlo sería poner en solfa el buen gusto, el excelente fútbol y apuesta que

Foto: El Barcelona vuelve a jugar con un Real Madrid resignado ante la superioridad azulgrana
El Barcelona vuelve a jugar con un Real Madrid resignado ante la superioridad azulgrana

Real Madrid y Barcelona están a un mundo de distancia. No hay color. Dudarlo sería poner en solfa el buen gusto, el excelente fútbol y apuesta que los de Guardiola ponen en práctica en cada ocasión que disputan un partido de fútbol. El Real Madrid podrá ganar la Liga, pero lo hará desde la condición de un equipo inferior,situado varios escalones por debajo del azulgrana. Y el que no se lo crea que repase lo sucedido hasta este momento en la presente temporada. Tres visitas del Barcelona al Santiago Bernabéu y tras victorias del equipo azulgrana. Tres competiciones distintas, tres situaciones diversas, pero tres triunfos con buen juego y demostrando superioridad.

Mourinho y los suyos lo saben y son conscientes de que la única manera de intentar frenar a los azulgrana es fiarlo todo a la heroico como sucedió en la final de Copa. Es decir, aguantar y aprovechar una de las tres ocasiones que suelen tener ante el Barcelona. Es lo que hay. No tienen otra manera de meter mano al Barcelona. Sufren y también lo hacen unos aficionados cada vez más resignados ante lo que ven. Ayer muchos se fueron del Bernabéu tras el segundo gol y otros tantos reclamaron otros once jugadores, 'once juanitos' concretamente.

Lo que se desprende de los múltiples enfrentamientos entre los dos equipos es que, o bien hay muchos jugadores del Real Madrid que están sobrevalorados, como es el caso de Pepe (su actuación de ayer es para que la repase en vídeo, y sienta vergüenza de algunas de las acciones que cometió) Ronaldo, Higuaín, Coentrao... o que los azulgrana son los mejores sin discusión alguna. El Real Madrid no llega, no tiene argumentos relacionados con el fútbol para derrotar al Barcelona. Y lo saben en la zona noble de un Bernabéu, que no volverá a soportar una humillación más, un jugar al patadón que es lo que sucedió en la noche del miércoles.

Mourinho quiso sorprender. Y lo hizo con la alineación al dar la titularidad a Altintop, a un resucitado Carvalho, colocando a Higuaín, Ronaldo y Benzema en el once y a Pepe de mediocentro. El Real Madrid, por cierto, debería replantearse la continuidad del portugués en el equipo por sus constantes acciones antideportivas. Ayer volvió a cometer faltas duras, vio una amarilla por una fuerte entrada a Busquets, pegó un pisotón a Messi cuando el juego éste estaba en el suelo y simuló una agresión que no fue. El entrenador madridista quería más, repetir el inicio del partido de Liga y ordenó presionar a sus jugadores, buscaba encerrar al Barcelona, al que tal y como sucedió hace poco más de un mes, le costó entrar en el partido.

Los de Guardiola no se sentían cómodos con el aliento blanco en el cogote. El técnico madridista sabía que se la jugaba en esos minutos. Tenía que sorprender porque cuando el partido se tranquilizara el fútbol iba a estar de lado azulgrana. Lo sabía él y todo el estadio. Y la jugada le salió bien porque, utilizando la armas de la velocidad y la presión, Cristiano Ronaldo sacó petróleo de su potencia dejando atrás a un plano Dani Álves durante todo el partido y a un sorprendido Pinto, que nada pudo hacer para evitar que el portugués se convierta en su pesadilla.

El problema llegó tras el gol, cuando el Real Madrid en lugar de buscar el segundo tanto decidió guardar la ropa, dejar pasar los minutos, encerrarse descaradamente en su área y alrededores con una primera línea de cuatro y una segunda de cinco, en la que Ronaldo y Benzema estaban más pendientes de correr y defender que de intentar pensar en crear juego ofensivo. Ni se lo planteaban y eso es algo que el Bernabéu no perdona, pero son los propios jugadores del Real Madrid, los que se ven incapaces de derrotar al Barcelona dando buen trato de cariño a la pelota. Saben que la victoria blanca puede llegar tras aprovechar alguna ocasión y sufriendo durante el resto del partido. No hay otra. Y de esta manera plegaron velas a la vez que pusieron otras en todos los santos imaginables para que el equipo azulgrana no ejerciera la tiranía de partidos pasados.

El Barça se hizo con el partido antes de la primera media hora

En el minuto veinte el partido ya era azulgrana. Poco importaba que el marcador señalara ventaja blanca. Querían el partido y lo fueron a buscar. Ni la superpoblación del centro del campo medio ordenada por Mourinho y medio decidida por los jugadores, sirvieron para frenar el juego de toque de los de Guardiola. El argumento blanco pasó a ser el del patada a seguir y a que la cazara alguno de los tres que de vez en cuando pisaban el área de Pinto, lo que provocó algunas protestas de los aficionados blancos. El Barcelona buscaba la superioridad inclinando el campo hacia la banda izquierda de Iniesta, que una y otra vez buscaba a un Altintop al que el internacional español le hizo un roto tras otro. Xavi tenía espacio, metros suficientes para mover a sus jugadores. La atención blanca se centraba en Messi con Pepe y Lass, lo que provocaba que el cerebro azulgrana cosiera a su antojo.

El argentino dio el primer aviso en el minuto 26, pero un superlativo Casillas evitó el empate. A partir de ese momento sucesión de ocasiones azulgrana hasta que consiguió dar la vuelta al marcador. Larguero de Alexis, disparo ajustado de Cesc, larguero de Iniesta y así hasta que Puyol aprovechó que Pepe se dedicó a mirar en lugar de marcar a su hombre para lograr el empate. La cuerda aguantó hasta el minuto cuatro de la segunda parte, pero todo el Bernabéu sabía que en cualquier momento se iba a romper. Una vez más no había color. Bueno sí, el azulgrana.

La ambición de los de Guardiola no terminó con el empate. El entrenador quería seguir invicto y volver a ganar en su séptima visita al Bernabéu. Sus jugadores le dieron el gusto de buena gana, negociando con el balón jugadas precisas y preciosas, sin grandes ocasiones, eso sí, pero demostrando que hay un mundo entre uno y otro equipo. El gol de la victoria llegó tras una invención de Messi en forma de pase diabólico a Abidal, que ganando la espalda a Altintop acertó a batir a Casillas de tiro cruzado. Sentencia azulgrana, que a partir de ese minuto setenta y siete se dedicó a guardar la pelota ante el último arreón blanco, que llegó más por orgullo y coraje que por fútbol.

Ficha técnica:

1 - Real Madrid: Casillas; Altintop, Sergio Ramos, Carvalho, Coentrao; Pepe (Granero, m.80), Xabi Alonso, Lass (Özil, m.66); Higuaín (Callejón, m.66), Cristiano Ronaldo y Benzema.

2 - Barcelona: Pinto; Álves, Piqué, Puyol, Abidal; Busquets, Xavi (Thiago, m.86), Iniesta; Cesc (Cuenca, m.88), Messi y Alexis (Adriano, m.82).

Goles: 1-0, m.11: Cristiano. 1-1, m.49: Puyol. 1-2, m.76: Abidal.

Árbitro: Muñíz Fernández (comité asturiano). Amonestó a Pepe (17), Coentrao (60), Callejón (68) y Carvalho (87) por el Real Madrid; y a Piqué (20), Busquets (55) y Puyol (79) por el Barcelona.

Incidencias: encuentro de ida de los cuartos de final de Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, con la presencia de 83.500 espectadores.

Real Madrid y Barcelona están a un mundo de distancia. No hay color. Dudarlo sería poner en solfa el buen gusto, el excelente fútbol y apuesta que los de Guardiola ponen en práctica en cada ocasión que disputan un partido de fútbol. El Real Madrid podrá ganar la Liga, pero lo hará desde la condición de un equipo inferior,situado varios escalones por debajo del azulgrana. Y el que no se lo crea que repase lo sucedido hasta este momento en la presente temporada. Tres visitas del Barcelona al Santiago Bernabéu y tras victorias del equipo azulgrana. Tres competiciones distintas, tres situaciones diversas, pero tres triunfos con buen juego y demostrando superioridad.