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La transformación de Hamilton: del capullo a la mariposa
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EL PILOTO BRITÁNICO, EN PLENA EVOLUCIÓN PERSONAL TRAS SU SALIDA DE MCLAREN

La transformación de Hamilton: del capullo a la mariposa

En una de las fotografías aparece como un auténtico rapero. En la otra, sereno y relajado, con la mirada perdida en un amplio horizonte de montañas

Foto: La transformación de Hamilton: del capullo a la mariposa
La transformación de Hamilton: del capullo a la mariposa

En una de las fotografías aparece como un auténtico rapero. En la otra, sereno y relajado, con la mirada perdida en un amplio horizonte de montañas nevadas. Libertad total. Si el subconsciente habla sin palabras, el de Lewis Hamilton en Twitter refleja claramente su nuevo rumbo vital. Y detrás de la persona, irá también el piloto.

“Vengo de un lugar donde había un gran control, era un entorno totalmente controlado, donde tenías que hacer y decir aquello que se te indicaba”, confirmaba recientemente en Australia. Criado deportiva y humanamente en McLaren, a la sombra de su padre Anthony, Hamilton destila hoy aires de liberación. Kimi Raikkonen, Juan Pablo Montoya y Fernando Alonso (aquel dramático corte de pelo en su presentación de Valencia en 2007…) no soportaron mucho tiempo el yugo de la personalidad obsesivo-compulsiva de Ron Dennis -en sus propias palabras-, que alcanzaba hasta los más nimios detalles de un equipo que ni siquiera le permitía conservar sus trofeos, o que incluso un año seleccionaba los cascos que el mismo se diseñaba para conservarlos en la colección oficial de McLaren

"¿En qué están pensando?"

“No solo es que tenga más libertad, es que también tengo más tiempo libre”, explicaba el propio Hamilton, cuyo fichaje por Mercedes forma parte de esta evolución vital. “Aquí, mientras tienes que mantener tus valores y seguir siendo respetuoso y amable, todavía puedes ser quien quieres ser. Todo el mundo tiene sus propios gustos personales, pero creo que me puedo expresar mejor hoy en día, ser más yo mismo”. Una evolución que a buen seguro nos proporcionará nuevos matices en la personalidad impredecible, visceral, y contradictoria de un piloto absolutamente excepcional, que ha abandonado el capullo de McLaren para volar con libertad.  

En los últimos años, con sus intempestivas reacciones y actitudes dentro y fuera de la pista, Hamilton se antojaba un adolescente en proceso de rebeldía para romper la camisa de fuerza corporativa que le constreñía.  Hoy, esta liberación se está visualizando en el plano físico, sus nuevos tatuajes y espectaculares pendientes, el estilo de vestir, y hasta en su nueva mascota, el bulldog Roscoe, que también ha logrado un pase ‘personal’ del mismísimo Ecclestone. Y, por supuesto, en tantos alegatos de autoafirmación entre los que su nuevo avión es otro botón de muestra: “¿Por qué rojo? Porque en cada aeropuerto al que voy cada avión es de un aburrido blanco, o con esta triste línea marrón en la parte inferior. ¿En qué están pensando?”.

"Cuando voy a España, la gente generalmente me odia..."

“No os necesito chicos, al equipo, a mi madre…”, les decía a la prensa británica. “Soy el que soy, es algo importante en la vida de cada uno, tienes que ser aceptado por quién eres y estar orgulloso de quién eres, y es lo que estoy intentando hacer. Soy un extremista, o soy odiado, o querido”. Y como ejemplo de tal polarización y de esa falta de identidad propia de su inexperiencia cita su duelo con Alonso y la percepción derivada del mismo en nuestro país. “Desafortunadamente, cuando llegué a la Fórmula 1 decía cosas que significaban una cosa, y la gente las tomaba por otro lado. Aquello se queda en la memoria, y cuando voy a España, la gente generalmente me odia, bien por algo que dije cuando luchaba con Fernando, o por algo que dijo él, y no olvidan. Todo lo que puedes hacer es intentar cambiarlo lentamente”. 

Esto no ha hecho más que empezar. Si Mercedes quiere ampliar su base de mercado a un público más juvenil, puede encontrar un aliado extraordinario en el nuevo Lewis Hamilton. Pero está por ver hasta qué punto chocarán o no los intereses de una marca ‘premium’ con el estilo  ‘rapero' y temperamental del británico. Si en el políticamente correcto mundo de la Fórmula 1 no puedes con tu piloto, únete a él, como está demostrado Lotus como Kimi Raikkonen,  ejemplo de gestión de una personalidad singular. Con Hamilton a bordo, Mercedes afronta un gran desafío, no solo en la pista. Bien encauzado, ofrece un potencial espectacular.

Como Ayrton Senna

Definitivamente, nos encontramos ante un Hamilton de recorrido incierto y fascinante. Y de enormes  ambiciones, a tenor del espejo en el que se mira, “cuando hablo de grandeza, hablo de Senna… Las historias sobre cómo entraba en una sala, el aura que tenía, cómo la gente le percibía, cómo se comportaba, cómo inspiraba a la gente, a una nación… Esto es grandeza. Y esto es un sueño para cualquier piloto. No soy Ayrton Senna, tengo mi propia personalidad, pero espero tener algún día esa grandeza”. Que lo consiga o no, es otra historia, pero es evidente que Hamilton apunta muy alto en esta nueva etapa de su vida.

“La inexperiencia me ha llevado ser impaciente en el pasado, pero ahora soy más paciente y creo que esto llega con la edad. Tomas decisiones más sabias. Espero que esto tenga su impacto en mi pilotaje, en las decisiones que tomo en la pista”. Ojalá. Porque si Mercedes le ofrece el monoplaza a la altura de su increíble talento, con la enorme envergadura deportiva y personal de algunos de sus rivales, los próximos años en la Fórmula 1 serán apasionantes dentro y fuera de la pista. Y el nuevo Lewis Hamilton será muy responsable de ello.

En una de las fotografías aparece como un auténtico rapero. En la otra, sereno y relajado, con la mirada perdida en un amplio horizonte de montañas nevadas. Libertad total. Si el subconsciente habla sin palabras, el de Lewis Hamilton en Twitter refleja claramente su nuevo rumbo vital. Y detrás de la persona, irá también el piloto.