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Nacho Duato: "Es importante que le hayan bajado los humos al bipartidismo"
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Nacho Duato: "Es importante que le hayan bajado los humos al bipartidismo"

El bailarín y coreógrafo vuelve a España cinco años después de romper relaciones con la Compañía Nacional de Danza con 'La bella durmiente' y un programa triple del Staatsballett de Berlín

Foto: Nacho Duato en el Teatro Real (Efe)
Nacho Duato en el Teatro Real (Efe)

Cinco años han tenido que pasar para volver a ver una coreografía de Nacho Duato en España tras romper relaciones con el Ministerio de Cultura y la Compañía Nacional de Danza, que dirigió durante 20 años. Sereno, "orgulloso y feliz" y al frente desde el año pasado del Staatsballet de Berlín, regresa al Teatro Real con La bella durmiente, de Tchaikovsky (del 4 al 6 de septiembre) y un segundo programa contemporáneo con sus piezas White Darkness y Static Time y And the sky on that cloudy old day, de Marco Goecke (8 y 9 de septiembre).

El bailarín y coreógrafo asegura que venir a España y con un ballet clásico que nunca se ha visto de su mano le hace especial ilusión. La bella durmiente, que montó en el Teatro Mikhailovsky de San Petersburgo (que dirigió tras salir de España), costó 1,5 millones de euros y "es un clásico renovado para el siglo XXI. Más ligero y cercano". "El Ministerio me invitó a salir porque yo no hacía clásicos, pero es que se necesita una infraestructura que no se tiene aquí: de momento, un teatro, una orquesta, 60 bailarines como mínimo, de 8 a 10 sastras...", asegura. "Yo sabía que aquí no podía hacer eso por respeto a los clásicos".

Esa mentalidad tan cerrada de 'me siento español' es algo muy folclórico

Del segundo programa destaca Static Time, la primera pieza que ha creado en Berlín para hablar del duelo y la pérdida. "Son como fotografías, casi en blanco y negro. Me he arriesgado a hacer imágenes con menos movimientos. El público tiene que contemplar esos cuadros y los movimientos de escenografía y no tanto a los bailarines. Esa es la novedad", cuenta a El Confidencial. Aunque sí afirma, sin rencores ni rencillas ni el pasaporte español entre los dientes tras sus últimas declaraciones, que está dispuesto a que en España vuelva a verse su repertorio (que se fue consigo tras dejar la CND) siempre y cuando Cultura se lo pida formalmente.

P: El Ministerio de Culturo adujo para su salida al frente de la Compañía Nacional de Danza que no hacía clásicos. Ahora vuelve cinco años después con un clásico. Menuda paradoja.

R: Sí, lo es. Pero estoy muy ilusionado y muy contento de venir con el Staatsballett y de presentar un clásico que nunca se ha visto aquí en España. Creo que en Teatro Real nunca se ha bailado La bella durmiente. Nunca se ha visto aquí un clásico firmado por mí. Y me apetece mucho que la gente vea mi otro lado.

P: No había tocado los ballets clásicos hasta que llegó, tras salir de la CND, al Teatro Mikhaolovsky de San Petersburgo (2010-2014). ¿Era irresistible hacerlo en la cuna del ballet clásico? ¿Cómo ha sido el reencuentro?

R: Ya me extrañó que me llamaran del Mikhaolovsky para dirigir la compañía, pero también querían modernizarla, renovarla y darle otra imagen. Y lo hice. La verdad es que yo por mi propio pie no hubiera hecho La bella durmiente, pero el director general me lo pidió y accedí. Y estoy muy contento de que me lo haya pedido. Me divertí mucho y fui muy despacito porque es una enorme producción con muchísimos bailarines, muchas escenas, mucho cambio de vestuario, de luces, muchos personajes… Es de los clásicos más grandes que hay. Empezar por ahí es un poco locura, pero me planteé que lo hacía allí o no lo hacía nunca. Me sentí arropado por los bailarines, tenía un teatro precioso, una orquesta que suena muy bien, el dinero para hacer una gran producción… porque yo dije que si hacía La bella tenía que ser la más bella que haya existido (risas). Hacerlo en estas condiciones aquí era imposible. Es como cuando Alejandro Amenábar, después de hacer Tesis, se pone a hacer Ágora. Algo así.

P: Y se reencontró tanto con el clásico que después hizo El Cascanueces y creo que La Cenicienta está en proyecto.

R: Le he cogido gusto sí, pero por ahora La bella durmiente y El Cascanueces. La Cenicienta está ahí, pero no creo que la haga.

Si los catalanes quieren decidir, tendrán que poder decidir

P: Aterrizar en Rusia y en Alemania, dos países donde la danza tiene esa tradición y el respeto de las instituciones y del público, debe ser llamativo respecto a España.

R: El público aquí tiene mucho respeto por la danza y le gustaría ver más danza. Quizás las instituciones tampoco tengan los medios para apoyarla todo lo que quisieran. No lo sé. Pero esto no pasa en danza sino en general. Si te fijas, hay pocos teatros con compañía propia de ópera, con orquesta propia, con compañía propia de danza o de teatro como la Royal Shakespeare o La Comédie Française. No sólo pasa en danza. Es general.

P: Sí, con la cultura en general. Usted lo ha vivido en primera persona, además.

R: Lo he vivido y ahora se está agravando con la crisis y se está recortando muchísimo. La danza es un lujo. Se puede vivir danza y sin compañías de ballet. Si hay que recortar entiendo que se recorte en danza antes que en sanidad o educación, pero aquí se ha recortado en todo. Eso es lo malo. Y el IVA que han impuesto, comparado con el del resto de Europa, es una animalada. La verdad es que no tengo respuesta a esto. No creo que sólo sea culpa de los políticos, no sé si va con el carácter o viene de los años, quizás desde Isabel la Católica… (risas) Es verdad que siempre se puede reclamar más apoyo a las instituciones, desde luego. Y más cuando ves que sólo la ciudad de Berlín se gasta más que el Ministerio de Cultura en danza en toda España.

P: La danza siempre ha sido la hermana pobre de la cultura en España.

R. Sí. La Cenicienta y por eso no la voy a hacer, porque ya lo he sido yo (risas).

placeholder 'Static Time', la primera coreografía de Duato para el Staatsballett (Fernando Marcos)
'Static Time', la primera coreografía de Duato para el Staatsballett (Fernando Marcos)

P: Cuando se fue de la CND se llevó los derechos de todas sus obras, pero ahora deja una puerta abierta para que se puedan volver a montar sus coreografías en España (además del Ballet de Carmen Roche o el Conservatorio Superior María de Ávila a las que sí se las cede). ¿Qué ha cambiado ahora?

R: Creo que estaría bien retomar el contacto por el público. Estos años que vengo y paseo por la calle, me doy cuenta -yo creía que se habían olvidado de mí- de que la gente te saluda, te pregunta dónde estás y te dice que vengas. Y pienso ¿por qué no? No voy a fijarme en mí y en el Ministerio y la Compañía y en las tensiones que haya podido haber o que existan todavía porque, al fin y al cabo, si haces el trabajo es para la gente. Y estaría bonito que la gente pudiese volver a ver mi trabajo de forma más regular.

P: ¿De qué dependería? ¿Un acercamiento por parte del ministerio?

R: Yo creo que sí. Hay que guardar ciertas formas. No puede ser una invitación normal y corriente porque nuestra relación no se ha normalizado todavía.

placeholder Entrevista con Nacho Duato.
Entrevista con Nacho Duato.

P: La entrevista que concedió a la agencia Efe en la que afirmaba que no te sentías español trajo mucha cola y levantó muchas ampollas (y comentarios). ¿Hay rencor hacia ti?

R: Sí. Noto rencor y envidia y que lo puedas decir desde cierta altura, desde el Staatsballett… Mi pasaporte pone español, por supuesto, pero es que es una pregunta tan tonta. Es como si me preguntan si me siento gay. Pues no, me siento un hombre y un ser humano. O si te pregunto si te sientes mujer. Pues no, te sientes una persona. Los dos andamos, comemos, pensamos… Quizás cuando vas al baño o te compras una falda sí, pero el resto del día somos iguales. Español no me siento cuando voy por la calle. Me siento mediterráneo. He llevado la bandera de España y del ministerio por todo el mundo y, sobre todo, cuando hablo español o leo El Quijote me siento muy español, pero esa mentalidad tan cerrada de 'me siento español' es algo muy folclórico.

P: También se habló, al hilo de esta declaración, del rencor que siente Nacho Duato. ¿Existe?

R: ¿Yo? ¡Para nada! No me siento español, pero si fuese alemán tampoco me sentiría alemán. Soy una persona, ya sé que es un sueño, pero me gustaría que no existieran las fronteras ni los pasaportes ni las banderas con el yugo, las flechas, los osos, los leones, los símbolos del poder, del oro y la sangre derramada. Por eso digo que me gusta la bandera gitana, porque es el cielo y la tierra. Es el azul y el verde: el cielo para soñar y la tierra para cuidarla y respetarla. Y lo demás me importa tres pepinos.

placeholder 'La bella durmiente', de Nacho Duato (Reuters)
'La bella durmiente', de Nacho Duato (Reuters)

P: ¿Cómo ve el maremágnum político que está viviendo España?

R: Es muy sano que haya pasado lo que está pasando. No creo que se vayan a cargar el bipartidismo, pero es importante que le hayan bajado los humos a estos de la derecha... y a los de la izquierda, que les hayan bajado los humos al bipartidismo. Les han cambiado hasta la forma de vestir, por ejemplo, (risas) y les han quitado el plasma (risas).

P: ¿Y la corrupción?

R: Desde fuera se ve muy mal y en Alemania algo así no se podría ni pensar. Estaría fuera la mitad del Gobierno ya. ¿Te imaginas a Merkel escribiendo un sé fuerte [lo dice en alemán]? Imposible. Eso es tremendo. Y no sólo es en mi tierra, que sólo se habla de Bárcenas. Es también en Andalucía, Pujol y Mas en Barcelona...

P: Ya que habla de Barcelona, ¿cómo ve la situación de Cataluña con las elecciones a la vuelta de la esquina?

R: Pues a mí no me gustan las fronteras ni las banderas así que la situación de Cataluña me resulta muy extraña. Pero, a la vez, si los catalanes quieren decidir, tendrán que poder decidir. Quizás tendría que hablar catalán y saber si me gusta tanto. En Valencia, por lo visto, no es tan importante el valenciá. Creo que habrá que dejarles decidir. Hay otros países que han sufrido esas independencias y se sigue adelante y no pasa nada.

Me gusta Alberto Garzón porque veo que habla desde el corazón y no es de partido

P: Ha dicho que le gusta Alberto Garzón. ¿Qué ve en él?

R: Me gusta Alberto Garzón porque veo que habla desde el corazón y no es de partido, creo yo. Por eso le gustaría juntarse con los otros, pero lo va a tener complicado porque tiene a todos los que se quieren sentar en el sillón y no lo quieren soltar.

P: ¿Será Berlín y el Staatsballett su última parada? ¿Qué ha encontrado allí?

R: El Staatsballett será la última compañía que dirijo, ya estoy muy cansado de dirigir. Es muy duro el día a día con los bailarines, los técnicos, los políticos… Y Berlín es una ciudad maravillosa, civilizada, muy civilizada. Al principio te choca porque parece que te ponen trabas, pero la civilización y las normas son muy importantes. Como te he dicho antes del repertorio: si quieren que me llamen y me lo pongan por escrito. Ese tipo de cosas, que aquí nos saltamos a la torera, son importantes y es bonito de de ver. Además es muy tolerante. Merkel es ahora a quien tenemos mucho odio en todos lados, pero hay que ponerse en los dos lados. Hay que ser más tolerante.

Cinco años han tenido que pasar para volver a ver una coreografía de Nacho Duato en España tras romper relaciones con el Ministerio de Cultura y la Compañía Nacional de Danza, que dirigió durante 20 años. Sereno, "orgulloso y feliz" y al frente desde el año pasado del Staatsballet de Berlín, regresa al Teatro Real con La bella durmiente, de Tchaikovsky (del 4 al 6 de septiembre) y un segundo programa contemporáneo con sus piezas White Darkness y Static Time y And the sky on that cloudy old day, de Marco Goecke (8 y 9 de septiembre).

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