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El inmortal del cine francés vuelve a la carga en Berlín
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alain resnais presenta su último filme

El inmortal del cine francés vuelve a la carga en Berlín

Alain Resnais, nonagenario mito de la nouvelle vague, presenta su nuevo filme en la Berlinale. Dominik Graf se apunta a la lista de favoritos

Foto: Fotograma del nuevo filme de Alain Resnais
Fotograma del nuevo filme de Alain Resnais

Dos cineastas veteranos, el francés Alain Resnais y el alemán Dominik Graf, acapararon la atención de la Berlinale en las últimas horas. En Aimer, boire et chanter, Resnais pone en pantalla una obra del dramaturgo inglés Alan Ayckbourn. Se trata de un artefacto que no esconde su raíz teatral, todo lo contrario. Los escenarios son de cartón piedra, las interpretaciones expresivas y humorísticas, prevalecen los diálogos sobre las acciones. Además, los cambios temporales se indican mediante rótulos, a la manera del cine mudo, y unos dibujos de comic introducen cada escena.

Toda la trama gira en torno a un personaje que nunca se nos muestra pero del que escuchamos hablar continuamente, George Riley, un tipo carismático, aventurero, de un atractivo irresistible para mujeres de cualquier edad y condición. Cuando le diagnostican un cáncer que acabará con su vida en pocos meses, sus amigos deciden acompañarle durante ese tiempo, procurando que el trance se convierta en algo lo más cercano a una despedida feliz.

El film muestra a tres parejas adultas (entre ellas la formada por la ex mujer de Riley y su nuevo marido) y sus diferentes maneras de afrontar la situación. Pronto afloran elementos clásicos de la comedia de enredos: los celos, las inseguridades, los equívocos, los deseos ocultos, los secretos del pasado. Vida y representación se funden hasta permanecer indivisibles.

Resnais cumplió el pasado mes de junio 91 años. Su película es una celebración de la vida que apuesta por la importancia del presente quitando hierro a la muerte. Para ello se rodea de algunos de sus actores predilectos: Sabine Azéma, Sandrine Kiberlain, Caroline Silhol, André Dussollier, Hippolyte Girardot y Michel Vuillermoz. Una magnifica troupe que ayuda a generar la impresión familiar que recorre la cinta.

Lejos quedan aquellas obras iniciales y rupturistas que contribuyeron a impulsar la Nouvelle vague, como las célebres Hiroshima mon amour (1959) y El año pasado en Marienbad (1961). El Resnais actual disfruta construyendo pequeños divertimentos teatrales que tratan asuntos capitales con un tono ligero. Esa era también la estrategia de sus recientes Asuntos privados en lugares públicos (2006) y Vous n'avez encore rien vu (2012), aunque Aimer, boire et chanter es todavía más despojada y liviana, podríamos decir que demasiado incluso.

El director sigue conservando un excelente sentido del tiempo cinematográfico, el ritmo se mantiene firme durante todo el film, pero el interés de su historia queda mermado por un amaneramiento y una levedad que terminan por resultar excesivamente superficiales. Para ser disfrutada, la película necesita un espectador dispuesto a entrar en su juego, pero también sería justo indicar que a lo largo de su carrera Resnais ha planteado retos mucho más atractivos y apasionantes.

Uno de los films más señalados hasta el momento de la sección oficial es Beloved Sisters, dirigida por Dominik Graf, uno de los cineastas más interesantes de Alemania que, misteriosa e injustamente, apenas es conocido en el exterior (ninguno de sus trabajos ha sido estrenado en España). Graf nos lleva hasta el Weimar de 1788. Era el tiempo y el lugar en el que escritores como Goethe y Friedrich Schiller pretendían cambiar el rumbo del arte alemán, inyectando referencias más luminosas y trascendentes procedentes de Italia. Schiller es, de hecho, una de las piezas clave de la obra. Su encuentro con dos hermanas, la visceral Carolina (casada con un hombre al que no ama para lograr la supervivencia de su familia) y la tímida Charlotte. El poeta se casará con ésta última, aunque sus deseos hacia Carolina conducirán a un triángulo sentimental que, pese a ser aceptado inicialmente por todas las partes, dará lugar a un torrente de recelos y dolor.

En su primera parte, Graf plantea un esquema romántico, atento a los estímulos de la naturaleza (la energía de las olas, la eclosión de la primavera), al poder del paisaje, al impacto de la luz en las emociones. La obra entra paulatinamente en el territorio de las sombras, se enclaustra en los interiores, representando ese triángulo pasional como una cárcel. El equilibrio entre razón y sentimiento que Schiller defendía en sus obras es inalcanzable en la realidad. La película desmonta al poeta: insiste en el valor imparable de las pasiones, en las tragedias que irremisiblemente deparan.

Beloved Sisters ofrece un intenso diálogo con la Historia y el arte, alcanzando una dimensión emocional soberbia y compleja.

Dos cineastas veteranos, el francés Alain Resnais y el alemán Dominik Graf, acapararon la atención de la Berlinale en las últimas horas. En Aimer, boire et chanter, Resnais pone en pantalla una obra del dramaturgo inglés Alan Ayckbourn. Se trata de un artefacto que no esconde su raíz teatral, todo lo contrario. Los escenarios son de cartón piedra, las interpretaciones expresivas y humorísticas, prevalecen los diálogos sobre las acciones. Además, los cambios temporales se indican mediante rótulos, a la manera del cine mudo, y unos dibujos de comic introducen cada escena.

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