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Clooney contra Hitler, pelea por amor al arte
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reparto de lujo para la ii Guerra Mundial

Clooney contra Hitler, pelea por amor al arte

Un grupo de especialistas en arte fueron reclutados por el ejército norteamericano para rescatar el arte robado por los nazis. Clooney nos lo recuerda

Foto: John Goodman, George Clooney, Jean Dujardin y Matt Damon, presentan 'The Monuments Men'. (REUTERS)
John Goodman, George Clooney, Jean Dujardin y Matt Damon, presentan 'The Monuments Men'. (REUTERS)

Si en la jornada inaugural Wes Anderson nos llevaba hasta los años treinta con su intransferible enfoque, los siguientes trabajos presentados en Berlín han continuado mirando al pasado. Aunque cueste creerlo, la Segunda Guerra Mundial todavía esconde relatos que merecen ser contados. En su ensayo The Monuments Men, el escritor Robert M. Edsel rescataba del olvido un episodio inédito y apasionante que ha servido como punto de partida para la nueva película dirigida por George Clooney. Un grupo de especialistas en arte fueron reclutados por el ejército norteamericano para rescatar el mayor número posible de esculturas y pinturas robadas por los nazis con el fin de devolvérselas a sus propietarios.

Hitler acumulaba obras maestras, sobre todo procedentes de Francia, para cumplir uno de sus grandes sueños: constituir un museo colosal que albergase el mejor arte del mundo. Los miembros de este peculiar batallón, además de aplicar sus conocimientos académicos, tendrán que situarse en primera línea del frente y poner en riesgo sus vidas para lograr su objetivo. La película plantea explícitamente un dilema sugerente: ¿qué vale más, la existencia de un individuo (que será irremediablemente perecedera) o la supervivencia de una obra de arte (que formará parte de un legado cultural eterno)?

Clooney intenta proponer un filme de entretenimiento con trasfondo pero su enfoque es excesivamente simple. Tampoco beneficia el discurso chauvinista que atraviesa continuamente la película. En este sentido, Clooney afirmó durante la rueda de prensa que su propósito “no era tanto hacer un filme patriótico, sino hablar de un excepcional grupo de personas que hicieron algo nuevo en la historia de la guerra". "El vencedor no se quedó con el botín, sino que lo devolvió. Ese relato me pareció extraordinario”. El estadounidense también reconoció quetuvo que convencer a las productoras de que apostaran por una historia así, porque"no es fácil hacer una película sobre arte".

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Clooney, productor, guionista y director del film, se reserva además el papel principal. En su aventura le acompañan entre otros Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Cate Blanchett y Bob Balaban. Un reparto de lujo que, desafortunadamente, encarnan unos personajes sin apenas relieve.

El mayor problema de la película es probablemente su exceso de ambición. La trama integra comedia, reflexión histórica e incluso algún tinte de romance, todo ello en el contexto bélico. Sin embargo, ninguno de estos elementos encaja con solidez, algo que sí ocurría en Malditos bastardos de Quentin Tarantino, film que viene de forma inevitable a la memoria durante el visionado de The Monuments Men.

Palabras mayores

La decepción deparada por Clooney se compensó con ’71, ópera prima de Yann Demange, una lúcida y descarnada aproximación al conflicto de Irlanda del Norte. Su protagonista, el joven soldado británico Gary Hook, es destinado a Belfast en 1971 para colaborar con los protestantes y luchar contra el terrorismo del IRA. El cuerpo del filme se concentra en apenas 12 horas de la vida del militar. Un tiempo reducido, pero que difícilmente podría ser más intenso.

Después de presenciar el asesinato a quemarropa de uno de sus compañeros de batallón, Hook es perseguido por un grupo de jóvenes católicos. Tras librarse milagrosamente de ellos, pasa a manos de un grupo paramilitar protestante en el que participa un oficial británico. La explosión accidental de una bomba en un pub provocará que Hook vuelva a territorio enemigo y a perder las riendas de su destino. Lo cierto es que, como le dice el médico católico que se convertirá en su salvador, el soldado no es más que un trozo de carne para su gobierno, otra víctima más de la contienda.

Demange logra transmitir la ebullición de las calles de Belfast en uno de los períodos más violentos del conflicto, y lo hace sin tomar partido por ningún bando. De hecho, todos ellos (el ejército británico y los paramilitares católicos y protestantes) quedan retratados como agitadores de la situación y responsables del problema. 71’ representa el pasado reciente del Ulster como un “todos contra todos” en el que cada uno se agrede además a sí mismo.

En su estética se funden el realismo inglés de los setenta con un tratamiento extremadamente dinámico del montaje que recuerda a la Kathryn Bigelow de Zero Dark Thirty. En cuanto a su relación con otras películas sobre el mismo tema, Demange se encuentra más cerca de Elephant de Alan Clarke (influencia fundamental del film homónimo de Gus van Sant que se llevó la Palma de Oro de Cannes en 2003) que de las obras de Paul Greengrass o Jim Sheridan. Además de una notable aproximación al género de acción, ’71 es sin duda una de las contribuciones cinematográficas más duras y políticamente sugerentes sobre el conflicto norirlandés.

Si en la jornada inaugural Wes Anderson nos llevaba hasta los años treinta con su intransferible enfoque, los siguientes trabajos presentados en Berlín han continuado mirando al pasado. Aunque cueste creerlo, la Segunda Guerra Mundial todavía esconde relatos que merecen ser contados. En su ensayo The Monuments Men, el escritor Robert M. Edsel rescataba del olvido un episodio inédito y apasionante que ha servido como punto de partida para la nueva película dirigida por George Clooney. Un grupo de especialistas en arte fueron reclutados por el ejército norteamericano para rescatar el mayor número posible de esculturas y pinturas robadas por los nazis con el fin de devolvérselas a sus propietarios.

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